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Los bancos de negocio generan nuevas penurias a la sociedad, “pero vuelven a ser demasiado grandes para caer”


Los bancos de negocio generan nuevas penurias a la sociedad, “pero vuelven a ser demasiado grandes para caer”

DOMINGO, 5 JUNIO 2011

Mark Mobius. / Captura de vídeo de Youtube

Sigo con el tema, porque aunque en España apenas se habla de esto, en las principales publicaciones anglosajonas hay información todos los días al respecto. Es increíble la divergencia entre medios españoles económicos y, por ejemplo, Financial Times,Bloomberg CNN Money.

Los bancos de inversión estadounidenses, causantes en gran medida de la actual crisis financiera (bien impulsados por los bancos centrales, es cierto) siguen inflando nuevas burbujas que nos estallarán sin remedio. Sin embargo, no se puede hacer gran cosa contra ellos, “porque son demasiado grandes para caer”.

Lo de que causaron la tormenta financiera y están haciendo lo mismo, lo digo yo desde hace tiempo, pero también, por ejemplo, Mark Mobius, considerado uno de los mejores gestores de la historia (probablemente el mejor en mercados emergentes) que alerta de que nos viene otro latigazo de dimensiones iguales o mayores a las de la crisis estallada en 2007 con la caída de lassubprime.

Mobius, de casi 75 años, tiene bajo su control más de 50.000 millones de dólares. Es conocido por ser un trotamundos: visita los países y, por supuesto, las compañías en las que invierte. Si analiza una empresa industrial, quiere ver, además de los números y al equipo directivo, las máquinas funcionando.

No le valen únicamente los informes de las casas de análisis y los balances. Tampoco las entrevistas face to face con los principales ejecutivos, también se fija en la calidad del producto final. Recuerdo un reportaje en el que se le podía ver en una planta alimenticia metiendo el dedo en un tarro que salía de la cadena y probando su sabor. Quiere ver la llegada de las materias primas; asegurarse de que hay innovaciones en ciernes… vigila hasta el mínimo detalle. Sus subordinados dicen que su ritmo de trabajo llega a ser agobiante.

Tal vez por estas prácticas tan saludables Mobius está algo pasado de moda como gurú, aunque las palabras que pronunció en Tokio a principios de esta semana no tienen desperdicio: “¿Están regulados los derivados? No. ¿van a seguir creciendo? Sí”.

El experto recuerda que la crisis estalló a consecuencia de la enorme cantidad de derivados emitidos con hipotecas como colateral que, al dejar de ser pagadas, provocaron quiebras sonadas como la de Lehman Brothers y el resto de bancos de inversión, que debieron ser rescatados.

Mobius pone de manifiesto que hoy en día los derivados tienen un valor superior en 10 veces al PIB mundial, algo que garantiza volatilidad e inestabilidad en los mercados. De momento, ya están causando una enorme inflación en los mercados de materias primas, lo que ha colocado los precios de los carburantes en máximos históricos, pese a que el escenario de estancamiento económico global hace imposible que esta subida sea debida a un mayor consumo.

Lo malo es que si se quiere actuar contra estas entidades sofisticadas que son las que manipulan los futuros y por tanto, los únicos responsables de haber generado esta enorme tela de araña artificial que estrangula la economía real, es imposible hacer nada drástico.

Leyendo este interesantísimo artículo, Goldman Sachs, la gran referencia de la banca de inversión; entidad a la que han culpado de la hambruna global, del encarecimiento del crudo o de ayudar a Grecia a falsear sus cuentas, también es “demasiado grande para caer”.

“Goldman Sachs no afrontará cargos penales realacionados con la venta de activos ligados a hipotecas porque este moviemiento podría asustar y amenazar al sistema financiero estadounidense”. Así lo recoge la información de Bloomberg, con opiniones algo amargas de un importante experto.

En caso de cualquier causa contra Goldman, (y Goldman sólo es un ejemplo; la cabeza visible del intrincado mundo de los sofisticados y opacos bancos de negocio de los que también hay en Europa y Japón), lo más probable es que se solucionara todo con una fuerte multa de las que están acostumbrados a pagar y ya está. Lo contrario es asustar a la comunidad financiera y tal y tal.

Toda esa cantinela que hemos escuchado tanto tiempo y que ha valido para que hubiera que habilitar fórmulas para que Morgan y Merrill sobreviviesen; que sirvió para que muchos bancos europeos de dudosos balances tuvieran que ser rescatados con dinero público (UBS, ING, Fortis, por no hablar del RBS británico, los bancos hipotecarios…); por la que tampoco se ha metido mano apenas a las cajas y ahora afrontan un proceso urgente de fusión en el que los antiguos gestores continúan al mando repartiéndose los sillones… Riesgo sistémico, demasiado grandes… la sociedad, por lo visto, no es sistémica ni demasiado grande nunca.

Es cierto lo que se dice en Wall Street II: si llegan a caer todos esos bancos en EE UU al día siguiente no habría dinero en los cajeros. Pero con ese miedo se nos ha metido la mano en el bolsillo a todos para rescatarlos y ahora son esas entidades las que están metiéndonosla de nuevo, inflando los precios de las commodities. ¿Too big to fail? Pues me habría gustado ver qué pasaba si caían todos los que tenían que caer. No sé si estaríamos peor que ahora.

Los dilemas de Ollanta Humala


 

Casi seguro vencedor en las elecciones peruanas
Los dilemas de Ollanta
Al momento de escribir estas líneas los “conteos rápidos” de todas las encuestadoras daban como ganador, si bien por un estrecho margen, a Ollanta Humala. De confirmarse estos anticipos el clima de renovación política y social instalado en América Latina desde finales del siglo pasado se verá considerablemente fortalecido. Un Perú que presuntamente abandonaría con el nuevo gobierno su postura de incondicional peón del imperio -lamentable situación a la que llegó no de la mano del conservador Alejandro Toledo sino del ex líder aprista Alan García- sería una bocanada de aire fresco para los gobiernos de izquierda y progresistas de Nuestra América.No es un misterio para nadie que Washington desplegó todo su arsenal financiero, político y propagandístico para impedir el triunfo de Humala. El nerviosismo evidenciado la semana pasada por la “comunidad de negocios” del Perú, que al igual que sus homólogas de otras partes del mundo tiene acceso a información que los demás no tienen, reflejaba la preocupación que causaba en sus filas la eventual derrota del fujimorismo: a causa de ello la bolsa de Lima registró una baja del 6 por ciento. El establishment peruano, personificado desde el siglo diecinueve por su intelectual orgánico, el diario El Comercio , asumió con tal descaro su rol de organizador del anti-humalismo que el mismísimo Mario Vargas Llosa renunció a seguir escribiendo en sus páginas. La CNN no le fue en zaga: el viernes pasado su principal presentadora, Patricia Janiot, sometió al candidato de Gana Perú a un interrogatorio que por su forma y por su contenido la descalifican, por enésima vez, como periodista y la confirman en cambio como operadora política al servicio de la Casa Blanca. El gobierno de Alan García, por supuesto, no se quedó atrás en esta cruzada derechista. Pero su desprestigio es tan grande que su partido, el APRA, ni siquiera pudo presentar un candidato en estas elecciones presidenciales.

No deja de ser significativo que pese al “éxito” evidenciado por sus indicadores macroeconómicos el Perú no haya logrado reducir la pobreza y la desigualdad económica y social. Una vez más se comprueba que en ausencia de una fuerte vocación reformista la lógica de la acumulación capitalista concentra la riqueza y polariza a la sociedad. El “efecto derrame” es una superstición astutamente fabricada por los propagandistas del imperio. Y, al igual que otros casos en la región, convendría preguntarse qué es lo que se quiere decir cuando se habla de “éxito”. Si por tal cosa se entiende el aumento de las ganancias de los capitalistas el neoliberalismo ha sido ciertamente exitoso; pero si “éxito” quiere decir, como debería, mayor bienestar y mejor calidad de vida para las grandes mayorías nacionales, autodeterminación nacional, soberanía económica, o el “buen vivir” de nuestros pueblos originarios, el experimento neoliberal ha sido un rotundo fracaso. Por si lo anterior fuera poco erosionó gravemente la legitimidad de los regímenes democráticos, tanto en Latinoamérica como en Europa. Cuando los “indignados” de España exigen una democracia verdadera están reaccionando ante la degradación política causada por las políticas de ajuste y estabilización del FMI y del BM.

Retomando el hilo de nuestra argumentación, al intentar atisbar lo que podría reservar el futuro para el Perú convendría descartar hipótesis maximalistas: este país firmó un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos -puesto en marcha el 1º de Febrero del 2009- y los condicionamientos que el imperio introdujo en ese acuerdo no deberían ser subestimados. Por otra parte, la coalición electoral forjada por Humala será otro elemento restrictivo en caso de que se despierte en el nuevo presidente la vocación “bolivariana” que muchos le atribuyen pero que se cuidó de agitar durante el curso de su campaña. Y sus enemigos: la oligarquía y las transnacionales, ambas sostenidas por Washington, son demasiado poderosos como para desafiarlos sin preparar cuidadosamente la batalla. Pero es un hombre que ha denunciado como pocos las injusticias que desde tiempos inmemoriales se perpetran en el Perú, y hay razones para suponer que será fiel a tan nobles sentimientos. Además, las enseñanzas que dejan recientes elecciones – Chile en el 2010; España hace dos semanas, y Portugal ayer- son un sobrio recordatorio de que ante la gravedad de la crisis capitalista y la acentuación de la congénita incapacidad de ese sistema para repartir siquiera con un mínimo de equidad los frutos del crecimiento económico (más que evidente en el “milagro peruano”), la adopción de una política resignada y “posibilista” que continúe por el sendero no precisamente luminoso trazado por sus antecesores es el seguro camino para una resonante derrota a la vuelta de unos pocos años.

Hay un viejo dictum de la teoría política que dice que los pueblos prefieren el original a la copia: eso lo sufrieron en carne propia la Concertación en Chile, el PSOE en España, y el (mal llamado) Partido Socialista en Portugal. Pero más allá de estas notas llamando a la cautela es de celebrar que en un momento en que en América latina el imperialismo y la reacción están pasando a la contraofensiva con inusitada agresividad, cercando a la región con bases militares, el triunfo de Ollanta Humala modifica sensiblemente el tablero geopolítico regional en un sentido contrario a los intereses imperiales. Su victoria bien podría marcar el hito que anuncie la reversión de esa nefasta tendencia. Por lo pronto, la liga reaccionaria del Pacífico, pacientemente construida por Washington para neutralizar a la UNASUR y el ALBA, y que tenía como puntales a México, Colombia, Perú y Chile perdió una de sus dos piezas vitales para el control de la Amazonía, nada menos. ¡No es poca cosa, brindemos con un buen pisco!

 

Director del PLED/Centro Cultural de la Cooperación

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


‘#spanishrevolution’ o la democracia sin adjetivos


Columnista – Pedro Reques Velasco

‘#spanishrevolution’ o la democracia sin adjetivos

  • Pedro Reques Velasco – 06/06/2011

 

La llamada #spanishrevolution se está convirtiendo en un fenómeno sociológico y mediático que ha desbordado ya lo local/nacional para convertirse en global: los medios de comunicación y las redes sociales no conocen fronteras, como tampoco las conoce la dignidad humana.

 

Esta revolución, revuelta o movimiento de protesta, aunque ha tenido inicialmente una componente generacional entre sus impulsores, pronto ha dejado de entender de edades y de generaciones por lo que respecta a quienes la desarrollan, la comprenden o la apoyan.

 

Razones objetivas para el movimiento de protesta existen. En nuestro país, y según los últimos datos de la encuesta de población activa -sin duda una de las mejores estadísticas sobre el mercado laboral del mundo-, el 35% de menores de 30 años está en paro, porcentaje que se eleva hasta el 50% para los menores de 25; la temporalidad es soportada por uno de cada dos ocupados; el abandono escolar es un problema que afecta a uno de cada tres estudiantes en la enseñanza obligatoria.

 

De otra parte, de cada 100 ocupados, 40 lo hacen en un puesto para el que les sobra formación, por lo que una buena parte de los jóvenes universitarios que buscan su primer empleo se ven obligados a devaluar/minusvalorar su currículum para que su exceso de formación no sea un hándicap a la hora de su inserción en el mundo laboral; la tasa de emancipación, que no llega al 20 %, es una de las más bajas de Europa y de los países de la OCDE, y, según las estadísticas oficiales, el 54% de los jóvenes de 25 a 29 años emancipados o semiemancipados reciben ayuda familiar para sobrevivir, porcentaje que se eleva hasta el 80% para los de 20 a 24.

 

Y es que los jóvenes, aun estando suficientemente preparados, sin duda más de lo que lo ha estado ninguna de las generaciones españolas en la historia, nunca han conocido mayores niveles de paro y desempleo, de precarización laboral, de sometimiento a la rueda te contrato hoy, para despedirte mañana y contratarte -depende de ti- pasado mañana.

 

Los jóvenes españoles nunca han estado más ignorados, marginados, mercantilizados como mano de obra, más explotados, más hipotecados, más olvidados, más silenciados y a la vez menos protegidos y representados ni han tenido menos posibilidades de emanciparse.

 

Su dulce pasado y su incierto futuro les están robando su presente.

Se rebelan con causa: quieren ser algo más que una simple estadística incómoda. Ni están tan anestesiados como creíamos ni tan divididos como imaginábamos.

 

Desde luego, no están resignados, ni humillados, ni desmovilizados, ni desahuciados, ni fracasados, ni invisibilizados, ni resentidos, ni mucho menos vencidos: de hecho, la batalla moral y la de las conciencias ya la han ganado. Además de indignados, están también comprometidos, concienciados, movilizados, interconectados en tiempo real y organizados.

 

Tras esta lista de adjetivos, ¿quién teme a la libertad? ¿Quién teme a la Democracia con mayúsculas y sin adjetivos? ¿Quién teme habitar un país cuyas regiones se llamen trabajo digno, respeto, acción, solidaridad, dignidad, compromiso y futuro?

 

El advenimiento de ese reino o república metafóricos ni va a venir de la mano de los mercados ni de las corporaciones financieras ni de los partidos políticos tradicionales ni de los sindicatos oficiales, pendientes todos del diktat de los mercados financieros o de Europa o de ambos.

 

Tal reino o república tendrá que construirse desde otros valores, por otros protagonistas, con otros fines distintos al crecimiento por el crecimiento pero sin empleo; en ese reino el poder político no estaría sometido al poder económico y, desde luego, sus ciudadanos ni temerían ni adorarían ni rendirían culto a los «esos dioses invisibles que son los inversores en el mercado de bonos del Estado», en palabras de Paul Krugman.

 

En ese reino los avances técnicos se devolverían a la sociedad en forma de progreso social, porque solo a la sociedad pertenecen. «El fin del trabajo» en las sociedades posindustriales del que nos hablaba Rifkin no era esto.

Pedro Reques Velasco. Catedrático de Geografía Humana de la Universidad de Cantabria

Los bancos roban y el gobierno mira para otro lado


Los bancos roban y el gobierno mira para otro lado

La aprobación por el Gobierno el pasado viernes de un Real decreto que ha sido calificado por algunos medios como “ley contra los abusos en la banca” pone una vez de relieve la desfachatez gubernamental y la directa complicidad de los poderes públicos con la banca privada para permitirle salir de la crisis con más poder y una situación patrimonial saneada.

Se dice que es un decreto contra los abusos bancarios porque se modifican algunos criterios de cómputo de activos para que la exposición al riesgo de los bancos cuando realizan inversiones especulativas y de ingeniería financiera sea más transparente y, sobre todo, porque establece mecanismos para limitar las remuneraciones de los directivos, además de intervenir en el mercado para evitar que los bancos recurran a las llamadas “guerras de depósitos” ofreciendo intereses elevados que, según el gobierno, luego obligan a aumentar el coste de la financiación a la economía.

Decimos que el decreto es una desfachatez porque no se enfrenta realmente a las causas que provocaron la crisis financiera, porque solo pone paños calientes para hacer como que se regulan de otro modo las finanzas, cambiado algo para que nada cambie, y porque engaña a la sociedad haciendo creer que los abusos de la banca provienen de donde en realidad no vienen.

Lo que hay que controlar no son los sueldos de los directivos sino los beneficios de la banca.

Lo que debería hacer el gobierno no es lanzar este canto de sirena sino, de entrada, someter las remuneraciones astronómicas de los directivos bancarios a impuestos justos y progresivos y no hacerlos desaparecer, como viene haciendo. Y, sobre todo, impedir que la banca privada pueda generar los beneficios extraordinarios que obtiene a base de financiar mal a la economía productiva y de gozar de un poder de mercado radicalmente incompatible con el buen funcionamiento del sistema financiero e incluso con el juego de poderes democrático que debe primar en una sociedad que se dice democrática.

Si en España hubiera decencia y justicia decente y si los dos partidos de los que dependen la gobernabilidad, el Partido Socialista y el Popular, junto a los de la derecha nacionalista, no fueran esclavos de los créditos que reciben de la banca y que luego no pagan, se tomarían de verdad medidas contra los abusos de la banca pero éstas no serían las del decreto que acaba de aprobar el gobierno. Serían otras fundamentalmente destinadas a poner en claro y pedir responsabilidades civiles y penales, al menos, por actividades y hechos como los siguientes:

1) La posible responsabilidad de la banca española en la generación de un insostenible crecimiento del crédito bancario que provocó más tarde la crisis en la que estamos y en la utilización de vías de financiación para poder mantener ese crecimiento que claramente comportaban mucho riesgo y problemas futuros que todos estamos pagando ahora.

2) La posible responsabilidad de la banca española en la promoción de miles de contratos de permuta conocidos como clips o swaps inmobiliarios que en realidad han sido un engaño y una estafa descomunal a clientes que han perdido millones de euros.

3) La posible responsabilidad de la banca española en la generación del boom inmobiliario, entre otras vías, mediante la tasación de las viviendas artificialmente al alza para así aumentar su negocio de creación de deuda.

4) La posible responsabilidad de la banca española en la liquidación muy perjudicial de los créditos hipotecarios para miles de familias también por realizar tasaciones artificialmente a la baja.

5) La posibles irregularidades fiscales y de gestión patrimonial de la banca española que puedan estar dándose tras la apropiación de las viviendas adquiridas por familias que no han podido seguir pagando sus créditos.

6) La responsabilidad que pueda haber tenido la banca española en el hecho innegable de que millones de personas no pueden disfrutar de su derecho constitucional a la vivienda por la política crediticia que viene practicando y por su contribución a generar el paro y la pobreza que lleva consigo la crisis que ha contribuido a provocar.

7) La responsabilidad que pueda estar teniendo la banca española en la enorme rigidez a la baja que muestra el precio de la vivienda en España a pesar de haber estallado ya hace meses la burbuja y al mantener fuera del mercado cientos de miles de viviendas que podrían satisfacer necesidades sociales fundamentales.

8 ) La posible responsabilidad de la banca española ante la situación en la que se encuentra la economía española como consecuencia de estar utilizando dinero público y recursos de sus clientes para ampliar sus negocios improductivos y especulativos sin destinarlo, como se supone que es la razón de recibirlo, a financiar a empresas y consumidores.

9) La posible responsabilidad que pueda tener la banca española en nuestra mayor tasa de inflación dado el mayor nivel de gastos inherentes a las operaciones financieras y comisiones que cobra a sus clientes.

10) Las posibles responsabilidades de la banca española como financiadora de negocios criminales, de tráfico de armas y de drogas, tal y como han denunciado algunos organizamos y asociaciones internacionales.

11) La posible responsabilidad de la banca española por utilizar paraísos fiscales para facilitar la evasión fiscal y por los daños que con toda seguridad eso ha causado a la economía española.

l2) La posible responsabilidad que haya podido tener la banca española en la exclusión y segregación financieras que haya podido producirse con colectivos sociales o grupos sociales más vulnerables.

13) La posible responsabilidad de la banca española en la financiación consciente de la corrupción urbanística.

14) La posible responsabilidad de la banca española en la financiación irregular de los partidos políticos.

15) La posible responsabilidad de la banca española en el incremento del coste de la deuda soberana y su participación en actuaciones especulativas contra España incluso con recursos recibidos de los poderes públicos y de los ciudadanos españoles.

16) La posible responsabilidad de la banca española en la extensión del fraude fiscal y de la economía sumergida difundiendo productos financieros durante los últimos años con el solo propósito de blanquear dinero y ocultar a la Hacienda Pública las fuentes reales de las rentas y patrimonios de sus clientes.

17) La responsabilidad de la banca por utilizar de un modo palpable e indisimulado su poder financiero para aumentar su influencia mediática, política, académica y social comprando voluntades y publicaciones financiando publicaciones (como ocurre con los informes que justifican la privatización y recorte de las pensiones públicas) en donde una y otra vez se presentan datos que no responden a la realidad pero que contribuyen a crear un estado de opinión favorable a sus intereses económicos. Y, por tanto, engañando a la opinión pública y prostituyendo la deliberación social y la propia democracia.

18) La responsabilidad de la banca española en la enorme pérdida de empleo que se ha producido en su sector, en donde las jubilaciones se producen a las edades más bajas a pesar de que los informes que financia proponen su aumento para el resto de los trabajadores y sectores económicos, y a pesar de que es el negocio que mayores beneficios viene obteniendo desde hace años.

19) La posible responsabilidad de la banca española en la enorme cantidad de errores que se producen en la gestión de las cuentas de sus clientes o en la gestión de documentos y recibos, por los habituales abusos de confianza que llevan a gestionar de forma muy diferenciada y arbitraria sus depósitos y, de forma particular, por la suscripción de fraudulentos “fondos de pensiones” que ocultan su verdadera naturaleza y beneficio real y la desigual rentabilidad que suponen para los clientes y para las entidades bancarias.

20) Y finalmente habría que abrir otro capítulo para depurar también las responsabilidades de los directivos del Banco de España, y más concretamente de sus gobernadores, puesto que son las autoridades encargadas de supervisar a la banca privada y las que podrían haber evitado que todo esto hubiera ocurrido.

Pero ninguna de estas cuestiones se plantea ni se investiga, ni se cuestiona. En lugar de hacerles frente para poner en claro las causas que han provocado un quebranto de docenas de miles de millones de euros para pequeñas y medianas empresas y para las familias y consumidores españoles, y, además de ello, una merma sustancial de su capacidad de decisión, lo que se hace es conceder a los banqueros un régimen de privilegios totalmente incompatibles con la democracia más elemental y de casi total impunidad. El ejemplo del presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, es elocuente:

Según informaba la web EL CONFIDENCIAL el 21 de septiembre de 2006 “durante los años 1988 y 1989, el Santander manejó cerca de medio billón de pesetas de dinero negro, que provenía de fuentes financieras más o menos inconfesables (…)

El banco entregó al Fisco información falsa sobre 9.566 operaciones formalizadas que representaban 145.120 millones de pesetas. (…) A tal efecto, no dudó en declarar como titulares de las cesiones a personas fallecidas, emigrantes no residentes en España, ancianos desvalidos, trabajadores en paro, familiares de empleados del banco, antiguos clientes que ya no mantenían relación alguna con la entidad, etcétera”.

Como consecuencia del descubrimiento de esa serie de irregularidades, la acusación solicitó para el presidente del Banco de Santander, Emilio Botín, “un total de 170 años de prisión y una multa de 46.242.233,92 euros (7.694.060.334 pesetas), además de una responsabilidad civil de 84.935.195,86 euros (14.132.027.499 pesetas), que es el perjuicio causado con su actuación a la Hacienda Pública”.

Pues bien, el diario El País informaba el 27 de mayo de 2008 que para defenderse de la acusación de supuestos favores a ese banco, el ex ministro de economía Rodrigo Rato presentó un escrito de la ex-Secretaria de Estado de Justicia y luego Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, “en la que ésta pidió el 25 de abril de 1996 que se cursaran al Abogado del Estado “instrucciones” sobre su actuación en el caso de las cesiones de crédito”, concretamente, pidiendo que no se dirigiera “acción penal alguna por presunto delito contra la Hacienda Pública, contra la citada entidad bancaria o sus representantes”. Gracias a lo cual, su presidente ni siquiera fue juzgado por esas actuaciones.

Estos son los verdaderos abusos de la banca y los que de verdad hacen daño a la sociedad y no las remuneraciones de sus directivos, por muy altas que sean. Y no hay por qué que seguir aguantando estos abusos. Hay que denunciarlos, censurarlos y reclamar medidas para investigar y depurar responsabilidades.

Ya es hora de que la sociedad despierte y no se deje vencer más por el miedo ancestral hacia quienes manipulan el dinero ante sus manos como si fueran magos que tienen un don especial para hacerse ricos cuando en realidad solo son trileros que se aprovechan de la necesidad ajena y que esconden sus trampas gracias a la impunidad y al poder inmenso que durante siglos han acumulado.

Ya es hora de que la gente reaccione y no permita que, con su dinero, la banca robe, engañe y haga inversiones inmorales y sumamente peligrosas para la estabilidad económica, social y ambiental del planeta.

No puede haber democracia mientras haya abusos bancarios.

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