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FMI: lecciones del terremoto


MOISÉS NAÍM

FMI: lecciones del terremoto

MOISÉS NAÍM  05/06/2011

  •  Lo único bueno que tienen los terremotos es que revelan información útil sobre la geología más profunda de nuestro planeta. El Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de ser sacudido por dos fuertes seísmos: el arresto de su director, Dominique Strauss-Kahn, y la controversia acerca de quién debe reemplazarlo.
Este segundo seísmo ha aportado interesantes datos acerca de cómo funciona el sistema que gobierna al mundo actual. Algunos de estos datos confirman cosas que ya sabíamos y otros aclaran algunas de las nuevas realidades acerca del poder en estos tiempos.
  • El problema no es que Europa dirija el Fondo, sino cómo se selecciona al jefe del organismo

Hay dos interesantes lecciones del hecho, casi seguro, de que la próxima líder del FMI será la ministra francesa Christine Lagarde. El proceso de selección aún está en marcha y puede ser que algo impida que la ministra Lagarde ocupe el cargo. Lo dudo. Y lo dudan la mayoría de los observadores bien informados sobre este tema. Fui invitado a la sede del FMI en Washington a hablarle sobre esto a más de cien funcionarios y directivos de la institución.

Comencé mi presentación pidiendo que levantaran la mano quienes pensaban que la señora Lagarde no resultaría seleccionada para el cargo. Cerca de 10 personas la alzaron. Esto quiere decir que, antes de concluir el proceso de selección, una inmensa mayoría de observadores ya cree saber cuál será el resultado.

El problema no es si la ministra Lagarde tiene o no las calificaciones para dirigir el FMI (yo creo que las tiene), sino el hecho de que llega al cargo a través de un proceso inaceptable. Como se sabe, en 1944 Estados Unidos y Europa acordaron que el jefe del FMI siempre sería un europeo y el del Banco Mundial, siempre un norteamericano.

Ningún candidato del resto del mundo tiene la opción real de ocupar estos cargos. La irracionalidad de esto es evidente. Los jefes de Estado del G-20 se comprometieron en 2008 a que los líderes de estas organizaciones serían escogidos a través de un proceso «abierto, transparente y basado en el mérito». En la práctica, sin embargo, nada ha cambiado.

Y de esto se desprende el primer útil recordatorio que nos ofrece el proceso del FMI: buscar y retener el poder suele desplazar la defensa de valores y principios, y hasta el sentido común. A pesar de las elocuentes declaraciones y enfáticas promesas, y de los acrobáticos intentos de hacer parecer el proceso más abierto y meritocrático de lo que realmente es, el acuerdo firmado en la era colonial sigue imperando en el siglo XXI: Europa continuará al mando del FMI.

De nuevo, el problema no es que sea Europa; el problema es cómo se selecciona al jefe del FMI. Europa aún tiene un muy alto porcentaje de los votos en el FMI y los usa. Punto. Su porcentaje ha venido disminuyendo pero es aún alto, ya que se basa en lo que era el peso del continente en la economía mundial en 1944.

Y ese poder heredado, Europa lo utiliza para proteger en privado privilegios que denuncia en público. La regla básica que esto nos recuerda es que cuando de poder se trata, las palabras no importan; importan los cañones, los recursos o, como en este caso, el porcentaje de los votos que se tiene. El resto es ruido, retórica y distracción.

Otra lección que emerge de este proceso es que los nuevos centros del poder mundial todavía son más potenciales que reales. El grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) hace grandes esfuerzos por presentarse ante el mundo como una alianza que representa el nuevo polo de poder económico y político.

En teoría, la oportunidad de coordinar sus posiciones con respecto a la designación del nuevo jefe del FMI es ideal para mostrarle al mundo que hay un nuevo polo capaz de actuar concertadamente.

Pero los BRICS no lo lograron hacer y ni siquiera lo intentaron seriamente. Por ejemplo, Brasil, el líder de América Latina, no encontró motivaciones suficientes para apoyar desde el inicio al muy competente candidato mexicano. Y los demás países tampoco mostraron mayor interés en acabar con el ofensivo acuerdo entre Estados Unidos y Europa.

No hay duda de que el mundo tiene nuevos centros de poder. Pero en este caso no supieron, no quisieron o no pudieron ejercerlo de la manera coordinada en que lo hizo Europa. La lección del seísmo del FMI en este sentido es que si bien cada uno de los países BRICS ha aumentado su poder individual, como grupo aún no saben o no pueden actuar de manera unificada. Si algún día logran hacerlo tendremos un mundo muy diferente.

Twitter @moisesnaim

Es hora de un cambio en la elección en el FMI


La elección en el FMI

Es hora de un cambio

 
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Por:   Oscar Ugarteche

Desde que se crearon las instituciones financieras internacionales (IFIs) en 1944, ha sido la costumbre que el BIRF sea dirigido por un estadounidense y el FMI por un europeo. 

Este acuerdo informal constituyó un arreglo cupular entre los dirigentes mundiales de la época.  Sin embargo, desde la década de los 90 una nueva era está germinando. 

Los países ricos altamente endeudados son las nuevas economías-problema de hoy.  Los países emergentes están en rápido crecimiento, mientras que el estancamiento parece ser el signo de los tiempos de los países más ricos.

De pronto, el problema de antaño de la deuda en los países en desarrollo ha dado un giro hacia el Norte.  Desde Japón hasta Francia, desde EE.UU. y Gran Bretaña a Bélgica y similares, el problema de la deuda se ha vuelto una característica de los países más ricos y no existe la arquitectura financiera internacional para hacer frente a estos problemas. 

Los fondos regionales de estabilización monetaria no han sido tan rápidos ni amables como era de suponer, ni en Asia ni en Europa.  Se ha acudido en ciertas ocasiones al FMI para presentar las condiciones de los préstamos de emergencia, concedidos en su mayoría ya sea por el Banco Central Europeo -BCE- o por la Comisión Europea, donde el Fondo ha quedado en el asiento trasero en términos de recursos.

Parte del problema es que la estructura de la economía mundial está empezando a cambiar.  Un nuevo grupo de siete economías refleja el 84% del total del PIB de los países del G7. 

Estas son China, Rusia, India, Indonesia, Singapur, Corea, Brasil, que también suman cuatro veces el nivel de reservas, tres veces la tasa de crecimiento pronosticada, menos de la mitad de la deuda pública, y un ingreso per cápita que en promedio es la mitad de los países más ricos. 

Según las proyecciones del FMI, a finales de la segunda década del siglo XXI constará sólo un país europeo en la lista de las siete economías más grandes: Alemania.  EE.UU. también se mantendrá, posiblemente como la segunda economía más grande, y los otros cinco serán en su mayoría economías asiáticas, más Brasil.  Con estas proyecciones, la cuestión de la nacionalidad de quienes encabezan las IFIs es un asunto de importancia.

Otra parte del problema es que los ajustes del FMI provocan estancamiento, concentración del ingreso y la destrucción del Estado de bienestar. 

La credibilidad del FMI se ha desplomado y la confianza en la institución está muy débil.  Para fines prácticos, estaba ya extinto en 2008, cuando había despedido a 1.240 funcionarios.  La crisis lo revivió y lo colocó al centro del escenario en Europa.

Mientras tanto, luego del ocaso del colonialismo, la cuestión de la democracia ha pasado a primer plano.  La transparencia y la representatividad son importantes. 

Tanto el FMI como el Banco Mundial son conocidos por ser opacos y por tener procesos electorales que se asemejan más a aquellos de las órdenes religiosas, que a las instituciones democráticas abiertas.  Las creencias y la nacionalidad son más importantes que cualquier otra cosa.

El asunto es que el FMI está al centro de un debate global sobre reformas y que dentro de la institución quien las impulsaba era Dominique Strauss-Kahn. 

Parece que el Gobierno francés está a la cabeza de algunas reformas planteadas para el FMI y de algunos cambios en la arquitectura financiera internacional. 

En ese contexto, la ministra de finanzas de Francia tiene un papel muy importante.  Lagarde está directamente relacionada con el concepto de la Comisión Stiglitz -como se conoce a la Comisión Internacional para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social-, por iniciativa del gobierno francés. 

Ello se diferencia del Informe de la Comisión de Expertos del Presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre las Reformas del Sistema Monetario y Financiero, en el que también tuvo influencia.  Francia detiene también la mayor deuda pública absoluta y podría enfrentar un problema similar al que ya ha surgido en otros lugares cuando suban las tasas europeas de interés.

Varios candidatos han surgido para reemplazar a DSK.  Uno en particular ha sido promovido: el Dr. Carstens, gobernador del Banco de México, ex ministro de Finanzas de México y de ex número tres en el Fondo.  El Dr. Carstens está muy alejado de la discusión sobre las reformas en el Fondo o en la arquitectura financiera internacional. 

Más bien es reconocido por haber llevado a México a un decrecimiento del PIB del 6,5% en 2009, el mayor de América Latina y uno de los más grandes del mundo.  También es conocido por haber rechazado los consejos de varios premio Nobel sobre políticas anticíclicas, entre ellos Stiglitz.  Carstens es un verdadero creyente en las políticas procíclicas.

Cuando el FMI comenzó el debate sobre los controles de capitales a fin de evitar la propagación de la crisis financiera, en caso de producirse reversiones de flujos de capital, la posición que defendía era mantener a los mercados perfectamente abiertos, a la vez que mantener el acceso a la línea de crédito flexible del FMI, para que una corrida monetaria no erosionase la base de reservas internacionales. 

Carstens es el candidato de México y podría ser el candidato para América del Norte.  Es poco probable que sea el candidato para las otras grandes economías emergentes de América Latina, que perciben a México como parte de América del Norte, que siempre toma partido con EE.UU. 

A finales de abril, el Presidente Calderón en una visita a Lima, dijo que el acuerdo del Arco del Pacífico -que incluye a México, Colombia, Perú y Chile- fue creado con el fin de contrarrestar el peso de Brasil en la región.

¿Puede el FMI convertirse en una institución democrática que refleje la estructura cambiada del poder mundial?  ¿La elección del nuevo director ejecutivo abrirá el paso a alguien que pueda liderar las reformas dentro de la institución, que entre otras cosas supone apartarse del pensamiento de la Universidad de Chicago en materia de las recomendaciones de política económica? 

¿Podrá el nuevo director ejecutivo del FMI encaminar las reformas en el sistema de reservas internacionales?  ¿Es razonable que el nuevo director ejecutivo represente a un país rico altamente endeudado en lugar de una economía de crecimiento sólido?  ¿Puede el FMI dejar de ser una entidad Norte-Sur y volver a su sentido multilateral?  Es hora de un cambio.  (Traducción del inglés: ALAI)

– Oscar Ugarteche, economista peruano, trabaja en el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, México.  Es presidente de ALAI y coordinador del Observatorio Económico de América Latina (OBELA) http://www.obela.org

Fuente: http://alainet.org/active/46970

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