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Todavía hay algo peor que la usura


TRIBUNA: DANIEL GAVELA

Todavía hay algo peor que la usura

Los dictados de Bruselas, Berlín o Fráncfort no han logrado devolver la confianza. Al contrario, solo han servido para extender el incendio financiero a un número creciente de miembros del mercado del euro

ELPAIS.COM

Hubo un tiempo no lejano en el que deber era casi una deshonra, pero en la reputación social había algo todavía peor, que era ser prestamista.

Tenía su lógica: aquella España valoraba el sudor y el trabajo por encima de cualquier otra cosa, y la gente veía que el dinero ni sudaba ni trabajaba, aunque engordaba a su señor.

Si fuera posible abstraerse de cualquier tipo de consideración ética, habría que reconocer que la mecánica de la usura era al menos de una eficacia implacable, una ecuación equivalente, porque la peor opción del deudor se convertía en la mejor para el acreedor, que traducía en acumulación de riqueza la falta de liquidez ajena.

Quienes han conducido a esta debacle económica y moral se ofrecen como la solución

¿Están pagando los prestamistas incompetentes y los malversadores del dinero ajeno?

Atendiendo a la marcha de los acontecimientos y prescindiendo asimismo de cualquier otra consideración, cabría preguntarse si la usura especulativa de los mercados está sirviendo a sus propios intereses.

Otro tanto se podría decir de la sucesión de medias respuestas que la crisis ha merecido y sigue mereciendo por parte de las autoridades políticas y monetarias europeas.

No es temerario concluir que la gestión ha sido de una ineficacia contumaz y germánica, viendo cómo un problema de solvencia, surgido en un país menor como Grecia -cuyo peso es tan solo el 2,8% de la economía europea- ha llegado a convertirse en una amenaza para la economía mundial.

Los dictados de Bruselas, de Berlín o de Fráncfort no solo no han servido hasta hoy para devolver confianza en los países que la han perdido, sino que han logrado extender el incendio financiero a un número creciente de miembros del mercado del euro; les han infligido un daño cierto, al cercenar sus posibilidades de crecimiento por años y, lo que es peor, han sembrado dudas sobre el futuro mismo del euro, a la vez que apean a Europa como actor principal en las relaciones internacionales, una vez evidenciada su incapacidad para resolver sus propios problemas.

Después de dos décadas gloriosas en las que si no debías no eras nadie en el mundo de los negocios, y si no invertías en bienes inmobiliarios -los necesitaras o no- eras el tonto del vecindario, hemos regresado al punto en el que deber te devuelve a lo más bajo de la escala mundial, sin que los prestamistas o acreedores hayan hecho nada para mejorar su reputación, más bien al contrario.

Sobre los países deudores han caído todos los estigmas reservados a quienes eran sujetos de reformatorio: es decir, vagos, improductivos, maleantes, manirrotos, insolventes, PIGS en definitiva, con doble «I», para incluir a Italia.

Aunque, a decir verdad, al tratamiento se le ha subido la dosis: la prescripción facultativa ya no se para en reformas, sino que exige reestructuraciones. ¿Cuál es la diferencia?

Podríamos decir que reformar es una mezcla de sacrificios, ajustes finos y buenas intenciones, mientras que en una reestructuración los pacientes son llevados a la sala de operaciones como a una unidad de despiece.

El problema estriba en si, llegando al hueso, descubrimos que el paciente no lleva cambio. Es decir, que no va a pagar sencillamente porque no puede. Lo hemos dejado sin resuello.

Los Gobiernos de Portugal, Grecia, España e Italia se han dejado reestructurar por arriba y por abajo, se aplican a la reducción de sus déficits presupuestarios y se disponen a abordar cambios estructurales.

España ha modernizado su economía en varias oleadas, desde los años finales del franquismo hasta hoy, y necesita cambios profundos en su mentalidad y en su estructura productiva para seguir siendo competitiva en el mundo, pero esta crisis se ha gestado más fuera que dentro y se está agravando tanto o más por la gestión externa que por lo que aquí se haga o se deje de hacer, y el futuro presidente, Mariano Rajoy, ya ha dejado claro que no faltará el concurso de España a la solución de la crisis.

En este trance procede preguntarse si además de reestructurar países y empresas, no convendría también pensar en reestructurar deuda o, al menos, en darle liquidez al sistema financiero, como solicitan un número creciente de especialistas y la propia Comisión Europea, para frenar el huracán especulativo cuando apenas queda tiempo para evitar que las economías enfermas desemboquen en el rigor mortis de una recesión europea o mundial.

Habiendo alcanzado ya el borde del precipicio, es la hora de mirar hacia los acreedores y hacia las autoridades que tienen la responsabilidad de inyectar circulante al mercado para poner fin a esta crisis que no para de engordar.

Ya que no hay deuda sin el crédito correspondiente, en la formación de todo préstamo concurren dos voluntades y dos responsabilidades, la del que da y la del que toma, y no hace falta invocar ninguna ley para entenderlo. No hay discusión posible: contra el vicio de pedir, está la virtud de no dar, como dice la vieja receta.

Si los Gobiernos o las empresas han podido actuar irresponsablemente, malversando el dinero del contribuyente o del accionista, o tomando prestado más dinero del que estaban en condiciones de devolver, es legítimo exigirles cuentas por ello y es un acto de coherencia democrática que los gobernantes asuman sus errores y actúen en consecuencia.

Pero no cabe exigir menos a quienes, a la vista de los resultados, fueron unos custodios irresponsables, frívolos, y en muchos casos fraudulentos, del dinero que les fue confiado de buena fe por los ahorradores.

Dinero que ellos prestaron -a la vista está- a empresas que no estaban en condiciones de devolverlo en cuanto cambiara el viento; con el que alimentaron burbujas cuyo estallido no tenía otra incertidumbre que la de la fecha del comienzo; y con el que engordaron deudas soberanas a mayor gloria de la demagogia política.

Sabemos qué mueve a los gobernantes emprendedores de las obras tan fastuosas como inútiles e inspiradores de las políticas de pañal: la búsqueda de votos y la perpetuación en el poder. ¿Debemos pensar que quienes inundaron el mercado de productos tóxicosbuscaban otra cosa que el cobro de sus bonos de escándalo, confundiendo, tal vez, el tamaño de sus recompensas con la superioridad del capitalismo financiero?

Los políticos ya están pagando la factura de sus errores en derrotas electorales, sufriendo golpes de Estado extramuros como acabamos de ver en Grecia e Italia, o viéndose arrastrados a la adopción de medidas que no son de su agrado, aunque, en verdad, quienes las sufren son los ciudadanos.

Ahora bien, ¿qué cuentas están dispuestos a pagar los prestamistas incompetentes o los malversadores del dinero ajeno?

¿No es esta una crisis financiera en su nacimiento, en su curso medio y en su desembocadura, que a su paso arrasa cuanto alcanza: tejido empresarial, empleo, bienestar, y, en definitiva, la perspectiva de un mundo mejor para una generación que creyó en la preparación y en la meritocracia?

Demasiado destrozo para que solo Madoff responda por ello en su doble papel de víctima y verdugo, mientras quienes han conducido al mundo a esta debacle económica y moral se ofrecen como la solución. El usurero de antaño tenía al menos dos virtudes: no se atrevía a tanto y sabía de lo suyo.

Es obvio que naufragamos, pero a diferencia del hundimiento del Titanic, tal vez porque no hay partitura ni director de orquesta y los músicos son unos impostores, no habrá música en este funeral.

La pregunta que tendríamos que hacernos es cómo es posible que nuestras vidas, nuestras haciendas, nuestras inquietudes, nuestras aspiraciones, hayan caído en manos tan irresponsables.

Y la tragedia es pensar en lo poco que se puede hacer por evitarlo, porque el mercado no solo se ha quedado con nuestro dinero, el que lo tenga, sino que está consumando el secuestro del poder democrático.

Daniel Gavela es periodista.

El precio de enfrentarse al poder de la Banca


El precio de enfrentarse al poder de la Banca

16 Junio 2011 | Categorías: Noticias ATTAC |

José Luis Burgos – ATTAC Acordem.

Piensas que estas cosas únicamente se ven en el cine, que todo esto es pura ficción cinematográfica, para darle emoción al argumento de un buen número de actores en una película. Pero un buen día te das cuenta que no es así. La realidad supera a la ficción y, como si de una pesadilla se tratara, acabas de encarnar uno de los personajes protagonistas de tu propia serie.

En los últimos días hemos sido amenazados de muerte mi familia y yo. ¿Quién ha sido el autor de la amenaza? Desconocemos el autor y la procedencia de esta amenaza, pero el mensaje que nos han dejado está claro: SR. BURGOS, SI PERSISTE EN SU INTENCIÓN DE LLEVAR A CABO EL DOCUMENTAL Y LAS PROTESTAS ANTE LAS OFICINAS DEL BANCO SANTANDER, ESTARÁ PONIENDO EN RIESGO LA VIDA DE SU FAMILIA Y LA SUYA PERSONAL. ¡QUEDA USTED ADVERTIDO!

Hemos presentado una denuncia ante la Dirección General de la Policía, Departamento de Interior de la Generalitat de Catalunya, y hemos solicitado el amparo de la Fiscalía Provincial de Barcelona, para que haga un seguimiento del caso.

Todo esto coincide con la gira que estoy llevando a cabo por distintas ciudades españolas, denunciando los abusos y tiranía de la banca ante las puertas de las oficinas principales del Banco Santander, en cada una de esas ciudades. Durante mi recorrido, estamos elaborando un documental donde se recogen distintos casos de víctimas estafadas por la banca, entre los que se encuentran un buen número de casos del Banco Santander. Presuntos delitos de blanqueo de capital, utilizando cuentas y datos de clientes, sin ellos saberlo. Falsificación de firmas para quedarse con importantes cantidades de dinero procedente de herencias familiares. Apropiación indebida de fondos tras incumplimientos contractuales.

Estafas de grandes cantidades a familias humildes que poseen un conocimiento financiero nulo, donde se les han realizado, sin ellos saberlo, operaciones de inversión en productos de alto riesgo y han perdido su dinero.

Personas que permanecen en un estado vegetativo desde hace ya varios años, y que pueden estar próximos a perder sus vidas por no poderse someter a tratamientos médicos regenerativos de alto coste en clínicas privadas, porque el Santander se ha quedado con todo su dinero y no se lo devuelve ni implorándoles de rodillas. Chantajes, amenazas, acosos… ¡Vaya, un repertorio delictivo de lo más completo!

En paralelo también a ésta amenaza de muerte, han aparecido en Internet graves acusaciones hacia mi persona y oscuras maniobras que pretenden desacreditar por completo la lucha que estoy llevando a cabo desde hace ya mucho tiempo contra la banca y, en especial, contra el Banco Santander:

Debo manifestar respecto a este último capítulo, que la inmensa mayoría de datos que se proporcionan en ese artículo son ABSOLUTAMENTE FALSOS, si bien las personas que han elaborado toda esta trama han tomado como base los nombres de alguna de las empresas que formaban parte de mi antigua actividad profesional, la cual me vi obligado a abandonar debido a la fuerte depresión en la que caí cuando me diagnosticaron el nuevo estado de mi columna vertebral, que acabó más tarde dejándome, hace ya 3 años, en una silla de ruedas.

La actividad desempeñada durante 17 años, situó a mi despacho y las distintas empresas que lo formaban en un referente del mercado de la formación empresarial y profesional en toda Cataluña y fuera de ella, convirtiéndose en una de las firmas de mayor prestigio profesional. Todo ello construido desde cero y con una trayectoria inmaculada de trabajo y esfuerzo personal, de la que pueden dar fe cerca de 3.000 empresas formadas y más de trescientos profesionales de máximo prestigio que impartían esa formación, además de entidades y organismos públicos que prestaban su apoyo y colaboración.

Hasta ahí el trabajo y resultado de mi trayectoria, hasta vender mi despacho. Lo que se pueda haber hecho posteriormente con esas empresas, por parte de los nuevos propietarios, ya no es cosa mía, “las sociedades mercantiles poseen personalidad jurídica propia, independientemente de las personas que la constituyan o hayan constituido”.

En cualquier caso, me consta que las empresas que yo vendí siguen gozando de una imagen intachable y funcionando correctamente. Se proporciona en ese artículo el nombre de empresas y actividades que no conozco y de las que nunca he sido propietario, así como datos e informaciones que no corresponden a ninguna realidad que yo haya vivido.

Se tergiversa la realidad dando a entender que vivo en una especie de mansión señorial, cuando en realidad es una vivienda con una antigüedad de 200 años que hemos rehabilitado para poder vivir en ella, y cubierto toda su fachada de piedra de aspecto antiguo, ya que la vivienda se encuentra en un entorno antiguo y el ayuntamiento no nos permitió poner ciertos materiales. Un “palacete” de 210 metros cuadrados con baño y dormitorio adaptados, rampas interiores y montacargas que facilitan la movilidad… Vaya, que al margen de desacreditarme, ésta chusma cree que de esa forma me van a poder robar mi casa.

Con respecto a mi “escabrosa actividad pornográfica” deciros que, efectivamente, ese dominio de nenablue.com es mío en propiedad, lo registré yo mismo, al igual que algún otro, para ofrecer a las empresas que formábamos una línea de servicios para la celebración de congresos y, cursos a medida para el personal de las mismas, celebrados fuera de sus instalaciones. Ese dominio nunca llegó a ver la luz con esa actividad, ya que ese proyecto y otros no se llevaron a cabo debido al empeoramiento de mi salud.

El dominio nenablue.com lo cedí hace ya años a un buen amigo de Madrid que es webmaster, sabía perfectamente que el dominio estaba funcionando en una página de contenido erótico, lo cual nunca me ha importado en absoluto ya que carezco de esa doble moral tan estúpida que poseen ellos.

Lo que nunca había advertido es que en un recóndito lugar de esa Web apareciera mi dirección particular, que por lo visto va ligada a la dirección de la propiedad del dominio.

Ojala cobrase yo esos miles de dólares que dicen en el artículo, me dedicaría al porno como actor si fuera preciso, ya que el sexo y el amor son necesarios en este mundo e infinitamente mejor que el robo, el asesinato y otras lindezas que comete el Banco Santander, el cual no es difícil adivinar que se esconde detrás de toda esta redacción lanzada sobre mi. Si se buscan las IP informáticas desde las que trabajan esta Web de nenablue, se podrá comprobar que efectivamente es una Web que se administra desde Madrid ya hace muchos años.

Entiendo que las antiquísimas maniobras que utiliza el poder para confundir a la población sigan funcionando, pero cada día menos, por suerte, ya que la gente no es tan estúpida como ellos creen. El auténtico tirano en este país, culpable de esta crisis y de la tragedia de tantísimas familias, sigue cometiendo sus crímenes en lugar de entrar en prisión, mientras criminaliza y llena de mierda a todo aquel que le plante cara.

Habrán de responder ante una demanda por delitos cometidos contra el derecho al honor y la imagen, así como satisfacer las indemnizaciones económicas que el juez estime aceptar. Pero eso a ellos no les preocupa, ya están acostumbrados, tienen todo el dinero del mundo, nuestro dinero, y unas espaldas muy anchas.

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