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Participaciones preferentes: 52 bancos o cajas implicadas, 700.000 ahorradores engañados y el Estado… «¿digamelón?»


Participaciones preferentes: 52 bancos o cajas implicadas, 700.000 ahorradores engañados y el Estado… «¿digamelón?»

Un elevado porcentaje de los ciudadanos quizá lo ignoren debido a que numerosos medios de información apenas lo mencionaron y otros, más descarados, incluso lo silenciaron y lo siguen silenciando.
En fin, ¿recuerda usted que hace unos meses se habló y escribió –aunque poco– de un producto financiero de alta rentabilidad, ¡decían!, llamado participaciones preferentes (PPR) que comercializaron bancos y cajas de ahorros?
Pues bien, en «el fraude de las preferentes« [así reza el título de una reseña de la página de RTVE] están implicadas 52 entidades financieras, hay 700.000 personas afectadas, que en su mayoría son pequeños ahorradores, y prácticamente todas ellas picaronporque fueron engañadas.
Sólo durante los años 2009, 2010 y 2011, se calcula que esas entidades colocaron PPR por valor de unos 12.000 millones de euros.
¿Y cuál es la respuesta del Estado?; es decir, ¿qué han hecho al respecto los poderes judicial y ejecutivo, Justicia y Gobierno? [aclaración: al decir Gobierno no se hace distinción entre el actual y el anterior], ¿hay alguna iniciativa del ministerio público?, ¿han sido interrogados en sede judicial los perjudicados y los implicados en el episodio?, ¿qué diligencias se han practicado?…
De hecho, el asunto incluso genera dificultades añadidas para salvar a varias entidades arruinadas [como es el caso de Novagalicia Banco] que hoy están controladas por el Estado vía FROB-Banco de España.
Y sin embargo, el fraude de las preferentes es un misterio y sus autores deben ser intocables, o eso parece.
Los hechos indican que para el Estado –poderes ejecutivo y judicial– los 700.000 ahorradores engañados no merecen siquiera el 1 por ciento del tiempo ni de la atención que sus representantes dedican, por ejemplo, a la píldora del día después a la que recurren por motivos íntimos y privados una exigua minoría de mujeres, a la vida privada de los homosexuales, o al rifirrafe generado por la mentira a la que ha recurrido el ministro de Educación al adornar el anuncio de que será suprimida la asignatura denominada educación para la ciudadanía [asunto este último que suma más imposturas, exageraciones, falacias e irrealidades que una película de terror de serie B; es más, ¡hasta el presidente de la muy católica Concapa recurrió a la mentira!, aunque cabe la posibilidad de que lo hiciera por ignorancia, lo cual sería incluso peor…]
Por Félix Soria – Sección/es: 

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