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De la web 2.0, comercial, restrictiva y privativa, hacia la web social federada


Redes sociales libres, más seguras y federadas, no dejes que Facebook manipule tus datos
LOREA: «Redes sociales del pueblo para el pueblo»
Blog vertientes metódicas para la organización de colectivos sociales
Los movimientos suelen producir sus propias herramientas tecnopolíticas pero en cuanto a redes sociales en internet (RSI) libres sólo se han empezado a encontrar alternativas viables recientemente.
Puede que este ‘retraso’ tuviera que ver con una falta de recursos –¿como competir con la capacidad de alojamiento de Google?– o con una falta de interés hacia lo que muchos han considerado una moda de adolescentes, obviando su potencial para la autoorganización de la sociedad civil.
Fuesen cual fuesen los motivos, estos años de uso y experimentación con RSI han permitido entender mejor sus riesgos y potencialidades.

Se está viviendo una transición de la web 2.0, comercial, restrictiva y privativa, hacia la web social federada, donde quienes quieren pueden jugar porque es libre y descentralizada. Ésta se basa en un conjunto de protocolos y aplicaciones que permiten la interoperabilidad.

Todo lo contrario de lo que ocurre con la mayoría de las RSI que se han caracterizado por la imposibilidad de comunicarse entre ellos. Si estás en Facebook, no ves ni intercambias datos con gente en Myspace o en Twitter y viceversa.

Esto es el resultado de las políticas de desarrollo aplicadas por las empresas comerciales detrás de estas aplicaciones 2.0, que prefieren encerrar a sus usuarios dentro de unos guetos propios definidos como “nichos”, llevando así la divisa “divide y vencerás” hacia nuevos límites.

Nuestros datos creados a golpe de ratón se transforman en sus mercancías más preciadas.

La federación, como solución

La federación no es ninguna novedad dentro de internet. La world wide web y el correo electrónico son de hecho aplicaciones federadas.

La lógica misma detrás del correo electrónico es que tú puedes escribir y recibir correos desde tu propia dirección hacia otras direcciones, aunque éstas usen otro servidor o servicio diferente del tuyo.

La web social federada podría resultar lo bastante poderosa y disruptiva como para devolver a quienes usan RSI su autonomía, libertad y, cómo no, el control total sobre sus datos en internet.

Al permitir a sus usuario/as elegir cómo van a alojar y compartir sus datos y asegurar al mismo tiempo que cada una/o pueda comunicarse con la gente que elige otro servidor o RSI, la federación tumba los muros del panóptico 2.0.

Actualmente se cuenta con las alternativas libres Pinax, Elgg, Cyn.In, Budypress y OpenCollab para desarrollar tu propia RSI y también existen StatusNet, Smob y, próximamente, Diáspora para contar con servicios federados de microblogging.

También está el proyecto GNU Social, que agrupa desarrolladores de software libre con el objetivo de crear una red social descentralizada, libre e instalable en servidores propios.

En cuento a alternativas pensadas para los movimientos, existe Crabgrass, una de las SRI más antiguas enfocada a la colaboración entre colectivos y desarrollada por Riseup, un colectivo autónomo de activistas para la provisión de infraestructuras comunicacionales alternativas.

Lorea, por su parte, es un proyecto de semilleros de redes sociales federadas que se presentó en el pasado Hackmeeting 2009 celebrado en el CSOA Patio Maravillas en Madrid.

Un proyecto abierto y autogestionado donde las habitantes de las redes sociales federadas pueden participar en su diseño, desarrollo y mantenimiento, trabajando para implementar los protocolos existentes para la federación, desarrollando código, manteniendo servidores seguros, cazando fallos, probando su usabilidad, ofreciendo talleres, traduciendo y documentando su desarrollo.

El Gran Hermano te vigila

El objetivo es dotar a todas sus habitantes (y no usuario/as, ya que no nos consideramos “prestataria/os de servicio”, sino un proyecto hacktivista abierto y habitado por quienes usan y cuidan esas RSI) de herramientas para sintonizar los grados de visibilidad y privacidad que quieren otorgar a sus datos.

También recuerda que la privacidad dentro de una RSI es una noción ambigua, por ello “no exijas lo imposible, no expongas cosas cuando tengas dudas respecto a publicarlas, siempre piensa en cómo lo que publicas pueda afectar la privacidad de tercero/as y no hagas nada que no quisieras que te hicieran. Recuerda: el Gran Hermano te vigila”.

Por ello Lorea apuesta por la encriptación a través de la implementación de la tecnología GPG (GNU Privacy Guard) que permite cifrar los datos, por lo que sólo las pueden leer las personas a las que van dirigidos.

Esto permite crear círculos de confianza gracias a la autentificación.

Actualmente el semillero cuenta con 10 RSI (semillas/flores entre las cuales están N-1, Artelibredigital, Redesenred, Moneda- Bcn) y ofrece herramientas (wikis, blogs, calendarios, tareas, listas de correo, microblogging) pensadas para facilitar la comunicación y el trabajo colaborativo en red.

Para registrarse en N-1, entra en este enlace:

https://n-1.cc/pg/register/

Spideralex es socióloga, hacktivista y habitante de Lorea

Fuente del artículo:

https://n-1.cc/pg/blog/read/1093491/lorea-redes-sociales-del-pueblo-para-el-pueblo-redes-sociales-libres-ms-seguras-y-federadas-no-dejes-que-facebook-manipule-tus-datos

Las REDES SOCIALES ¿ El Quinto Poder?


Nace el Quinto Poder: cuando las redes sociales mueven el mundo

14/01/2012 | Gorka Ramos

La movilización de unos pocos a través de TwitterFacebook, blogs e internet en general, ha logrado formar un verdadero Quinto Poder. Ese poder es capaz de hacer cosas nunca vistas como someter a los otros cuatro poderes: el Judicial, el Ejecutivo, el Legislativo y la Prensa. ¿Pruebas? El Quinto Poder ha llegado a ahogar a cadenas de televisión, presionar a jueces, modificar leyes e incluso movilizar al pueblo para derrocar un gobierno.

Nace el Quinto Poder.

Una chica moviliza sin saberlo a cientos de moldavos para poner fin a un Gobierno corrupto. Miles de internautas unen sus críticas y consiguen frenar los ingresos publicitarios a un programa de televisión de dudosa reputación. Internautas de todo el mundo denuncian los abusos policiales en una manifestación al tiempo que tumban una iniciativa legislativa que quiere recortar los derechos en internet. El Quinto Poder ha llegado, se llama red social y ya ha demostrado lo influyente que puede llegar a ser.

La primera vez que se demostró ésta influencia fue el 11 de marzo de 2004. El día no había hecho más que empezar cuando diez bombas se activaron de forma casi simultánea en varios trenes de Cercanías de Madrid. Doce horas después, varios SMS se multiplicande móvil a móvil convocando una manifestación al día siguiente. Era la primera vez que los ciudadanos usaban la tecnología móvil para comunicarse de una manera viral.

Otros van diez años atrás para señalar el comienzo de estas sinergias en línea. “En 1994, Geocities creaba sus ‘barrios’ dependiendo de sus gustos para aunar sinergias y poner en común aficiones e inquietudes”, dice el tuitero @Kurioso.

Desde entonces y durante ocho años, la sociedad española se ha acostumbrado a las redes sociales y a la agilidad que tienen. Desde ese momento algo cambia en el modus operandi de los movimientos sociales. El Quinto Poder lo acelera todo, es más fácil unirse y pensar en grupo, independientemente de dónde se encuentren las personas. Las posibles conexiones sociales se multiplican de manera desconocida.

Aunque fue “muy rudimentario”, el clásico ‘pásalo’ de los SMS puede entenderse como la chispa que luego ha explotado en Twitter, Facebook o Actuable, explica @PabloHerreros. Con su encuesta en actuable.es, Herreros consiguió hacer temblar a ‘La Noria’ por su entrevista a la madre de un presunto cómplice en el asesinato de Marta del Castillo.

El caso de ‘La Noria’ no era la primera vez que el Quinto Poder llamaba la atención a ‘los de arriba’. En 2009 y 2010, los internautas se organizaron para mostrar a la gente en qué consistía la Ley Sinde. El objetivo: tumbar una ley que perjudicaba los derechos de los internautas. “Fue uno de los hechos más relevantes que hemos conocido en la movilización de las redes sociales”, explica Ricardo Galli (@gallir), el fundador de meneame.net.

Entonces se empezó a hablar de Twitter, la red social viral por excelencia enseñaba las orejas con la etiqueta (hashtag) #leysinde. Pero el desarrollo ha continuado e iniciativas como actuable.es, permiten proponer debates y votaciones en las que los internautas tienen que dar la cara, con nombre y apellidos. “Los ciudadanos son parte activa y visible, así queinternet no es un mundo lleno de encapuchados”, sentencia Herreros.

Convertir lo personal en social

Al principio era internet a palo seco. Nos sentábamos solos delante del ordenador, abríamos nuestra primera cuenta de correo y lo más cercano a lo social llegaba con el Messenger. Poco después, las redes sociales nos descubrieron que con internet es más fácil encontrar puntos comunes con otros usuarios, y que “una pataleta en una barra puede convertirse en un debate más amplio”. Herreros compara la interacción social en internet con una conversación de bar en la que dos amigos tratan de salvar el mundo.

“Al final, toda red social lleva implícito la creación de una comunidad que ‘ordena’ inquietudes”, y la única diferencia es que ahora “podemos tuitear a millones de personas”, resume @kurioso.

De la #leysinde se pasó al #no les votos, para algunos, el germen del sentimiento ‘indignado’ que meses después floreció en las calles. Facebook y Twitter se convierten en las herramientas de organización y convocatoria más importantes del movimiento, y loshashtags cambian de un día para otro: #15M, #spanishrevolution, #acampadasol, #democraciarealya… Pero la utilidad de las redes sociales no fue un descubrimiento de los ‘indigna2.0’.

¿El Quinto Poder?

– “Creo que caeríamos en un error enorme”, dice Galli, que entiende las redes sociales como una herramienta que depende de los ciudadanos.

– “No me gustan las etiquetas”, dice @kurioso en un mail a lainformacion.com, y concreta que “la importancia que los medios dan a la ‘revolución’ de las redes sociales es desmedida”.

– Sin embargo, la opinión de Pablo Herreros es que las redes sociales sí pueden considerarse como el quinto poder.

Moldavia o Egipto

En abril de 2009, unos 20.000 jóvenes moldavos tomaron las calles durante unas horas para gritar contra la corrupción en el Gobierno. El Quinto Poder personificado.Muchos medios tradicionales no le dieron a Twitter la importancia que merecía en los hechos.

The Guardian fue el primero en hablar de Natalia Morar, la joven moldava de la que salieron las protestas. “Usamos Twitter, además de otras redes sociales y mensajes SMS» para organizar un manifestación de un día para otro, señala Mortar.

Así, cuando comenzaron las revoluciones populares en el norte de África, los medios tradicionales ya hablaban sin temor de Twitter y Facebook.

Hasta el punto que casi cualquiera podría entender una frase así: Desde #SidiBouzid enTúnez, la ola de Twitter llegó a #Egypt con las manifestaciones de #jan25 o #feb14 en la Plaza #Tahrir de El Cairo.

Y aun así nos quedaríamos cortos. El profesor Jose Luis Orihuela (@jlori) cita en su blog “algunos hitos” del activismo en medios sociales. Sus ejemplos van desde Argentina hastaMéxico para luego viajar hasta Asia, a Birmania, China o Irán.

¡Eureka!Además de las réplicas políticas que provocó Egipto en la región, otros países se fijaron en el papel que tuvieron las redes sociales en las revueltas. El movimiento 15M tomó como propias las técnicas que se habían perfeccionado al otro lado del mediterráneo.

El resultado era mayor en función de las conexiones a internet de cada país. Si el 19,3% de los egipcios están conectados a internet, ¿por qué no triunfaría el mismo sistema en España con más de 11 millones de internautas (más de 23,4%)?

Una vez más, el Quinto Poder (internet y las redes sociales) tenía una última palabra que decir. El movimiento ‘indignado’ se siguió extendiendo. De España a Portugal,FranciaAlemania o Reino Unido (con los disturbios de Londres o #londonriots).

Ya en el mundo anglosajón, que los ‘indignados’ de EEUU salieran a la calle era cuestión de tiempo. Tampoco olvidamos la influencia que las protestas estudiantiles en Chile tuvieron sobre #Occupywallstreet.

Otros casos

#libertadmontes El caso de Miguel Montes Neiro es uno de los clásicos. La fuerza de las redes sociales consiguió que el Gobierno de Zapatero indultara al preso que más tiempo había pasado en la cárcel sin haber cometido un delito de sangre.

#vigalondo A principios de 2011, El País decide dar de baja a Nacho Vigalondo por los “comentarios realizados por el cineasta en su cuenta personal de la red social Twitter sobre el Holocausto padecido por el pueblo judío”. Twitter tardó poco en detectar los comentarios del artista, y las consecuencias fueron directas.

#nomecures “Otro caso polémico fue la retirada de la venta en El Corte Inglés de un libro homófobo por la protestas en Twitter”, explica @kurioso. Es uno de los últimos casos en los que la fuerza de los tuiteros ha conseguido cambiar algo. Con este hashtag se exigió a las librerías que retirasen la venta del libro ‘Comprender y sanar la homosexualidad’.

#RajoyRubalcabaenSalvados El Follonero (Jordi Évole) tiene que agradecer a Twitter la entrevista que consiguió con el candidato popular a las elecciones del 20N. La primera respuesta de Rajoy fue negativa, pero el revuelo en Twitter hizo cambiar de opinión al que días después se convertiría en presidente del Gobierno.

#eurodiputadoscaraduras En marzo de 2011, los eurodiputados no aceptaron aplicarse medidas de austeridad. No querían viajar en clase económica ni congelar sus salarios. La noticia corrió como la pólvora y los usuarios de Twitter les dieron un buen rapapolvo.

#BoicotPrensaAntimadridista Cansados de las críticas de los medios al Real Madrid, los internautas merengues propusieron un boicot. El resultado no fue el que buscaban, pero ruido hicieron.

Si echas de menos alguno cuéntalo con el hashtag #indigna2.0

LAINFORMACION.COM

Los medios alternativos y las redes sociales


 

Los medios alternativos y las redes sociales

 

 

Ponencia de ARGENPRESS en el Taller Internacional, en La Habana, Cuba

 

“Cuanto más se acrecienta la interactividad global, más se impone la exigencia de una visión panóptica y totalitaria. A la famosa “burbuja virtual” de la economía del mercado único le sucede esta burbuja visual donde la amplificación de las apariencias desempeñará muy pronto el mismo papel multiplicador que el de la especulación financiera”. Paul Virilio (“Televigilancia global”)

La revolución científico-técnológica está conmoviendo la vida humana, sus pautas sociales, culturales, económicas y políticas. Estos avances científicos auguran, o deberían augurar, al menos, un futuro promisorio.

Pero también es cierto que, como en los casos de la ingeniería genética y las comunicaciones, existen interrogantes ético-sociales y políticos que deben ser resueltos para que estos cambios transformadores no se conviertan en nuevas formas de coerción y autoritarismo.

El ojo de Dios está siendo reemplazado por el ojo de la Humanidad.

La revolución comunicacional y cibernética, mediante los satélites, lo está permitiendo. La utilización de los sistemas de televigilancia satelital denominados Echelon (norteamericano), Enfopol (europeo) y Sorm (ruso) han puesto de relieve los problemas que plantean a las libertades individuales y de las naciones, problemas que superan las visiones apocalípticas de Julio Verne, George Orwell, James Burnham, Jack London y Ray Bradbury, quienes desde distintas ópticas, previeron y describieron de manera fantástica las formas totalitarias reales contemporáneas.

Esta situación a la que se suman el uso de internet y todas las expresiones de la telemática, ha cambiado la realidad del espacio-tiempo de nuestros desplazamientos físicos y la perspectiva que organizaba, desde hace más de cinco siglos, nuestra visión del mundo.

Hay, entonces, una realidad actual e inmediata en la cual se desplaza nuestro cuerpo y en la cual reflexionamos, y una realidad virtual (multimediática) en la cual se inserta cada vez más a menudo nuestra relación con el mundo y con quienes están lejos, en otras regiones o continentes, en las antípodas.

Se sostiene que la globalización comunicacional nos acerca a esas personas y regiones; pero lo cierto es que, por el contrario, se produce un efecto inverso, de tipo fragmentador, donde el mundo virtual nos separa de la relación cotidiana y de la interacción humana.

Otro tanto ocurre con la información.

Es enorme el acopio de información a través de la radio, la televisión por cable o satelital, mediante el uso de internet o la prensa escrita.

Pero esa información mediática y abrumadora, disminuye el espíritu crítico del receptor. Salvo el caso del internet, donde a veces se posibilita el diálogo telemático, el resto de la información está impuesto, y muchas veces, manipulado.

De esta manera se impide el diálogo, el debate, la valoración, la crítica junto a otros. Se rompen los vínculos comunitarios y la vida social activa.

El principio de solidaridad es un vínculo fundamental que, con la modernidad, ayudó a los hombres y mujeres a convivir, a buscar reglas de consenso, tanto en la vida familiar como social, evitando la guerra y la destrucción que había caracterizado a la sociedad antigua.

Es cierto que el principio de la solidaridad entre los pueblos fue desmentido por luchas fratricidas, por la oposición de intereses económicos y de poder, y que las dos guerras mundiales cuestionaron.

Pero el plexo valorativo que unía a la solidaridad con los valores de libertad, justicia, paz y cooperación siempre estuvo presente desde las brutales guerras de religión que sufrió particularmente Europa a partir del siglo XVI.

Lo que planteó en el final del siglo XX la posmodernidad, la teoría del “fin de la historia” y de las ideologías, especialmente con Daniel Bell y Francis Fukuyama, ha sido la transformación del humanismo que venía del Renacimiento, del iluminismo y del historicismo, por la creación del hombre “light” (suave), hedonista, narcisista, insolidario, brutalmente individualista, que reemplaza los valores de la democracia por los del mítico mercado.

Hombre, por supuesto, hiper consumidor y que, hoy por hoy, podríamos graficar metafóricamente como sentado ante una pantalla, pasivo, dejándose invadir por imágenes fascinantes.

Así la política se transforma en “espectáculo hedonista” (nunca en lucha de intereses o de clases sociales), el hombre y la mujer se realizan supuestamente en el “mercado” y el paradigma no son valores revolucionarios, éticos o religiosos sino el “consumismo”.

Surgiría así una suerte de individualismo narcisista y psicologista donde el vacío de la vida sería completado a partir de grupos de interés limitados, de conciencia y práctica social segmentada.

La vida no se realizaría en los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones culturales o solidarias, sino en grupos muy limitados, quizá solo incluso, ante una pantalla generadora de imágenes electrónicas. La ética es una “ética indolora” que antepone siempre los derechos a los deberes (pragmatismo sin principios) cuyo máximo de moralidad es la “ética de la empresa capitalista”.

El “modo de comunicación”En este sentido, hay una verdadera mutación de la sociedad. En cuanto a los sistemas de comunicación, se ha comenzado a estudiar en los medios científicos y académicos lo que se denomina “modo de comunicación”.

Esta concepción va más allá de los límites del análisis positivista, estructuralista, fenomenológico y weberiano, conocidos hasta los años setenta. Después de Vigilar y castigar de Michel Foucault, las corrientes mencionadas quedaron de alguna manera entre paréntesis y ninguna de ellas pueden ignorar los nuevos sistemas de dominación.

El “modo de información” designa al campo de la experiencia lingüística, cuyas relaciones estructurales básicas cambian en cada período, exactamente como las relaciones del modo de producción, hecho que no fue previsto por el marxismo de los clásicos, cuestión que se expone ahora ante la realidad social mediante las complejas formas de comunicación e información.

El mercado también se ha transformado. La estructura de la significación en la publicidad ha cambiado y los medios electrónicos favorecen también este tipo de proceso. Pero esta revolución en manos de sectores que la utilicen para la coerción, permite vigilar mensajes y acciones, al mismo tiempo que completan el proceso de automatización de la producción.

Para tener una visión de conjunto debemos recordar las cinco grandes revoluciones comunicacionales:

1) la imprenta, el invento de Gutenberg logrado en 1445, que impulsó la Reforma protestante y un cambio total en las costumbres y en la sociedad;

2) la radio, que desde la década veinte del siglo XX impulsó la cultura auditiva de masas;

3) la revolución icónica o de la imagen, con la incorporación del cine y la televisión;

4) la computadora y su uso masivo a partir de los años ochenta del pasado siglo y

5) la multimedia y el internet, que ha reunido la telefonía, la televisión y la computadora, marcando en este momento la pauta de la nueva cultura comunicacional.

Así es que nos encontramos ante medios electrónicos de comunicación que hacen estallar los límites del espacio-tiempo de los mensajes, permiten la vigilancia de mensajes y acciones, desespacializan ciertos tipos de trabajo, hacen que los significantes sean flotantes en relación con sus referentes, sustituyen ciertas formas de relaciones sociales, modifican la relación texto/autor, extienden al infinito la memoria humana y socavan la ontología cartesiana del sujeto y del objeto.

La “realidad” se constituye en la dimensión “irreal” de los medios de comunicación como nunca el hombre pudo imaginar desde la invención de la imprenta y el comienzo de la revolución comunicacional con Norbert Wiener, en 1948, cuando impulsó los estudios cibernéticos.

Wiener era un humanista que advirtió tempranamente que sus elaboraciones debían ser utilizadas para el crecimiento de la humanidad y el bienestar social, y no para generar sistemas totalitarios.

A propósito del “modo de comunicación”, Mark Poster sostuvo que “en esta esfera ya no hay actos puros; sólo hay representaciones lingüísticamente transformadas que son los actos mismos.

Estos conceptos muestran el carácter totalmente nuevo de la experiencia lingüística, un carácter que tiene un alcance inestimable para reconstruir el mundo social incluso estructuras de dominación enteramente nuevas.

Los historiadores empeñados en el proyecto de emancipación, ya sea en una óptica liberal, ya sea en una óptica marxista o de otra índole, deben preocuparse por analizar el modo de información, proyecto en el cual la teoría del modo de producción no les servirá de gran ayuda” (1).

Medios electrónicos e imprentaLo que diferencia a los medios electrónicos de la imprenta es su múltiple capacidad de dirección, que es muy compleja. La imprenta emite significantes partiendo de una fuente, la computadora recoge significantes que le llegan de todas partes; mientras la imprenta extiende la “influencia” del sujeto comunicante o del texto que comunica, la computadora autoriza al receptor de los significantes a controlar el emisor.

Los centros de poder se convierten en destinatarios panópticos cuya “memoria” es una nueva estructura de dominación. Un banquero almacena por computadora el comportamiento económico y personal de sus clientes y los comunica a otros banqueros o empresarios por un precio.

La experiencia comunicativa se ha modificado. Los medios electrónicos fomentan la dispersión de la comunidad, pero facilitan al mismo tiempo su vigilancia. Lo del banquero u otro agente es la “datavigilancia”, denominada así por Roger Clarke en 1994: “El uso sistemático de bases de datos personales en la investigación o monitoreo de las acciones o comunicaciones de una o más personas”.

Otro tanto ocurre con el dinero plástico. Las “tarjetas de crédito” no son la bandera del fin del milenio, como sostuvo desaprensivamente Giles Lipovetsky.

Por el contrario, constituyen un asalto de la privacidad en tanto sean utilizadas como fuente de datos que se venden en un mercado ilegal paralelo.

La información, que día a día dejan millones de personas en el trámite administrativo donde se utiliza dinero plástico, implica conocer hábitos de consumo y hasta la vida íntima de las personas (2).

Otro tanto ocurre con el mercado laboral donde las “listas negras” circulan entre los conglomerados empresarios, dejando en la calle a cualquiera que se oponga a una injusticia, o demande por justas reivindicaciones.

En tiempos de paro forzado, de desocupación estructural, donde se reasegura un enorme “ejército de reserva” laboral, que encubre formas de servidumbre y llega hasta casos de esclavitud con los indocumentados, este tipo de vigilancia se transforma en un arma brutal, mucho más que la utilización de los esquiroles o “rompehuelgas” de principios del siglo XX.

Lo mismo ocurre con las informaciones médicas acumuladas en sanatorios y hospitales, en centros de salud o en consultorios privados, cuya utilización fuera del marco específico se transforma en valioso botín de información confidencial (3).

El mercado, entonces, también se transforma. Semiólogos han analizado la estructura de significación de la publicidad e insisten en la diferencia del significante y la recodificación de las mercancías. Los medios electrónicos favorecen este tipo de proceso.

Volvamos a Mark Poster, quien en su estudio Foucault, el presente y la historia, describe lúcidamente la relación que hay entre la computadora y quien la utiliza: “Uno no escribe en la computadora -dice- como en una hoja de papel en blanco.

En primer lugar, los pixels que se encienden en la pantalla según ciertas estructuras no son semejantes a los rasgos de la tinta o del lápiz. Son signos ‘inmateriales’, no rasgos que obedezcan al principio de la inmercia. El espíritu del operador se ve frente, no a la resistencia de la materia, sino a una pantalla cuya condición ontológica es nueva, a medias material, a medias ideal.

El texto de una pantalla de computadora se desvanece tanto como pueden desvanecerse las palabras de un orador y puede ser corregido o cambiado instantáneamente. Así un individuo crea un texto en la computadora dentro de la interacción con un ‘objeto’ que está más próximo a su cerebro de lo que está una hoja de papel”.

Aquí hay un hecho nuevo. Sin llegar a serlo totalmente, la computadora actúa parcialmente como un cerebro. Es decir, puede tener acceso a bases de datos almacenados que se parecen a la memoria y que desarrollan algunas de sus posibilidades.

La computadora puede sustituir una conversación hablante, pilotear máquinas, puede actuar en la comunicación en el lugar de las personas. No caben dudas que nos encontramos ante una lógica distinta a la cartesiana que obra sobre el mundo de la naturaleza y que los nuevos agentes (robots) deben tenerse en cuenta.

¿Cómo enfrenta el humanismo de la libertad esta situación? ¿

Cómo advertir los aspectos totalitarios encubiertos en un manejo no democrático de los nuevos avances científico-tecnológicos y la imposición de una nueva ideología “única”?

¿Cómo democratizar y resocializar los avances científicos, que corresponden a toda la humanidad, y no solo a grupos económicos, sociales o políticos?

Tal es el interrogante que los científicos del derecho y los investigadores sociales deben responder, en el cual la teoría del modo de producción aislada no les servirá de ayuda. La respuesta debe ser superadora y no caer en la nostalgia luddista.

Las nuevas formas de dominaciónUtilizamos aquí la palabra “panóptico” que sintetiza los poderes de dominación sobre las personas, los individuos y la sociedad. Michel Foucault fue el primero que advirtió sobre el significado del término debido a Jeremías Bentham, quien editó a fines del siglo XVIII un libro con ese nombre.

En Vigilar y castigar, Foucault describe al jurista inglés como un “Fourier de una sociedad policial” y dice que su libro El Panóptico, constituyó “un acontecimiento en la historia del espíritu humano” y fue “una especie de huevo de Colón en el campo de la política”.

El pensador francés descubrió la obra de Bentham estudiando los orígenes de la medicina clínica, la construcción y arquitectura de los hospitales. Bentham creó el panóptico, un edificio que en su periferia era circular; en el centro había una torre; ésta aparecía atravesada por amplios ventanales que se abrían sobre la cara interior del círculo.

El edificio periférico estaba dividido en celdas, cada uno de los cuales ocupaba todo el espesor del edificio. Estas celdas tenían dos ventanas: una abierta hacia el interior que se corresponde con las ventanas de la torre; y otra hacia el exterior que dejaba pasar la luz de un lado al otro de la celda. Basta pues situar un vigilante en la torre central y encerrar en cada celda un loco, un enfermo, un condenado, un obrero o un alumno.

Mediante el efecto de contra-luz se pueden captar desde la torre las siluetas prisioneras en las celdas de la periferia proyectadas y recortadas en la luz. En suma, se invertía el principio de la mazmorra clásica. La plena luz y la mirada de un vigilante captaban mejor que la sombra, que en último término cumplía una función protectora.

En realidad, mucho antes de Bentham ya se había ensayado el modelo de construcción con visibilidad aislante con la Escuela militar de París de 1755 en lo referente a los dormitorios. Cada alumno debía disponer de una celda con cristalera a través del cual podía ser visto toda la noche sin tener ningún contacto con sus condiscípulos, ni siquiera con los criados.

Existía además un mecanismo muy complicado con el único fin de que el peluquero pudiese peinar a cada uno de los pensionistas sin tocarlo físicamente: la cabeza del alumno pasaba a través de un tragaluz, quedando el cuerpo del otro lado de un tabique de cristales que permitía ver todo lo que ocurría. Bentham explicó en su momento que su hermano había visitado la Escuela militar referida y fue él quien tuvo la idea del panóptico.

Foucault explicó el rol moderno coercitivo de la arquitectura, salvo constructores humanistas como el finlandés Alvar Aalto y el holandés Peter Oud.

En la Argentina, las construcciones de edificios para el funcionamiento de universidades -tal el caso de la de Mar del Plata- fueron ideados durante la última dictadura militar constituyendo un claro ejemplo de edificio-cárcel, donde no existen espacios para realizar manifestaciones o actos en el interior del establecimiento, y las escalinatas, breves, en diversos desniveles, que interconectan los pasillos interiores, impiden el recorrido de una expresión masiva de estudiantes.

“Desde finales del siglo XVIII -decía Foucault-, la arquitectura comienza a estar ligada a los problemas de la población, de salud, de urbanismo. Antes, el arte de construir respondía, sobre todo a la necesidad de manifestar el poder, la divinidad, la fuerza.

El palacio y la iglesia constituían las grandes formas, a las que hay que añadir las plazas fuertes; se manifestaba el poderío, se manifestaba el soberano, se manifestaba Dios.

La arquitectura se ha desarrollado durante mucho tiempo alrededor de estas exigencias. Pero, a finales del siglo XVIII, aparecen nuevos problemas: se trata de servirse de la organización del espacio para fines económico-políticos” (4).

La idea fundamental es la siguiente: en el Panóptico, cada uno, según su puesto, está vigilado por todos los demás, o al menos por alguno de ellos; se está en presencia de un aparato de desconfianza total y circulante porque carece de un punto absoluto.

El poder ya no se identifica sustancialmente con un individuo, como ocurría con el monarca absoluto o el dictador clásico, se convierte en una maquinaria de la que nadie es titular.

“En esta máquina -explicaba Foucault- nadie ocupa el mismo puesto, sin duda ciertos puestos son preponderantes y permiten la producción de efectos de supremacía. De esta forma, estos puestos pueden asegurar una dominación de clase en la misma medida en que disocian el poder de la potestad individual”.

Pero no solo se ha dado este proceso en la sociedad industrial capitalista que puso en marcha todo el aparato de poder perfeccionándolo ahora mediante la utilización de satélites-espías. Estas formas totalitarias también aparecieron en la sociedad soviética. El estalinismo, que correspondió también a un período de acumulación de capital y de instauración de un poder autocrático, desarrolló las formas represivas del panóptico. Incluso se utilizó la psiquiatría como forma de amedrentar o torturar a los disidentes.

Muchos críticos del sistema eran conducidos a establecimientos psiquiátricos y eran considerados “locos”, aplicándoseles electroshocks.

Otro tanto ocurrió en Estados Unidos con los presos puertorriqueños, en los años cuarenta y principios de los cincuenta que fueron torturados -entre ellos el eminente Pedro Albizu Campos- quemándoseles las plantas de los pies con rayos nucleares.

Las concepciones doctrinarias tradicionales para comprender las ideologías del poder político -por ejemplo la de Bertrand de Jouvenel-, están hoy superadas. En 1964, Herbert Marcuse llamó la atención sobre el particular, especialmente en El hombre unidimensional y en La sociedad carnívora.

Bajo la apariencia de un mundo cada vez más conformado por la tecnología y la ciencia, se manifiesta la irracionalidad de un modelo de organización de la sociedad que, en lugar de liberar al individuo, lo sojuzga. La racionalidad técnica, la razón instrumental, han reducido el discurso y el pensamiento a una dimensión única que hace concordar la cosa y su función, la realidad y la apariencia, la esencia y la existencia.

Esta «sociedad unidimensional» ha anulado el espacio del pensamiento crítico. Marcuse -cuyas ideas fueron difundidas por la revista doctrinaria cubana Pensamiento Crítico- puso a la vista el “lenguaje unidimensional” difundido por los medios de comunicación.

La respuesta a esta situación parece estar en la necesidad de restaurar la comunicación en el espacio público ampliado al conjunto de la sociedad mediante la actividad de los grupos sociales, aplicando formas de autogestión que rompan el engranaje del poder único. Jürgen Habermas lo estudió en sus libros La técnica y la ciencia como ideología y en El espacio público, a propósito de las formas de comunicación desmitificadoras puestas en práctica durante una rebelión de estudiantes californianos y por los movimientos de consumidores norteamericanos.

Privacidad versus opacidad del poder

El rescate de la privacidad conjuntamente con la defensa del “espacio público” son algunas de las armas con las que enfrentar la opacidad de un nuevo poder totalitario, basado en la dictadura de las trasnacionales, la pretensión hegemónica de un pensamiento único, la irracionalidad de las tendencias “posmodernas” y la privatización de “lo público” a manos de intereses de los conglomerados económicos.

Gary Marx, en su libro Undercover: Police Surveillance In América (1988) y especialmente en su ensayo “Technology and Privacy” (1990), publicado en The World and I, propone un catálogo sobre las “falacias” ideológicas que es necesario desenmascarar. Esas falacias son las siguientes:

• La falacia de pensar que el significado de una tecnología se apoya solamente sobre sus aspectos prácticos o materiales y no sobre su simbolismo social y sus referentes históricos.
• La falacia “frankesteiniana” de que la tecnología siempre será la solución y nunca el problema.
• La falacia de que la tecnología es neutra.
• La falacia de que el consenso y la homogeneidad sociales hacen inexistentes los conflictos y divisiones y que lo bueno para quienes tienen el poder económico, político y militar es bueno para todo el mundo.
• La falacia del consentimiento implícito y la libre elección.
• La falacia legalista de que sólo porque uno tiene derecho legal a hacer algo entonces es correcto hacerlo.
• La falacia de suponer que sólo los culpables tienen algo que temer del desarrollo de la tecnología invasiva (o, si uno no hizo nada malo, entonces no tiene nada que esconder).
• La falacia de creer que la información personal de clientes y casos en posesión de una compañía es sólo una clase más de propiedad para ser comprada y vendida del mismo modo que los muebles de oficina o los insumos.
• La falacia de no ver factores sociales y políticos involucrados en la recolección y construción de los datos.
• La falacia de suponer que, dado que nuestras expectativas sobre la privacidad están históricamente determinadas y son relativas, entonces se harán necesariamente cada vez más débiles a medida que la tecnología se vuelva más poderosa.

Defender la intimidad, los derechos personalísimos de la persona, no es una muestra de individualismo.

Es la defensa de la libertad personal. Ese derecho debe compatibilizarse con el derecho al “espacio público”, hoy agredido por la expropiación privada de intereses ajenos al interés social.

Se trata de establecer, desde el derecho y la ciencia política, que la cuestión de la libertad y la democracia no se puede resumir, como sostuvo el liberalismo clásico, en el derecho a ejercer uno su voluntad. Reside también, y esto es fundamental en el nuevo milenio, en el derecho a dominar uno mismo el proceso de formación de esa voluntad ante las nuevas formas totalitarias.

El control no puede estar en manos del Estado ni de las trasnacionales o de los monopolios capitalistas, como ocurre ahora y los políticos, juristas y cientistas sociales deberán responder sobre cuáles son las nuevas instituciones que desde la sociedad civil alienten y protejan el dominio del proceso de formación de la voluntad para que uno mismo pueda ejercer realmente esa voluntad, de manera individual o en forma colectiva.

El nuevo Panóptico ante el derecho

En el derecho argentino, salvo algunos trabajos del miembro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Carlos S. Fayt, y del tratadista Humberto Quiroga Lavié, no se ha estudiado el fenómeno cibernético y comunicacional desde el punto de vista jurídico. Fayt se ha acercado al problema en su obra La Omnipotencia de la prensa. Su juicio de realidad en la jurisprudencia argentina y norteamericana.

Por su parte, Quiroga Lavié lo hizo en varios estudios sobre la repercusión de la cibernética en la sociedad y en el derecho. Hay, en cambio, una frondosa jurisprudencia y bibliografía en torno a la libertad de prensa, el derecho de réplica, los delitos a través de la prensa, la censura previa y otras restricciones a la libertad informativa y respecto a cuestiones económicas y patrimoniales.

Pero existe un vacío jurisprudencial, doctrinario y constitucional ante las nuevas formas totalitarias que esta vez no solo provienen del Estado sino también desde los grupos económicos concentrados que enlazan sus intereses con los de los gobiernos.

Lo curioso es que se diluye la información, como se expresó, mediante una catarata informativa que, por medio de la superficialidad, la banalidad, la falta de verificación y la manipulación intencionada, distorsionan el proceso de información.

“Infoxicación”, como cabalmente se la ha llamado: decir todo, decir muchísimo sobre todas las cosas, bombardear con “información” para, en realidad, no decir nada. Algo así como una versión “comunicacional” del gatopardismo de Giuseppe Lampedusa: cambiar todo para que nada cambie.

Dice Fayt que “el universo de la comunicación presupone la interacción simbólica, en un proceso que comprende la pregunta y la respuesta y culmina en la introyección y en la proyección. De allí la importancia de la semiótica en la comunicación, donde se utilizan las palabras y los gestos, es decir la forma verbal y gestual del ser. Nuestro tema es la información y la comunicación social, no la interpersonal.

Esta es primaria, directa y recíproca. La otra es indirecta, colectiva, simultánea y masiva. Su circuito comprende el medio, la emisión y la recepción de un mensaje. Los medios son la prensa, la radio, la televisión, el cine, que condicionan el mensaje conforme a su diversa naturaleza”.

Es cierto que la información sería equivalente a una comunicación con un fin pretederminado y por ello, la información aparecería como la fase de provisión del contenido de la información.

Pero también es cierto que esa información parece difícil de lograrse si no se le suman las características del mensaje, su elaboración, las formas y condiciones para emitirlo y su relación con los acontecimientos, los hechos, las acciones, los conocimientos, más las técnicas especiales propias de cada uno de los medios de comunicación social.

Hoy día vivimos el mito de la información. Tanto, que se ha llegado a hablar -quizá un tanto ampulosamente- de una “sociedad de la información”. Como perfectamente lo ha expresado Roszack: “Desde el auge de la computación, el concepto de información ha pasado a tener un protagonismo sobredimensionado en la economía, la educación, la política, en la sociedad en su conjunto.

La información ha desbancado de sus lugares de privilegio a conceptos como sabiduría, conocimiento, inteligencia; términos todos éstos que hoy se ven reducidos al primero. Una lógica según la cual procesar muchísimos datos a velocidad infinitesimal, equivale a ser inteligente, desestimando así cualidades como la creatividad, la imaginación, el raciocinio; pero también la ética y la moral”. (5)

Si la comunicación siempre ha estado presente en la dinámica humana como un factor clave, las formas de las actuales tecnologías digitales sirven para, literalmente, inundar el mundo de comunicación e información, entronizándolas. Ello asienta en nuevas formas de conocimiento, cada vez más sofisticadas y complejas.

La clave de la actual sociedad, también llamada “sociedad digital”, está en una acumulación fabulosa de información. La “aldea global”, como diría McLuhan, se construye sobre estos cimientos. El principal recurso pasa a ser el manejo de información -cuanto más y más rápidamente manejada, mejor-, el capital humano capacitado, lo que se conoce como el know how.

Ahora bien: esta mayor capacidad de comunicarnos y toda esa información disponible, más allá del espejismo con que se presenta, no sirve por sí misma para terminar con la inequidades históricas de nuestra sociedad. La comunicación social que “une” a todo el planeta -en realidad desarrollada por cadenas privadas que son, ante todo, empresas lucrativas-, hace ruido, pero lejos está de informar.

En este sentido, es casi inexistente la legislación que resguarde la labor del periodista profesional y sus posibilidades de autonomía ante la propia empresa para la cual trabaja, en resguardo de la verdad informativa. La labor del periodista es la de ser un gestor entre la información y el receptor, individual y colectivo.

La tarea periodística es una técnica basada en la necesidad de resguardar la verdad informativa. Si se transgrede este principio se deja de cumplir el rol periodístico.

No debe confundirse el periodismo como técnica informativa con el periodismo de opinión que puede y debe ser ejercido por todo aquel que quiera opinar, debatir, mantener una posición ideológica, filosófica, política o religiosa, aunque no sea periodista profesional.

Ante los avances tecnológicos y su aplicación a los medios de comunicación, es necesario resguardar los derechos de la sociedad, guardando un equilibrio entre el poder de los medios y la aptitud de cada individuo para reaccionar ante cualquier intento de manipulación, y esto especialmente frente a la concentración de medios de comunicación y las multimedias reunidas en forma monopólica.

Los nuevos desafíosEstamos ante nuevos desafíos. La aplicación de la fibra óptica está dejando atrás la utilización de cables.

El sistema satelital se ha impuesto para interrelacionarnos, pero también para que se nos vigile. Teléfonos, celulares, internet y hasta el fax, pueden ser captados por los sistemas de espionaje Echelon, Enfopol, Sorm y otros.

El dinero plástico y los archivos informáticos constituyen una red de información que sirve de base para vigilar la vida de las personas.

El derecho y la ciencia política no pueden ni deben estar ajenos a esta situación. Debe impedirse que sean controladas las carreteras informáticas y en especial Internet.

Está en manos de los individuos una posibilidad de intercomunicación importante, pero al mismo tiempo debe buscarse la solución tecnológica y jurídica para que los sistemas de comunicación no sirvan de vía al espionaje.

Jacques Isnard, de Le Monde, descorrió el velo que cubría a la “santa alianza” del espionaje. Es, dice, el “big brother” según el imaginario que bautizó con ese nombre sugestivo Orwell en su obra 1984. Es “un espía anglosajón que extendió por el planeta una malla cerrada de estaciones de escucha” y que “está al acecho de todos y dispuesto a registrar la menor indiscreción”.

El periodista dice que la “santa alianza” “se llama red Echelon”. Agrega: “Está reservada estrictamente a cinco Estados del mundo, que hablan inglés y tejieron entre sí vínculos especiales: Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Nueva Zelanda y Australia”.

Explica Isnard que en 1948, un acuerdo secreto vinculó a estados Unidos con Gran Bretaña en una red de informaciones denominada Brusa Comint. Este acuerdo tomó luego el nombre codificado de Ukusa, en alusión a las iniciales de ambos países.

Dos organismos, la Agencia de Seguridad Nacional (ASN) y la Oficina Central de Comunicaciones del Gobierno (OCCG), fueron invitados a preservar los intereses de los dos países en el mundo interceptando las transmisiones en el extranjero. Su tarea básica consistía en escuchar las emisiones que se intercambiaban los estados mayores de los ejércitos comunistas.

A su vez, los soviéticos construyeron un sistema propio denominado Sorm, que conserva el actual Estado ruso, mientras que Europa impulsa uno propio, llamado Enfopol.

En los años setenta, Francia se sumó a las interceptaciones de la ASN. Ukusa siguió siendo uno de los secretos mejor guardados del mundo.

Recién en 1972 la revista norteamericana Ramparts, publicó las confidencias de un antiguo funcionario de la ASN sin pronunciar, empero, la palabra Echelon. Pero Echelon existía, oculta detrás de Ukusa. Los años 1952, 1957, 1984, 1986 y 1988 marcaron las etapas más significativas de esta máquina de espiar.

Estas “grandes orejas” no se conformaron con escuchar al adversario eventual, todo se convirtió en un potencial blanco: los teléfonos -incluidos los celulares-, los télex, las fotocopiadoras, Internet y los mensajes electrónicos.

Los cinco estados de esta “santa alianza” se repartieron las tareas: la ASN norteamericana se encarga de las dos Américas; la OCCG británica de Europa (Rusia incluida) y África; el DSD australiano de Asia y el Pacífico junto con el GCSB neozelandés y la CSE canadiense, de Europa y las Américas. El sistema fue utilizado contra la Argentina durante la Guerra de Malvinas, en 1982.

Tras la finalización de la “guerra fría”, la crisis de estos métodos de espionaje se produjo porque el control clandestino de las transmisiones se comenzó a ejercer contra empresas industriales y comerciales rivales de los grupos norteamericanos que Echelon buscó privilegiar, o porque la vigilancia se ha extendido hasta las comunicaciones entre particulares.

Frente a todo esto, creemos que deben universalizarse otras formas que controlen a los que nos quieren controlar y espiar.

En ello le va la vida a la democracia, al sistema de las libertades individuales y sociales, que podrían sucumbir ante el nuevo Panóptico.

Democratizar la utilización del poder comunicacional y resocializar la utilización de los recursos técnico-científicos, constituyen hoy los pilares esenciales para la construcción de una sociedad justa y libre que merezca ser vivida.

La crisis comunicacional actual es parte de la crisis contemporánea que es social, política y económica. Pero que quede claro: no es una crisis coyuntural.

Es la crisis de la globalización capitalista, la globalización del capital financiero unido a la revolución comunicacional que transforma las costumbres, despierta profundas corrientes irracionalistas, fragmenta las sociedades, destruye los vínculos familiares, desplaza a grandes masas humanas de una región a otra, especialmente desde los países periféricos a los centrales, lleva a la miseria a continentes enteros y genera amplios bolsones de pobreza, desocupación estructural, corrupción, incluso en las propias naciones hegemónicas y genera contradicciones secundarias: limpiezas étnicas, genocidios, xenofobia, racismo, integrismos y oscurantismo cultural.

Todo ello, incluso, manteniendo el mito de una sociedad “que progresa” y donde los actuales medios digitales de la información funcionarían como varita mágica, siempre listos para posibilitar “dar un salto adelante”, “uniéndonos”. Faltaría agregar: ¿haciéndonos felices también?

La revolución comunicacional posibilita elementos técnico-económicos y políticos cuya utilización pueden servir, deben servir, para transformar racionalmente la realidad en beneficio de la mayoría. La disyuntiva es si van a ser utilizados en ese sentido transformador o, en cambio, serán aprovechados para crear nuevas formas de dominación y servidumbre.

El derecho no puede estar ajeno a esta tensión que es parte sustancial de la transformación histórica. Porque como decía Hegel “quien contempla el mundo racionalmente, lo halla racional: hay en esto una determinación mutua”.

Los medios alternativos: nuevos escenarios de acción políticaEn el Informe “Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e información en nuestro tiempo”, más conocido como Informe MacBride, presentado en la Conferencia General de la UNESCO en Belgrado, 1980, se alertaba ya que “la industria de la comunicación está dominada por un número relativamente pequeño de empresas que engloban todos los aspectos de la producción y la distribución, las cuales están situadas en los principales países desarrollados y cuyas actividades son transnacionales”.

Se decía asimismo que “con harta frecuencia se trata a los lectores, oyentes y los espectadores como si fueran receptores pasivos de información.

Los responsables de los medios de comunicación social deberían incitar a su público a desempeñar un papel más activo en la comunicación, al concederle un lugar más importante en sus periódicos o en sus programas de radiodifusión con objeto de que los miembros de la sociedad y los grupos sociales organizados puedan expresar su opinión”. (6)

En otros términos, más de 30 años atrás se denunciaba una tendencia ya evidente en aquel entonces, y que con el curso del tiempo fue agigantándose: la monopolización comunicativa unilateral, al par que se establecían las líneas para superarla: “darle voz a los que no tienen voz”.

En la actualidad los medios de comunicación se han vuelto, cada vez más, una institución referente y constructora de la realidad humana, con toda la implicancia social, política y cultural que este fenómeno tiene. Quieran o no, los medios de comunicación cumplen un papel social educativo y formador de las sociedades.

Hoy -tendencia siempre en ascenso- los medios se constituyen como los articuladores y creadores de los temas de interés nacional, al mismo tiempo que son los difusores de los conceptos y valores que perciben pasivamente los grandes colectivos.

Tal como lo puntualizaba el Informe MacBride, los medios de comunicación han transitado por la lógica de grandes empresas, que responde no a la búsqueda de la verdad objetiva, la imparcialidad y el desarrollo general de las comunidades sino a las reglas comerciales imperantes en el mercado; es decir: a la incidencia en la sociedad en términos de cantidad de consumidores y la venta en el mercado, la utilidad comercial que se percibe a través de la publicidad y la venta directa de servicios.

Dicho sea de paso, la así llamada industria cultural (periódicos, libros, radio, cine, televisión, discos, videojuegos, internet) facturó el año pasado alrededor de 500.000 millones de dólares.

En esta lógica extremadamente comercial los medios de comunicación han empujado las funciones informativas, educativas y de análisis de la vida y sus relaciones a responder también a esta perspectiva comercial de hiper mercantilización en favor de una representación de la realidad social cada vez más emocionante, excitante y sorprendente. En otras palabras: “espectáculo vendible”.

Los usuarios de todo este arsenal técnico somos acostumbrados a ver el mundo sin actuar sobre él. Al separar la información de la ejecución, al contemplar un mundo mosaico en el que no se perciben las relaciones entre las cosas y se presenta todo previamente digerido, se crea entonces un estado de aturdimiento, indefensión y modorra en el que crece con facilidad la parálisis social.

El “espectáculo” de la vida reemplaza así a la vida. Como dijo Gabriel García Márquez: “La invención pura y simple, a lo Walt Disney, sin ningún asidero en la realidad, es lo más detestable que pueda haber”.

Dado el grado de impacto social que alcanzan, los medios de comunicación, por el contrario, podrían jugar un papel de importancia decisiva en la transformación para una vida mejor.

Pero la lógica del lucro no lo permite; las grandes compañías mediáticas terminan siendo, en todo caso, enemigas a muerte de cualquier intento de cambio; son, en otros términos, no sólo aliados del poder sino parte fundamental de la estructura del poder, con tanta o mayor preponderancia en el mantenimiento de las sociedades que las armas más sofisticadas.

La guerra principal es hoy la guerra mediática.

Surge ahí, entonces, la necesidad de otro tipo de medios comunicativos: son los llamados medios alternativos. Es decir: medios de comunicación no centrados en la dinámica empresarial, no centrados en el espectáculo de la vida sino en la vida misma, en la lucha de la vida.

La única manera de lograr esto es permitir, como lo manifestara el Informe MacBride, que “los miembros de la sociedad y los grupos sociales organizados puedan expresar su opinión”.

O sea: reemplazar el espectáculo, la representación de los hechos por la palabra de los actores mismos de los hechos. Eso son los medios alternativos de comunicación: instrumentos que sirven para darle voz a los sin voz.

En una demostración de modestia, el desaparecido periodista argentino Rodolfo Walsh decía para referirse a los comunicadores: “Nuestro rango en las filas del pueblo es el de las mujeres embarazadas, o los viejos. Simples auxiliares, acompañantes”.

Tal vez había ahí un exceso de modestia; los medios de comunicación que se pretenden alternativos son más que acompañantes: están llamados a ser parte importantísima de la lucha por otro mundo.

Medios de comunicación alternativos hay muchísimos, con una amplísima variedad en formatos, estilos, recursos y grados de incidencia.

¿Qué elemento común tienen una radio comunitaria que transmite en lengua swahili para algunas aldeas de Tanzania y un portal digital donde escriben conspicuos intelectuales de la izquierda mundial?

¿Qué une a un periódico comunitario de una barriada pobre de Mumbay con un canal televisivo como, por ejemplo, Catia TVe, de Caracas, cuya consigna es “no mire televisión: ¡hágala!”?

Si algo los une, entonces, es el trabajar por una transformación social desde un espíritu solidario y no estar movidos por el afán de lucro empresarial, el hacer jugar a la población no el papel de consumidor pasivo sino el de sujeto activo en el proceso de comunicación.

Esta enorme gama de medios que se reconocen como alternativos tiene como objetivo primordial ser un instrumento popular, una herramienta en manos de los pueblos para servir a sus intereses.

Por cierto ello permite una gran versatilidad en la forma en que se implementan las acciones, pero el común denominador es constituirse en un campo alternativo en contra del discurso hegemónico de la industria capitalista de la comunicación y la cultura.

Ante la institucionalización de la mentira de clase, ante la manipulación de los hechos y la presentación de la realidad como el colorido espectáculo vendible al que nos someten las agencias capitalistas generadoras de un tipo de información/cultura, surgen estos medios jugando el vital papel de contraoferta cultural.

Constituirse en la instancia que da voz a los que no la tienen, ser la caja de resonancia de colectivos populares, de organizaciones de base y movimientos sociales organizados -asociaciones obreras o campesinas, sindicatos, comunidades barriales, expresiones culturales alternativas, etc.- es, en todo caso, un acompañamiento de vital importancia. En realidad no son sólo acompañamiento solidario sino expresión de un genuino poder popular.

Por su misma naturaleza de extra oficiales, de vivir en el sistema pero en confrontación con él, todos los medios de comunicación alternativos padecen similares problemas: desde el ataque a la seguridad más elemental cuando arrecia la marea represiva hasta la crónica falta de recursos para funcionar en lo cotidiano.

Ser “alternativo”, en definitiva, impone esa situación: quien critica al statu quo y propone otras vías se enfrenta a los poderes fácticos. Ser alternativo -en todo, y en el ámbito comunicativo más evidentemente aún- lleva a estar en guerra continua.

Si la lucha de clases, la lucha por un mundo más justo y solidario, por constituir una aldea global basada en el beneficio democrático de las mayorías y no sólo en el de las élites, si todas estas luchas implican un combate perpetuo, el campo de las comunicaciones, dada la importancia creciente que las mismas tienen en las sociedades modernas, pasa a ser un especialísimo ámbito de estas nuevas guerras.

Los medios alternativos, populares e independientes viven en una virtual guerra, siempre al filo; y no puede ser de otra manera. Su papel en los procesos de cambio, de transformación profunda, es cada vez más importante.

Entre otros tantos ejemplos que lo demuestran puede mencionarse, sólo por citar algún caso, el de la Revolución Bolivariana en Venezuela: fueron ellos, en contra de las poderosas cadenas comerciales, los que permitieron la gran movilización popular que impidió el golpe de Estado en abril del 2002.

Sin ellos la derecha hubiera logrado su plan contrarrevolucionario. Esto demuestra que tienen en sus manos una muy importante cuota de poder.

Los medios de comunicación alternativos son un principalísimo embrión de poder popular, y más allá de posibles falencias técnicas y pobreza crónica de recursos -quizá irremediables, dado su misma condición de no-integrados, de “marginales” en el buen sentido de la palabra- son una de las más efectivas armas de la democracia de base, de la democracia revolucionaria.

Ejes temáticos1. Las nuevas modalidades de comunicación en la red y las batallas políticas.

Hoy por hoy las nuevas tecnologías digitales de la información y la comunicación parecen haber llegado para quedarse. No hay marcha atrás. Ya constituyen un hecho cultural, civilizatorio en el sentido más amplio.

Según lo que vamos empezando a ver, una considerable cantidad de personas en todo el mundo, jóvenes fundamentalmente, en países ricos del Norte o pobres del Sur, y entre los diferentes estratos socioeconómicos, ya no conciben la vida sin estas tecnologías. Sin dudas, están cambiando el modo de relacionarnos, de resolver las cosas de la cotidianeidad, de pensar, ¡de vivir!

Algunos años atrás, en el 2002, decía Delia Crovi refiriéndose a este proceso en curso: “En 2001, el Observatorio Mundial de Sistemas de Comunicación dio a conocer en París los resultados de un estudio sobre el equipamiento tecnológico en la SIC [sociedad de la información y la comunicación].

Este estudio afirma que en el año 2006 una de cada cinco personas tendrá un teléfono móvil o celular, el doble de los disponibles ahora que tenemos un aparato por cada diez habitantes.

El mismo estudio señala que en 2003 habrá más de mil millones de celulares en el mundo, y en los próximos cinco años se registrarán 423.000.000 de nuevos usuarios (Tele Comunicación, 27/6/2001).

Sin duda, estos datos podrían alimentar la idea de que estamos construyendo a pasos apresurados y a escala planetaria, una sociedad de la información, idea que sobre todo promueven los fabricantes de hardware y software, así como buena parte de los gobiernos del mundo.” (7)

Se ha llegado a decir que una forma de “entrar en la senda del progreso” es incorporarse a esta explosión de tecnologías digitales.

Pero, en realidad, anida ahí una falacia: en muchos países de Latinoamérica, por ejemplo, la cantidad de teléfonos móviles supera ampliamente a los fijos, e incluso al de habitantes (más de un teléfono por persona) sin que eso mejore las condiciones estructurales de vida.

En estos momentos pareciera que nadie puede escapar a la marea de las nuevas tecnologías digitales, que paulatinamente van cubriéndolo todo. Podría afirmarse, sin temor a equivocarse en la apreciación, que “para estar en la modernidad, en el avance, en el mundo integrado (¿globalizado y triunfador?), hay que estar conectado”. Si no se siguen esos parámetros, se pierde el tren del desarrollo. O, al menos, eso es lo que dice la insistente prédica dominante.

No cabe la menor duda que la comunicación es una arista definitoria de lo humano.

Si bien es cierto que en el reino animal existe el fenómeno de la comunicación, en lo que concierne al ámbito específicamente humano hay características propias tan peculiares que pueden llevar a decir, sin más, que si algo define a nuestra especie es la capacidad de comunicarnos, que no es sino otra forma de decir: de interactuar con los otros.

El sujeto humano se constituye en lo que es sólo a partir de la interacción con otros. La comunicación, en ese sentido, es el horizonte básico en que el circuito de la socialización se despliega.

Nos comunicamos de distintas maneras; eso no es nuevo. A través de la historia se encuentran las más diversas modalidades de hacerlo, desde la oralidad o las pinturas rupestres hasta las más sofisticadas tecnologías comunicacionales actuales gracias a la inteligencia artificial y la navegación espacial.

Pero sin dudas es un hecho destacable que con los fenómenos ocurridos en la modernidad, con el surgimiento de la producción industrial destinada a grandes mercados y con la acelerada urbanización de estos últimos dos siglos que se va dando en toda la faz del planeta, sucedieron cambios particulares en la forma de comunicarnos. En esa perspectiva surgió la comunicación de masas, es decir: el proceso donde lo distintivo es la cantidad enorme de receptores que reciben mensajes de un emisor único.

El siglo XX ha estado marcado básicamente por ese hecho, novedoso en la historia, y con características propias que van definiendo en términos de civilización las modalidades de la modernidad. Lo masivo entra triunfalmente en escena para ya no retirarse más.

En las últimas décadas del siglo XX, ya en plena explosión científico-técnica con una industria que definitivamente ha cambiado el mundo extendiéndose por prácticamente todos los rincones del planeta, las tecnologías comunicacionales van marcando el ritmo de la sociedad global.

Es a partir de ese momento que efectivamente se puede hablar de una verdadera “aldea global”, un mundo absolutamente interconectado, intercomunicado, un mundo donde las distancias físicas ya no constituyen un obstáculo para la aproximación de todos con todos.

En esa perspectiva, la nueva sociedad que se perfila con la globalización, y por tanto sus herramientas por excelencia, las llamadas TICs -la telefonía celular, la computadora, el internet-, abren esas preguntas: ¿más información disponible produce por fuerza una mejor calidad de vida y un mejor desarrollo personal y social?

Esas tecnologías, ¿ayudan a la inclusión social, o por el contrario refuerzan la exclusión? ¿O sólo generan beneficios a las multinacionales que se dedican a su comercialización, contribuyendo a un mayor y más sofisticado control social por parte de los grandes poderes globales?

La respuesta no está en las tecnologías propiamente dichas, por supuesto. Las tecnologías, como siempre ha sido a través de la historia, no dejan de tener un valor puramente instrumental.

Lo importante es el proyecto humano en que se inscriben, el objetivo al servicio del que actúan.

En ese sentido, para romper un planteo simplista y maniqueo: no hay técnicas “buenas” y técnicas “malas” en términos éticos.

“Más allá de las conexiones, son los usos concretos y efectivos los que pueden llevar o no a mantener o profundizar las brechas que de hecho existen en el mundo real.

Con lo cual la apertura infinita que supone el mero acceso formal a la red no necesariamente alcanza para hablar de una democratización de la sociedad o incluso del acceso a la información. Mucho menos si se trata de información de relevancia para el proceso de toma de decisiones o de participación en el ingreso socialmente producido.

Con internet se abren ciertos accesos, pero no se democratiza la sociedad ni la cultura”. (8)

Por supuesto que el acceso a tecnologías que permiten el manejo de información de un modo como nunca antes en la historia se había dado brinda la posibilidad de un salto cualitativo para el desarrollo, para el mejoramiento real de las condiciones de vida. Sucede, sin embargo, que esas tecnologías, más allá de una cierta ilusión de absoluta democratización, no producen por sí mismas los cambios necesarios para terminar con los problemas crónicos de asimetrías que siguen poblando el mundo.

Más allá de los intentos de “capitalismos serios”, de “capitalismos responsables”, las luchas de clases y la apropiación de la riqueza generada por el trabajo humano siguen siendo el quid de la cuestión.

Las tecnologías, si bien pueden mejorar las condiciones de vida haciéndolas más cómodas y confortables, no modifican las relaciones político-sociales a partir de las que se decide su uso. El capitalismo, por más “serio y responsable” que sea, no termina con la explotación y exclusión de los más, aunque se esté “conectado”.

Hoy días estas nuevas tecnologías las encontramos cada vez más omnipresentes en todas las facetas de la vida: sirven para la comercialización de bienes y servicios, para la banca en línea, para la administración pública (pago de impuestos, gestión de documentación, presentación de denuncias), para la búsqueda de la más variada información (académica, periodística, de solaz), para el ocio y esparcimiento (siendo los videojuegos una de las instancias que más crece en el mundo de las nuevas tecnologías digitales), para la práctica de deportes, para el desarrollo del arte, en la gestión pública (algunos gobiernos están incorporando el uso de redes sociales como Twitter, Facebook o Youtube cuando las autoridades dan a conocer su posición sobre acontecimientos relevantes), habiendo incluso todo un campo relacionado al sexo cibernético.

Como vemos, estos nuevos espacios abiertos por las actuales tecnologías de punta dan para todo. Como no podía ser de otro modo, también constituyen un campo de batalla político.

En tanto ámbito donde los grandes poderes económicos -por tanto políticos y culturales- han sentado sus reales, el campo popular, o si queremos decirlo de otro modo: las clases subordinadas, los explotados de toda laya que seguimos siendo la mayoría planetaria, tenemos ahí un lugar más desde donde dar batalla. Para el caso: guerra político-cultural.

Los medios alternativos que hacen uso de estas técnicas tienen en el ciberespacio su ámbito natural de trabajo. Pero desde ya hay que apurarse a dejar muy en claro que ningún cambio es posible SÓLO con el uso de las redes cibernéticas.

La ilusión -sin dudas manipulada- en relación a que hoy es posible una “revolución virtual” no pasa de eso: ilusión. La movilización popular, igual que el sexo, sigue necesitando de la presencia corpórea.

No negamos en absoluto -lo decimos como realizadores de una página electrónica justamente: ARGENPRESS- que en esta realidad comunicacional también debe darse batalla. Pero no hay que confundirse: la realidad virtual no reemplaza a la otra realidad.

La lucha de clases, la explotación y la extracción de plusvalía -conceptos que no están muy “a la moda” hoy día, dada la marea neoliberal que ha invadido todos los espacios y nos ha silenciado bastante- siguen siendo el nudo gordiano de la sociedad, de la marcha de la historia. Si la violencia sigue siendo “la partera de la historia”, la guerra en el ciberespacio es un frente más de lucha, pero no reemplaza a la gente de carne y hueso.

2. Ciberguerra.

La guerra, al igual que otras actividades humanas, ha evolucionado a lo largo del tiempo, se ha perfeccionado, ha ido haciendo uso de las tecnologías más avanzadas de su momento.

En ese sentido pude decirse que recorrió un camino desde las confrontaciones cuerpo a cuerpo, en igualdad de condiciones y con armas equivalentes (garrote-garrote, arco-arco, fusil-fusil), hasta la que hoy es llamada guerra moderna, guerra total, consistente en un enfrentamiento asimétrico y no de equivalencias o, como la consideran actualmente algunos teóricos del arte militar: guerra de cuarta generación.

Si bien la guerra es siempre la negación misma del hecho civilizatorio, de la normal convivencia apegada a normas sociales, la forma que ha ido adquiriendo hacia las últimas décadas del siglo XX, y que todo indicará que marcará el siglo actual, presenta características muy peculiares; si algo la define, es su total y más absoluta deshumanización.

Entiéndase bien: las guerras nunca son “amorosas” precisamente; pero lo que vamos viendo agravarse en estos últimos años, no como circunstancia azarosa sino como doctrina militar fríamente concebida, académicamente pensada, es una guerra que ya no distingue entre enemigo militar y población civil no combatiente, recordemos la Escuela de las Américas (School of the Americas), hoy rebautizada como Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (Western Hemisphere Institute for Security Cooperation) situada actualmente en Fort Benning, en su viejo Manual de Estudio de Contra Inteligencia (página 8), decía textualmente, “la seguridad civil: en todos los casos la misión de las fuerzas militares tiene prioridad sobre el bienestar de los civiles en el área”.

Una guerra que echa mano de los recursos más arteros que anteriores instrumentos jurídicos internacionales (las Convenciones de Ginebra, por ejemplo) prohibían. Guerras, en definitivamente, que se fundamentan en ser “tramposas”, tortuosas, engañosas.

Guerras “sucias”, básicamente, guerras que están más allá del cuerpo de leyes que intenta regir la vida civilizada.

Hoy por hoy, la lucha de clases a escala internacional tiene cada vez más la forma de guerra de cuarta generación, es decir: guerras no convencionales, guerras psicológicas, guerras donde el objetivo es la población civil no combatiente a la que se le llega por medios tecnológicamente cada vez más refinados.

En otros términos: sutiles acciones de desinformación, de propaganda, donde el elemento dominante es la supremacía tecnológica en la informática y en las comunicaciones globalizadas, guerra donde no hay armas de fuego sino que el elemento preponderante es la colonización mental del enemigo.

Como acertadamente lo dice Manuel Freytas: “Los bombardeos mediáticos no operan sobre su inteligencia, sino sobre su psicología: no manipulan su conciencia sino sus deseos y temores inconscientes. Todos los días, durante las 24 horas, hay un ejército invisible que apunta a su cabeza: no utiliza tanques, aviones ni submarinos, sino información direccionada y manipulada por medio de imágenes y titulares”.

Estados Unidos, como la primera potencia mundial dominante en todos los órdenes, también el militar, marca el rumbo en este tipo de guerras.

Por lo pronto, alguien de su burocracia de Estado que se encarga de estos asuntos, el general Robert Elder Jr., oficial de inteligencia de la Fuerza Aérea, expresó sin miramientos que “el cambio cultural es que vamos a tratar a Internet como un campo de guerra y vamos a concentrarnos en él y darle prioridad para acciones en el ciberespacio y acompañarla, si es necesario, con acciones en el espacio aéreo y terrestre.

Vamos a desarrollar, junto con las universidades, guerreros ciberespaciales que sean capaces de reaccionar ante cualquier amenaza las 24 horas del día durante los siete días de la semana”.

http://www.ARGENPRESS.info/2011/07/estados-unidos-el-pentagono-revela.html
http://www.ARGENPRESS.info/2011/06/china-experto-dice-que-ciberestrategia.html

Pero esta doctrina no es sólo defensiva, en junio de 2010 fue descubierto el virus Stuxnet, desarrollado por Israel con el apoyo material e intelectual de los Estados Unidos, esta pieza de software fue la lanza con la que se atacaron instalaciones de enriquecimiento de uranio pertenecientes al programa nuclear iraní causando la destrucción de varios miles de centrifugadoras.

http://www.ARGENPRESS.info/2011/01/gusano-informatico-en-equipos-nucleares.html

El uso de las redes telemáticas como campo de batalla no es sólo una idea de los Estados Unidos, David Cameron, primer ministro de Gran Bretaña (donde dos jóvenes de 20 y 22 años fueron condenados a cuatro años de cárcel por montar -por separado- páginas de Facebook donde convocaban a motines, que no se realizaron), declaró en el Parlamento que en respuesta a las revueltas que habían tenido lugar en el país, su gobierno estudiaba medidas para prohibir a personas que utilizaran las redes sociales “para la violencia”, o de plano bloquear totalmente el acceso a las mismas, en “situaciones de emergencia”.

India por su parte decidió crear a través Servicio de Inteligencia un departamento especial dedicado a bloquear páginas web de los estados enemigos.

http://www.ARGENPRESS.info/2010/08/india-reclutaran-ases-en-informatica.html

Asimismo el Ministerio de Defensa Nacional de Corea del Sur anunció que creará un nuevo comando para luchar contra una serie de ciberataques.

http://www.ARGENPRESS.info/2010/01/corea-del-sur-el-ejercito-creara-un.html

Las redes informáticas, de ese modo, además de ser un muy buen negocio para unas pocas empresas gigantescas de orden global, son también un campo de batalla especialmente sensible para el sistema, más aún para su vanguardia imperialista.

3. Retos de los países del Tercer Mundo ante el nuevo escenario de la comunicación digital.

Se entiende por “globalización” el proceso económico, político y sociocultural que está teniendo lugar actualmente a nivel mundial por el que cada vez existe una mayor interrelación económica entre todos los rincones del planeta, por alejados que estén, gracias a estas tecnologías que han borrado prácticamente las distancias permitiendo comunicaciones en tiempo real, pero siempre -esto es vital no olvidarlo nunca- bajo el control de las grandes corporaciones multinacionales. En realidad, la globalización propiamente dicha comienza con la expansión del naciente capitalismo de Europa cuando sale a “conquistar” el mundo.

Ahí verdaderamente comienza a hacerse global, mundial, planetario el sistema económico, y por tanto, su impronta político-cultural. Conquistadores europeos, con mano de obra esclava africana, sojuzgan a pueblos americanos, sentando las bases para una homogenización de toda la “aldea global”. Pero es recién ahora, con la caída del Muro de Berlín y la desintegración del bloque soviético a fines del siglo XX, que el capitalismo se siente dueño y señor de todo el mundo.

El actual epíteto de “neoliberal” -eufemismo por decir capitalismo salvaje que borra las conquistas sociales y laborales obtenidas en un siglo de lucha por el campo popular- aparece como discurso único, dominante absoluto, sin aparentes adversarios a la vista.

Esa globalización que vivimos (económica, política y cultural) es el caldo de cultivo donde las TICs son el sistema circulatorio que la sostiene, haciendo parte vital de la nueva economía global centrada básicamente en la comunicación virtual, en la inteligencia artificial y en el conocimiento como principal recurso, todo lo cual permite el nuevo capitalismo financiero, hiper concentrado en poquísimas manos, que va más allá de los Estado-nación modernos, y que en realidad de “serio y responsable” no puede tener nada (prefiere destruir el medio ambiente en nombre del lucro, por ejemplo).

Las nuevas tecnologías del ciberespacio pueden abrir oportunidades para los sectores históricamente postergados, dado que posibilitan acceder a instrumentos que sirven para dar un salto adelante verdaderamente grande (por ejemplo, permitir una “militancia” digital, denunciar atropellos en tiempo real, conocer y hacerse conocer en todo el mundo, intercambiar, movilizar opinión); pero este mundo virtual puede también contribuir a mantener la distancia entre los que producen esas tecnologías de vanguardia (unos pocos países del Norte), y quienes la adquieren (la gran mayoría de los países del Sur), ampliando así más aún la dependencia tanto comercial como tecnológicamente.

Si acceder a las TICs es un puente al desarrollo, la “brecha digital” (mejor dicho: abismo digital, ¿precipicio quizá?) que crea esta sociedad de la información, contraria a la “inclusión digital” global que debería promover una solidaridad universal, indica que los sectores más opulentos aumentan su distancia respecto de los excluidos de siempre.

A nivel internacional ello es por demás de elocuente: “Actualmente, de las computadoras conectadas con la Internet, el 93% están en los países de más altos ingresos, donde reside sólo un 16% de la población mundial. Hay en Finlandia más computadoras conectadas a la Internet que en toda la región de América Latina y el Caribe; hay más en la ciudad de Nueva York que en todo el continente de África”. (IDH, 2001. PNUD) (9)

Las nuevas tecnologías digitales, más allá de la explosión con que han entrado en escena y su consumo masivo siempre creciente, no benefician por igual a todos los sectores. “En América Latina la presencia o el desarrollo de una SIC [sociedad de la información y la comunicación] está más ligada a la consolidación de grandes consorcios multinacionales del audiovisual, que a la incorporación de la convergencia a los procesos productivos.

Esto último se ha polarizado en un sector capaz de desmaterializar la economía, en tanto que sobrevive otro gran sector que permanece al margen de los cambios tecnológicos y continúa trabajando dentro de un esquema de producción clásico, ayudado de herramientas que también podríamos definir como clásicas.

En nuestros países sólo un sector de la población (muy probablemente el que acumula el consumo tecnológico de distintas generaciones), es la que se ha incorporado efectivamente al proceso de producción ligado a la información y el conocimiento”. (10)

La repetida insistencia en relación a las maravillas de las nuevas tecnologías digitales de la información y la comunicación, en realidad no pasa de ser un espejismo manipulado desde los grandes centros de poder que se benefician de ellas, de su comercialización y de su uso como mecanismo de control a escala planetaria.

El hecho de que en cierta forma la utilización de las TICs pueda facilitar algo las cosas para las grandes mayorías no es efectivo si no se terminan con los problemas estructurales, con las brechas sociales vergonzosas que siguen siendo nuestro paisaje cotidiano: el hambre, la exclusión crónica, el analfabetismo, las enfermedades curables, el racismo.

Pese a este portento de las tecnologías de la inteligencia artificial, se sigue muriendo una persona cada 7 segundos ¡porque no dispone de alimentos! ¿Dónde está el progreso entonces?

No está demostrado que por el hecho de utilizar alguna de las TICs se elimine automáticamente la exclusión social o se termine con la pobreza crónica.

La explotación sigue su curso inmodificable. De todos modos, sabiendo que estas herramientas encierran un enorme potencial, es válido pensar que no disponer de ellas propicia la exclusión, o la puede profundizar.

Visto que la red de redes, el internet, es la suma más enorme nunca antes vista de información que pone al servicio de la humanidad toda una potente herramienta de comunicación, no acceder a él crea desde ya una desventaja comparativa con quien sí puede acceder.

De todos modos, el desarrollo propiamente dicho, el aprovechamiento efectivo de las potencialidades que abren las TICs, no se da por el sólo hecho de disponer de una computadora, de hacer uso de las redes sociales o de un teléfono celular de última generación, o de una consola de videojuegos, tan a la moda hoy día.

Los videojuegos, valga agregar, que cada vez comienzan a ser jugados desde las más tempranas edades (2 ó 3 años), bastante poco amigables para los adultos -los que no han crecido en esta cultura cibernética- funcionan como “verdaderas propedéuticas informales para el acercamiento amistoso y lúdico a los aparatos electrónicos. […] Ese tiempo invertido los acerca sin reparos mayores a la manipulación de aparatos de tecnología digital”. (11)

Después de varios años de “acostumbramiento”, ya desde niños, los jóvenes encuentran como algo absolutamente natural, y más aún: imprescindible, el mundo de las TICs. El consumismo está ya puesto en marcha, y la obsolescencia programada hará que cada cierto tiempo haya que reemplazar el aparatito en cuestión.

Obviamente todos estos aparatos podrán ser “bonitos”, pero no dejan de ser instrumentos, útiles, herramientas. Dentro de las relaciones capitalistas en que prácticamente todo el mundo se mueve, las herramientas, por sí mismas, no hacen sino seguir enriqueciendo más a quienes las fabrican y las comercializan, tornando al Tercer Mundo más dependiente de los centros planetarios de poder.

Lo que sí hace la diferencia es la capacidad que una población pueda tener para aprovechar creativamente estas nuevas formas culturales. Si el internet “ha transformado la vida”, como tan insistentemente dice cierto pensamiento dominante (desde una perspectiva más mercadológica que crítica, terminando por constituirse en “mito”, en manipulación mediática), ello permite descubrir el porqué de esa tenaz repetición: está claro que alimenta muy generosamente a quienes lucran con su comercialización.

Google, por ejemplo, el motor de búsqueda más potente y con la mayor cantidad de consultas diarias en la red en todo el mundo, ha facturado 150.000 millones de euros en 10 años. Junto a ello, la posibilidad de control panóptico a escala absolutamente mundial fuerza a su expansión siempre creciente.

Ante este panorama, el Sur no debe seguir ciegamente el dictado consumista de endiosar las nuevas tecnologías sin una visión crítica, ampliando así la dependencia. De lo que se trata es de justipreciar cómo esos instrumentos pueden ser, o no, nuevos caminos para la liberación, o para seguir ampliando las asimetrías.

4. Incidencia de los medios alternativos y las redes sociales en la opinión pública y en el hacer de la política internacional.

Tal como expresan los lineamientos generales del este Congreso: “La evolución de la Web, el surgimiento de los medios alternativos, las redes sociales de Internet, así como los blogs y wikis, crean nuevas posibilidades para la comunicación social y política. Este nuevo escenario comunicativo a nivel internacional demanda cada vez más la creación de condiciones para maximizar su aprovechamiento”.

Sin caer en empobrecedores maniqueísmos ni valoraciones moralizantes, ni tampoco en triunfalismos exagerados que pierden la verdadera dimensión de las cosas, digamos que toda esta amplia batería de nuevas tecnologías ofrece interesantes posibilidades si lo pensamos desde una perspectiva revolucionaria, al mismo tiempo que no se pueden desconocer sus peligros latentes. El reto está en ver cómo se navega en esas aguas y se puede llegar a buen puerto.

Las TIC son especialmente atractivas, y con mucha facilidad pueden pasar a ser adictivas (de la real necesidad de comunicación fácilmente se puede pasar a la “adicción”, más aún si ello está inducido, tal como sucede efectivamente).

En una investigación que se hizo recientemente en Guatemala sobre este tópico se preguntó a jóvenes usuarios de estas tecnologías -de distinta extracción social- si al estar haciendo el amor y recibir una llamada a su teléfono celular, ¿qué harían? muchos (y muchas) respondieron que, sin dudarlo, contestarían. No hay dudas que estamos ante un importante cambio de actitudes.

Estamos invadidos por una cultura del uso de lo digital; se nos ha dicho incluso, interesadamente o no, que la reciente “primavera árabe”, por ejemplo, se provocó por la catarata de mensajes de texto transmitidos en los teléfonos móviles y por el uso de las llamadas redes sociales.

¿Las nuevas revoluciones, entonces, se construirán sobre la base de realidades virtuales que movilizan a las masas?

Dejamos aquí el análisis de ese movimiento de los pueblos árabes porque no es el espacio adecuado para tratarlo, pero no podemos menos de indicar que, hoy por hoy, vivimos una cierta entronización de lo digital que puede llevarnos a verlo como panacea. De todos modos, más allá de la interesada prédica que identifica a las TICs con esa solución universal, no hay dudas que tienen algo especial que las va tornando imprescindibles.

Estar “conectado”, estar todo el tiempo con el teléfono celular en la mano, estar pendiente eternamente del mensaje que puede llegar, de las redes sociales, del chat, constituye un hecho culturalmente novedoso.

La definición más ajustada para un teléfono celular (lo mismo se podría decir de las TICs en general) es que, poseyendo el equipo en cuestión -teléfono, computadora, acceso a internet- se está “conectado”, que es como decir: “estar vivo”.

Definitivamente todas estas tecnologías van mucho más allá de una circunstancial moda: constituyen un cambio cultural profundo, un hecho civilizatorio, una modificación en la conformación misma del sujeto y, por tanto, de los colectivos, de los imaginarios sociales con que se recrea el mundo. Eso nos abre forzosamente la pregunta: ¿constituyen también un arma política? ¿Son un instrumento más para la revolución?

Lo importante a destacar es que esa penetración que tienen las TICs no es casual. Si gustan de esa manera, es por algo. Como mínimo se podrían señalar dos características que le confieren ese grado de atracción: a) están ligadas a la imagen, y b) permiten la interactividad en forma perpetua.

La imagen juega un papel muy importante en las TICs. Lo visual, cada vez más, pasa a ser definitorio. La imagen es masiva e inmediata, dice todo en un golpe de vista. Eso fascina, atrapa; pero al mismo tiempo no da mayores posibilidades de reflexión. “La lectura cansa.

Se prefiere el significado resumido y fulminante de la imagen sintética. Ésta fascina y seduce. Se renuncia así al vínculo lógico, a la secuencia razonada, a la reflexión que necesariamente implica el regreso a sí mismo”, se quejaba amargamente Giovanni Sartori (12).

Lo cierto es que el discurso y la lógica del relato por imágenes están modificando la forma de percibir y el procesamiento de los conocimientos que tenemos de la realidad. Hoy por hoy la tendencia es ir suplantando lo racional-intelectual -dado en buena medida por la lectura- por esta nueva dimensión de la imagen como nueva deidad.

Junto a eso cobra una similar importancia la fascinación con la respuesta inmediata que permite el estar conectado en forma perpetua y la interactividad, la respuesta siempre posible en ambas vías, recibiendo y enviando todo tipo de mensajes. La sensación de ubicuidad está así presente, con la promesa de una comunicación continua, amparada en el anonimato que confieren en buena medida las TICs. (Muchos “tímidos” consiguen pareja por su intermedio. Eso es un hecho).

La llegada de estas tecnologías abre una nueva manera de pensar, de sentir, de relacionarse con los otros, de organizarse; en otros términos: cambia las identidades, las subjetividades. ¿Quién hubiera respondido algunas décadas atrás que prefería contestar el teléfono fijo a seguir haciendo el amor?

Hoy día la sociedad de la información, por medio de estas herramientas, nos sobrecarga de referencias. La suma de conocimiento, o más específicamente: de datos, de que se dispone es fabulosa. Pero tanta información acumulada, para el ciudadano de a pie y sin mayores criterios con que procesarla, también puede resultar contraproducente.

Puede afirmarse que existe una sobreoferta informativa. Toda esta saturación y sobreabundancia de ¿información?, y su posible banalización, se ha trasladado a la red, a las TICs en general, inundando todo. De una cultura del conocimiento y su posible apropiación se puede pasar sin mayor solución de continuidad a una cultura del divertimento, de la superficialidad. Las TICs permiten ambas vías.

Si bien las TICs se están difundiendo por toda la sociedad global, quienes más se contactan con ellas, las utilizan, las aprovechan en su vida diaria dedicándole más tiempo y energía, y concomitantemente viéndose especialmente influenciados por ellas, son los jóvenes.

Es evidente que la globalización en curso uniforma criterios sin borrar las diferencias estructurales; de ahí que, diferencias mediantes, las generaciones actuales de jóvenes son todas “hijas de las TICs”, o “nativos digitales”, como se les ha llamado.

“Aquello que para las generaciones anteriores es novedad, imposición externa, obstáculo, presión para adaptarse -en el trabajo, en la gestión, en el entretenimiento- y en muchos casos temor reverencial, para las generaciones más jóvenes es un dato más de su existencia cotidiana, una realidad tan naturalizada y aceptada que no merece siquiera la interrogación y menos aún la crítica.

Se trata en efecto de una condición constitutiva de la experiencia de las generaciones jóvenes, más instalada e inadvertida a medida que se baja en la edad” (13)

En esa dimensión, lo importante, lo definitorio es estar conectado y siempre disponible para la comunicación. De esa lógica surgen las llamadas redes sociales, espacios interactivos donde se puede navegar todo el tiempo a la búsqueda de lo que sea: novedades, entretenimiento, información, aventura, etc., etc.

En las redes sociales, usadas fundamentalmente por jóvenes, alguien puede tener infinitos amigos. O, al menos, la ilusión de una correspondencia infinita de amistades. En esa línea, creemos importante no dejar de hacer notar que la superficialidad no es ajena a buena parte de la cultura que generan las TICs.

De ahí que debe verse muy en detalle cómo estas tecnologías comportan, al mismo tiempo que grandes posibilidades, también riesgos que no pueden menospreciarse. La cultura de la ligereza, de lo superficial y falta de profundidad crítica puede venir de la mano de las TICs, siendo los jóvenes -sus principales usuarios- quienes repitan esas pautas.

Sin caer en preocupaciones extremistas, no hay que dejar de tener en vista que esa entronización de la imagen y la inmediatez, en muchos casos compartida con la multifunción simultánea (se hacen infinitas cosas al mismo tiempo), puede dar como resultado productos a revisar con aire crítico: “en términos mayoritarios [los jóvenes usuarios de TICs] adquieren información mecánicamente, desconectada de la realidad diaria, tienden a dedicar el mínimo esfuerzo al estudio, necesario para la promoción, adoptan una actitud pasiva frente al conocimiento, tienen dificultades para manejar conceptos abstractos, no pueden establecer relaciones que articulen teoría y práctica”. (14)

Pero si bien es cierto que esta cibercultura abre la posibilidad de esta cierta liviandad, también da la posibilidad de acceder a un cúmulo de información y a nuevas formas de procesar la misma como nunca antes se había dado, por lo que estamos allí ante un fenomenal reto.

Los medios alternativos de comunicación, como ARGENPRESS por ejemplo, que hacen uso de la red, de todas estas nuevas herramientas digitales, son un granito de arena más en la larga y continuada lucha por un mundo mejor.

Hoy, caído el Muro de Berlín, y con él muchas esperanzas, no hay dudas que el campo popular está un poco (bastante) falto de ideas claras, de referentes precisos en la batalla por esas transformaciones. Los ideales de algunas décadas atrás, si bien no han desaparecido, quedaron golpeados.

La fabulosa ola neoliberal que todavía nos sigue afectando ha significado un golpe muy grande para la izquierda.

En ese marco, la cultura digital que ha llegado con una fuerza fabulosa, abre un reto: obviamente, en tanto tecnología, no es “buena” ni “mala”. Plantearlo así es sumamente reduccionista. Pero no se puede dejar de considerar cómo funciona, quién la maneja, qué papel juega para los grandes poderes globales como negocio y como mecanismo de control social. La posibilidad de construir ahí un espacio alternativo está abierta.

No debemos dejar de tener en cuenta que se han abierto ciertos canales para una relativa democratización de la información. En cierto sentido, todos podemos dejar nuestra marca en la red de redes, decir, denunciar, hacer evidentes ciertas cosas.

Pero no hay que olvidar que ese fabuloso espacio virtual también está hiper controlado por los enormes poderes de siempre, que el tráfico satelital no lo maneja el campo popular, que tecnológicamente dependemos de unos pocos servidores que manejan ese tráfico.

La ilusión de creer que la revolución se agota en una pantalla es un peligro. Bienvenidas las tecnologías digitales, sin duda. Aprovechémoslas, conozcámoslas en profundidad, saquémosle el máximo posible de provecho.

Pero estemos conscientes que la revolución socialista no es una cuestión puramente técnica. La tecnología, si no está al servicio de la causa del Ser Humano como especie, sigue siendo un mecanismo de dominación.

Los medios alternativos de comunicación son un elemento más de un prolongado combate popular en pro de un mundo con mayor justicia, combate que por cierto no ha terminado aún, que ha perdido quizá la batalla de estas últimas dos décadas, pero no la guerra.

Citas:
1) Tesis presentada en el Encuentro Internacional de París de 1988 de la Asociación por el Centro Michel Foucault.
2) Ver “El fin de la privacidad”, dossier en la revista Noticias, 25 de octubre de 1997.
3) Ver La marca de la bestia. Identificación, desigualdades e infoentretenimiento en la sociedad contemporánea, por Aníbal Ford, Grupo Editorial Norma, Colección Vitral, Buenos Aires-Barcelona, 1999.
4) “El ojo del poder”, entrevista de Jean-Paul Barou con Michel Foucault, en Bentham Jeremías: “El Panóptico”, Editorial La Piqueta, Barcelona, 1980).
5) Roszak, Theodor. “El culto a la información. Un tratado sobre alta tecnología, inteligencia artificial y el verdadero arte de pensar”. Ed. Gedisa. Barcelona, 2005.
6) UNESCO. “Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e información en nuestro tiempo”. Fondo de Cultura Económica. México, 1993
7) Ver Crovi, Diana. “Sociedad de la información y el conocimiento. Entre el optimismo y la desesperanza”. UNAM. México, 2002.
8) Ver Urresti, Marcelo. “Ciberculturas juveniles”. La Crujía Ediciones. Buenos Aires, 2008.
9) Ver Informe de Desarrollo Humano del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, 2001.
10) Ver Crovi, Diana.
11)Ver Urresti, Marcelo.
12) Sartori, Giovanni. Homo videns. La sociedad teledirigida. Ed. Taurus. Barcelona, 1997.
13) Ver Urresti, Marcelo.
14) Ver Estévez, C. La comunicación en el aula y el progreso del conocimiento, en Urresti, Marcelo. 2006

Bibliografía:
– Aberastury, Pedro, Corbière, Emilio J. y otros autores. Poder político y libertad de expresión, Instituto de Ciencia Política y Constitucional de la Sociedad Científica Argentina, Editorial Abeledo-Perrot. Buenos Aires, 2001.
– Balbier E. y otros. Michel Foucault, filósofo. Gedisa Editorial. Barcelona, 1990.
– Colussi, Marcelo. Medios de comunicación, globalización y su impacto en Guatemala, en “Medios de comunicación y procesos políticos en un mundo global” (publicación conjunta). Universidad Rafael Landívar. Guatemala, 2011.
– Corbière, Emilio J. y Amado, Oscar. Echelon y Enfopol, los nombres del espionaje electrónico, Segundo Seminario “Miguel Enríquez”, Santiago de Chile, 13 a 15 de octubre de 2000, Ediciones Cuadernos de la Fundación Juan B. Justo. Buenos Aires, 2000.
– Cornelius Castoriadis. El mundo fragmentado, Editorial Altamira. Buenos Aires, 1990.
– Crovi, Diana. Sociedad de la información y el conocimiento. Entre el optimismo y la desesperanza, en Revista mexicana de Ciencias Políticas y Sociales. México. Año XLV, N°. 185, mayo-agosto de 2002, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales. UNAM, 2002.
– Ford, Aníbal. Navegaciones. Comunicación, cultura y crisis. Amorrortu Editores. Buenos Aires, 1996.
– Martín Barbero, Jesús. De los medios a las mediaciones, Ediciones Gustavo Gilli. México, 1987.
– Murillo García, J.L. Sociedad digital y educación: Mitos sobre las Nuevas Tecnologías y mercantilización del aula. Disponible en http://edicionessimbioticas.info/Sociedad-digital-y-educacion-mitos. 2008.
– Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Informe de Desarrollo Humano 2001.
– Roszak, Theodor. El culto a la información. Un tratado sobre alta tecnología, inteligencia artificial y el verdadero arte de pensar. Ed. Gedisa. Barcelona, 2005.
– Sartori, Giovanni. Homo videns. La sociedad teledirigida. Ed. Taurus. Barcelona, 1997.
– Serrano, Pascual. La llegada de internet al periodismo. Disponible en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=138479. 2011.
– UNESCO. Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e información en nuestro tiempo. Fondo de Cultura Económica. México, 1993
– Urresti, Marcelo. Ciberculturas juveniles. La Crujía Ediciones. Buenos Aires, 2008.
– Verón, Eliseo. Ideología y comunicación de masas: La semantización de la violencia política. Publicado en VV.AA. Lenguaje y comunicación social, Nueva Visión, Buenos Aires, 1971.
– Wolton, D. ¿Internet, y después? Una Teoría Crítica Sobre los Nuevos ‘Media’. Ed. Gedisa, Barcelona, 2000.

Fuente original: http://www.argenpress.info/2011/12/ponencia-de-argenpress-en-el-taller.html

Condenados a gustar (en Facebook), condenados a seguir (en Twitter)


Condenados a gustar (en Facebook),

condenados a seguir (en Twitter)

La gestión de la reputación digital puede resultar fatigante

La ingeniería social se complica. Si ya era difícil quedar bien con todo el mundo en la vida analógica, el protocolo digital multiplica las reglas de una cortesía desbordada que, al menos, yo no había sentido la necesidad de poner en práctica hasta ahora.

Antes controlaba. Sabía perfectamente cuándo había sido borde, a quién había puesto mala cara o con quién no me había portado del todo bien.

Unas veces estaba dispuesta a corregirme y otras no.

Pero controlaba.

Ahora cada día me entero de que he metido la pata involuntariamente con quien no lo merecía o he sido escandalosa y digitalmente descortés con gente que me aprecia, virtualmente hablando.

Léase, no he puesto un like cuando debía, no he dado las gracias por un retuit, tampoco por un #FF o no he devuelto a tiempo el follow a alguno de mis seguidores en Twitter, que tampoco son demasiados, probablemente por mi comportamiento asilvestrado.

Invadida por la culpa me voy a consultar, en caso de que exista, algún manual de urbanidad sobre el asunto.

Y encuentro verdaderos tratados de protocolo en varios idiomas,

Cinco maneras de decir gracias en Twitter (en inglés),

Siete maneras de agradecer a alguien por un retweet (en inglés),

30 modos de decir gracias por un retweet (en inglés),

Protocolo en redes sociales: Facebook, Twitter, Linkedin (en español).

Evidentemente, el asunto ya está bastante regulado, aunque algunas de estas redes sociales, como Twitter y Facebook, no cuentan 10 años de vida y aún tendríamos que estar todos aprendiendo en ellas en vez de dictar normas de comportamiento como si fuéramos expertos.

Algunos post dedicados a la cortesía digital son muy honestos, siguen recomendando agradecer a diestra y siniestra a los seguidores, pero al menos explican claramente por qué.

Por ejemplo, Cómo conseguir más retweets en Twitter (en inglés), un propósito que, en mi humilde opinión, se esconde detrás de tanto derroche de agradecimientos, y no tanto la buena educación o el conocido refrán de «Es de bien nacido ser agradecido».

En este post se explica que la ley de la reciprocidad funciona en Twitter como en la vida misma: dar para recibir.

Si te siguen, sigue; si te retuitean haz lo propio; si te mencionan, agradece y menciona; si te hacen un #FF deshazte en elogios y apúntate lo que tendrás que hacer el próximo viernes.

Y, encima, hazlo con gracia para que tu timeline no se convierta en un encadenamiento aburrido de gratitudes que no aportan valor ni interesan a nadie, y solo sirven para crear más ruido en el sistema.

Pienso en la decepción de los expertos de Big Data cuando desentrañen la maraña de nuestro tráfico digital y vean que buena parte de la conversación consiste en dar y devolver las gracias.

Sin embargo, lo de los agradecimientos ha dejado de ser un asunto pueril cuando hasta emprendedores como Gary Vaynerchuck -un empresario del mundo del vino y metido hasta las cejas en los New Medias- le dedica un libro, The Thank you Economy.

Su argumento es que la nueva economía descansará sobre todo «en el contexto».

Entendiéndose por contexto las relaciones personales que has ido tejiendo con tus potenciales clientes o seguidores. Ergo, hay que portarse bien en Internet si quieres tener futuro.

Y tener paciencia y cintura y mano izquierda.

Una amiga me cuenta lo incómoda que se sintió cuando apareció en su timeline este reclamo: «Algo malo habré hecho para que @llamésmoleX (mi amiga) me haya dejado de seguir».

Después de pensar un par de días qué hacer, decidió dar la callada por respuesta y volver a agregar al reclamante.

En el mío alguien publicó: «A ver cuándo me devuelves el follow», y todavía no sé cómo arreglarlo.

Afortunadamente también encuentro el irreverente blog de Jay Dolan The Antisocial Media que me ilustra sobre el asunto. «La dicha de la vida moderna es que, incluso cuando estamos solos, seguimos acompañados, siempre construyendo lazos endebles.

Pero si estas relaciones no te aportan nada, déjalas.

No es agradable, pero es lo que hay que hacer (…) Algunas relaciones terminan con un estrépito, otras con un quejido y en nuestra época terminan con la tecla delete».

Me pregunto si entre tanto comportamiento al que añadir ahora el adjetivo digita, también deberíamos considerar la cordialidad útil y la hipocresía.

Creo que en la vida real no somos tan extremadamente agradecidos, ni pedimos tantas explicaciones.

¿Internet está cambiando nuestra manera de hacer amigos y enemigos?

Elias Aboujaoude, un psiquiatra de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford, autor del libro Virtually you (Norton, 2011),

defiende la existencia de la e-personality,

ese sujeto casi siempre mejor que nosotros mismos que nos creamos «involuntariamente» para nuestras interacciones on line y que está obsesionado con la gratificación

(71% de los usuarios de Internet en Estados Unidos pertenecen a una comunidad on line y la consideran «muy importante o extremadamente importante» en sus vidas; la mitad de ellos afirma que sus lazos en estas comunidades son tan fuertes como el que tienen con sus grupos en la vida real.

En España, el estudio Mc Kinseyasegura que pasamos 68 minutos diarios en las redes sociales y, según sus cálculos, somos los que más tiempo dedicamos a hacer vida social on line).

Quizás estemos desarrollando una e-personality exquisitamente educada y agradecida para seducir en la red, que también se muestra ególatra, exhibicionista y respondona.

Según el Dr. Aboujaoude, «la e-identity, a pesar de no ser real, está llena de vitalidad.

Liberada de viejas reglas de comportamiento y etiqueta (…) esta personalidad es más asertiva, menos comedida, se sitúa un poco más en el lado oscuro y es, decididamente, más sexy.

Sus ventajas no deben ser subestimadas. Puede actuar como una fuerza liberadora de la personalidad real permitiendo al sujeto superar la timidez, la inhibición y forjar amigos y conexiones que de otro modo nunca tendrían lugar.

En muchos casos, la versión virtual de nosotros mismos complementa nuestra personalidad y puede actuar como una extensión de esta. (…)

La e-personality es más audaz, fuerte y eficiente que la personalidad original».

Los estudios de este psiquiatra se concentran en demostrar cómo nuestro yo digital influye en los actos cotidianos fuera de la red.


«Los rasgos que integramos en nuestra vida on line suelen ser incorporados a nuestra personalidad off line. De este modo, podríamos acabar siendo más atrevidos y menos diplomáticos en nuestras relaciones, aunque no tuviéramos delante una pantalla o un iPhone», explica el psiquiatra.

A veces te cruzas con una e-identity en tu camino. Sucede cuando un amigo común te presenta a @llamésmoleX, que te ha seguido durante dos años y que te llama por tu nombre de usuario ante el flipe del resto del personal.

Y le pones cara y atas cabos e intentas recordar si has sido un ingrato o le has tratado de maravilla. «Acabamos de desvirtualizarnos», te dice el otro encantado y sí, es cierto, nos estamos viendo las caras en la cruel y dura realidad.

En España casi siempre sucede en un bar; en Estados Unidos en un cóctel diseñado para hacer networking.

Es entonces cuando hacemos un enorme despliegue de medios para no defraudar a quien ha decidido seguirnos, retuitearnos yfavoritearnos (gran palabra traducida literalmente del inglés favorited), y recordamos que tal vez tenga algún sentido la compulsiva actividad de dar las gracias como si no hubiera un mañana.

Gestionar las vanidades digitales

Todo sería más fácil si no se hubieran inventado las máquinas de engordar egos digitales.

Y si no hubiera quien revisara a diario su lista de simpatizantes y disidentes y llevara un registro de agravios para luego pedir cuentas y actuar en consecuencia.

Por ejemplo,Favstart.fm es un servicio útil para medir el impacto de la actividad en Twitter, pero es también una fábrica de neuróticos.

Su misión consiste en informarte de tus listas de tuits de éxito, de cuántas veces te han mencionado, cuántas te han retuiteado, quién te menciona, etcétera.

Luego saca un ránking de celebridades y de tuits más populares. P

ues hay quien vive por y para Favstart.com y controla perfectamente quién lo ha retuiteado y quién no.

Recomiendo especialmente esta definición que alguien ha registrado en el Urban Dictionary y que empieza: «Gente en Twitter que existe con el único propósito de dar y recibir estrellas de favoritos y ser alguien importante en FavStart (…)».

Klout es otra herramienta para medir la reputación digital en Twitter, Facebook y LinkedIn que clasifica a los usuarios según su nivel de influencia y notoriedad.

Puedes ser desde un experto hasta un socializador.

Te informa en qué temas puedes considerarte un líder de opinión y a qué usuarios influyes.

Además, Klout marca estatus, poniendo un número a las cotas de influencia de cada quien.

Del 1 al 100.

Estas herramientas usadas con una estrategia empresarial y sentido común otorgan utilidad y significado al cúmulo de información caótica que generamos cada día.

Pero puestas a engordar egos ya desorbitados generan verdaderos dictadores de las redes sociales y de sí mismos.

Al menos un problema debe tener alguien que dice (y muy en serio): «Me he ido de vacaciones dos semanas y no sabéis cómo me ha bajado el klout».

Y esto es una cita auténtica.

Por último, la peor de todas, generadora de paranoias en serie, la aplicación who.unfollowed.me, que cada 15 minutos te informa de quién ha osado dejar de seguirte en Twitter y elabora un historial de unfollowers cada 45 días para los interesados.

Las reacciones son muy variadas, desde el resignado silencio hasta el desvergonzado reclamo, pasando por el ojo por ojo, un rencoroso y vengativo unfollow.

Dicho esto, termino y me voy a comprobar cuántos followers he dejado en el camino después de escribir este post.

(Datos provenientes del Digital Future Project de la University of Southern California Annenberg School for Communication).

fuente ELPAIS

El Twitter según Jesús

Si Jesús hubiera tenido Twitter seguramente hubiéramos visto cosas como estas:

Antes de la Última Cena el nerviosismo crece:

Hasta sobre el Gólgota hay tiempo para tuitear:

Y claro, no puede faltar el pilón del que será EL TEMA de las próximas semanas:

 

El diseñador Aaron Wood creo unos posters tipo propaganda en los que plasmo a las 3 redes sociales del momento: TwitterFacebook y Google+.

Mucha imaginación, creatividad y una pizca de humor en un muy buen trabajo!

[Vía AllTwitter]


Read more: 
http://geeksroom.com/2011/07/twitter-facebook-y-google-en-propaganda-posters-humor-grafico/52171/#ixzz1brphz9l3

 


Operación de espionaje de Estados Unidos para manipular las redes sociales


La Operación de espionaje de Estados Unidos para manipular las redes sociales

Sábado, octubre 8th, 2011 | Filed under Tapa | Posted by chevige

por: Ernesto Carmona

Las fuerzas armadas estadounidenses desarrollan un software que les permite intervenir y manipular secretamente los sitios sociales y foros de los medios mediante personajes en línea de identidad falsa para influir en conversaciones vía Internet y diseminar propaganda favorable a Estados Unidos, según informó el diario británico Guardian UK (17 de marzo 2011), en un artículo firmado por Ian Cobain y Nick Fielding.

Ya está en marcha esta nueva faceta electrónica de la guerra psicológica.

Para el alumbramiento artificial de partidarios de Estados Unidos en la red Internet y la posterior gestión y control de su actividad, el Pentágono contrató a una empresa californiana a través del Comando Central (Centcom), que controla las operaciones armadas de Estados Unidos en Oriente Medio y Asia Central, según el diario británico.

El plan pretende desarrollar un “servicio de gestión en línea de personas” que permite a un solo militar controlar hasta 10 identidades falsas distintas, de hombre o mujer, por todo el mundo.

El contrato de Centcom estipula que cada personaje falso debe tener una personalidad “on line” convincente, más un cierto historial y apariencia política favorables.

Un portavoz de Centcom confirmó un contrato por 2,76 millones de dólares que ya fue otorgado a Ntrepid, una sociedad recién registrada en Los Ángeles, pero no quiso decir si el proyecto de gestión de los personajes múltiples ya estaba en ejecución y más bien anunció que no volvería a hablar sobre ningún contrato relacionado con el tema. En Ntrepid no hubo nadie disponible para comentar el contrato.

El sistema permite que puedan operar hasta 50 controladores o digitadores de unos 10 personajes falsos cada uno, sin moverse de sus puestos de trabajo en Estados Unidos y “sin miedo a ser descubiertos por adversarios sofisticados”.

Es decir, irrumpirán unos 500 internautas falsos, físicamente inexistentes. Siguiendo las pistas que ofrece el propio contrato, el diario británico concluyó que estos manipuladores de Internet trabajarán desde la base aérea MacDill, cerca de Tampa, Florida, sede del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos.
El Guardian piensa que el contrato para el software de personajes múltiples pudo haberse concebido como parte de un programa llamado Voz de Operación Concienzuda (Operation Earnest Voice OEV), que primero fue desarrollado en Irak como arma de guerra psicológica contra la presencia en línea de partidarios de Al-Qaida y otros insurgentes que resistían la presencia militar y política de Estados Unidos en ese país.

Desde su invención, el OEV se amplió mediante un programa de 200 millones de dólares para utilizarlo contra jihadistas y otros activistas musulmanes de Pakistán, Afganistán y Oriente Medio.

El OEV resultó provechoso, a juicio de Estados Unidos, que ahora lo utiliza intensivamente en varios países del Oriente Medio y más lejos.

Asimismo, y supuestamente, ninguna de las nuevas operaciones planeadas intervendría para manipular sitios web radicados en territorio estadounidense, pues “en casa” sería ilegal usar esa tecnología para “dirigirse a las audiencias de Estados Unidos”.

La idea es engañar “desde casa” hacia afuera, dirigiéndose al resto del mundo, en un esquema similar a la hipocresía con la tortura, que no se puede hacer “en casa” porque está prohibida por la ley, pero se aplica en Guantánamo, que está en un limbo “jurídico” porque es un territorio usurpado a Cuba que no ha sido devuelto.

Expertos en propaganda han comparado el proyecto con las tentativas de China de controlar y restringir el libre discurso en Internet, dijo Guardian.

El propósito evidente de los militares de Estados Unidos consiste en crear un falso consenso pro estadounidense en conversaciones en línea, ablandar opiniones incómodas y sofocar comentarios o informes contrarios a sus propios objetivos internacionales.

También esos expertos piensan que el plan militar de usar personalidades en línea inventadas podría ser imitado por otros gobiernos de diferente signo, empresas y organizaciones de toda índole, también dispuestas a conducir a los usuarios de medios sociales a interactuar con simples marionetas en su juego de propaganda mundial.

Amenaza a las redes sociales

El comandante Bill Speaks, portavoz de Centcom, según Guardian dijo: “Esta tecnología apoya actividades clasificadas de blogging en los sitios web en lengua extranjera para permitir a Centcom contradecir propaganda extremista violenta del enemigo fuera de Estados Unidos”.

Aseguró que ninguna de estas triquiñuelas se haría en lengua inglesa, sino en idiomas como farsi, urdu y pashto.

El vocero del Centcom también insistió en que no apuntarán a ningún sitio web radicado en Estados Unidos, sea en lengua inglesa o cualquiera otra, y aseguró que tampoco tienen como blanco a Facebook o Twitter…

Pero, ¿quién impedirá que las marionetas cibernéticas abran cuentas en esas redes? Y si las abren, ¿quién sancionará el fraude?

Una vez perfeccionado, el software permitiría al personal militar de Estados Unidos trabajar 24 horas al día, 7 días a la semana, en una locación fija -eventualmente la base aérea MacDill- para intervenir las conversaciones en línea emergentes y acceder a grandes cantidades de mensajes coordinados de blogposts, chateos y otras actividades Internet, como opiniones y comentarios en foros de lectores de los medios digitales formales.

El software de Centcom requiere que cada interventor de las redes trabaje desde un “servidor privado virtual” situado en Estados Unidos, pero que en apariencia parezca estar fuera de ese país para dar la impresión de que los personajes falsos son gente real que vive en diversas partes del mundo.

El sistema también tiene capacidad de “tráfico mixto”, que permite a los digitadores de personajes falsos compartir el uso de Internet con gente ajena al Centcom, para obtener así una “excelente cobertura” y una “negación más potente” de su verdadera identidad.
Los principales jefes militares de Estados Unidos ven este programa como vital para el contraterrorismo y anti-radicalización, explicó el Guardian.

El general David Petraeus, jefe de la CIA desde septiembre de 2011, cuando era comandante del Centcom el año pasado, hablando ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, describió esta operación como un esfuerzo contra la “ideología y propaganda extremistas y una garantía de que se oirán las voces creíbles en la región”.

Agregó que el objetivo militar de Estados Unidos era estar “primero con la verdad”.

El sucesor de Petraeus en el Centcom, el general James Mattis, dijo al mismo comité que el programa “apoya todas las actividades asociadas a degradar la narrativa enemiga, incluyendo el compromiso de capacidad de distribución del producto en Internet”.

En su exposición ante el comité del Senado, según el Guardian, el general Mattis dijo: “OEV intenta interrumpir el reclutamiento y entrenamiento de terroristas suicidas; denegar los refugios seguros a nuestros adversarios; y enfrentar la ideología y propaganda extremistas”.

Añadió que Centcom trabajaba con “nuestros socios de la coalición” (OTAN) para desarrollar nuevas técnicas y tácticas que Estados Unidos podría utilizar “para contradecir al adversario en el ámbito cibernético”.

Según un informe del Inspector General del Pentágono en Irak, el OEV fue bastante manejado por las fuerzas multinacionales OTAN antes que por el Centcom.

Al preguntarle si había personal británico involucrado en el OEV, el Ministerio de Defensa (MdD) del Reino Unido dijo que no pudo encontrar “ninguna evidencia”.

El MdD rehusó explicitar si estuvo involucrado en el desarrollo de los programas de gestión de personajes falsos: “No comentamos respecto a capacidades cibernéticas”, dijo.

Guerra electrónica + guerra psicológica

El OEV se discutió el año pasado (2010) en una reunión de especialistas en guerra electrónica en Washington, donde un alto oficial del Centcom dijo a los delegados que su propósito era “comunicar mensajes críticos y contradecir la propaganda de nuestros adversarios”.

La gestión de personajes falsos que se proponen los militares de Estados Unidos haría frente a retos legales si deciden volcarla contra ciudadanos de Estados Unidos, donde ya han sido procesadas judicialmente varias personas que manejaron marionetas cibernéticas, comentó el Guardian.

El año pasado condenaron a cárcel a un abogado de Nueva York que por personificar a un escolar resultó convicto por “personificación criminal” y hurto de identidad.

No está claro si un programa de gestión de personajes contravendría la ley británica, reflexionó el Guardian. “Expertos jurídicos dijeron que podría ofender la Ley de Falsificación de 1981, que indica que ‘una persona es culpable de falsificación si fabrica un instrumento fraudulento con la intención de utilizarlo ella misma u otra para inducir a alguien a que lo acepte como auténtico, y en virtud de su aceptación cometer o no algún acto en su propio perjuicio o de cualquier otra persona”.

Sin embargo, esto se aplicaría solamente si un sitio web o una red social puede demostrar haber sufrido como resultado un “perjuicio”, concluyó el Guardian.

Una nota que aparece en la página web del Guardian que reproduce este artículo dice textualmente:

“Este artículo fue enmendado el 18 de marzo de 2011 para quitar referencias a Facebook y a Twitter, introducidos durante la edición, y para añadir un comentario de Centcom, recibido después de la publicación, de que no está apuntando a esos sitios”.

Después de la II Guerra Mundial, Estados Unidos siempre aspiró a ganarse la buena voluntad de los pueblos de los países que invade o planea ocupar.

Hoy, la guardia pretoriana imperial desparramada por el mundo aspira a imponerse de manera tramposa –de paso, una característica esencial del poder de Estados Unidos- en el ámbito de las ideas, incursionando a fondo en tareas “ideológico-políticas”, mientras cosecha continuos y persistentes fracasos militares históricos en todo el mundo desde el fin de la II Guerra Mundial.

Lo importante para el complejo militar-industrial no es ganar las guerras, sino simplemente hacerlas continuamente y alargarlas al máximo, para sostener la prosperidad artificial de una economía basada en el gasto militar, sempiternamente corroída por las crisis cíclicas del capitalismo imperial y hoy enfrentada a lo que parece el último callejón sin salida. (Obviamente, este último párrafo tampoco aparece en el Guardian: es del autor).

Fotografías: 1) Foto de relleno del Proyecto Censurado 2) El general David Petraeus dijo antes que las operaciones psicológicas en línea de Estados Unidos están dirigidas a “contradecir ideología y propaganda extremistas”. Fuente: CSIS

Fuentes:

http://pijamasurf.com/2009/11/espionaje-2-0-la-cia-incursiona-en-las-redes-sociales/

-Proyecto Censurado: http://www.mediafreedominternational.org/2011/04/11/us-military-propagating-the-social-media/

-“Revealed: US spy operation that manipulates social media.” Nick Fielding and Ian Cobain, Guardian UK, March 17, 2011: http://www.guardian.co.uk/technology/2011/mar/17/us-spy-operation-social-networks

-Student Researcher: Michael Smith, San Francisco State University

-Faculty Evaluator: Ken Burrows, San Francisco State University

-Student Researcher: Wend-Kouni Deo-Gratias Nintiema

-Faculty evaluator: Professor Julie Andrzejewski, St. Cloud State University; Mickey Huff, Diablo Valley College

Ernesto Carmona es periodista y escritor chileno.

Espionaje 2.0: La CIA incursiona en las redes sociales

Por si sus tenebrosos vínculos fundacionales con Facebook no fueran suficientes, la CIA invierte en una empresa dedicada a «controlar las redes sociales»

facebook

La CIA busca incrementar su presencia subrepticia en las redes sociales y en ese afan ha invertido en la empresa Visible Technologies, dedicada, según escribe El País “a controlar las redes sociales de Internet para ver qué temas están en ciernes, qué ideas se propagan online y qué nodos de la red ejercen más influencia. Espionaje del siglo XXI, encauzado a través de un módem”.

Aunque el grupo de la CIA en Facebook apenas tiene 100 miembros (a diferencia de los 10000 del FBI) no se debe subestimar la presencia de la Agencia Central de Inteligencia en esta red social. Por una parte, a través del Servicio Clandestino Nacional, entró en Facebook hace dos años, con la intención de contratar a agentes que se movieran en las redes sociales. Esto fue recibido con cierto desprecio por un grupo de internautas que formó el grupo “Facbook controlled by the CIA”.

Sin embargo, lo más alarmante, como alertó una nota del Guardian, es que la CIA, a través de su firma de capital de riesgo, In-Q-Tel, la empresa que invirtió en Visible Technologies, tiene una sospechosa conexión con Facebook. Howard Cox, miembro directivo de Greylock Venture Capital, empresa que invirtiera hace unos años 27.5 millones de dólares en Facebook, es también miembro de la junta directiva de In-Q-Tel. Cox también es miembro del National Venture Capital Association, empresa cuyo antiguo director es Jim Breyer, quien invirtiera en el 2005, en los inicos de la red social, 12.7 millones de dólares en Facebook a través de Accel Partners.

Los vínculos siguen, Breyer trabajó en la empresa BBN, una de las responsables del surgimiento del Internet, con Gilman Louie, ex CEO de In-Q-Tel. En la misma compañía, BBN, y también en In-Q-Tel, trabajó la Dra. Anita Jones, quien fuera directora de DARPA, la agencia responsable del desarrollo de nueva tecnología para uso militar.

DARPA también controla la Information Awareness Office, encargada de sembrar data y recopilar información para el fácil acceso de sus usuarios gubernamentales.

Los únicos tres miembros de la junta directiva de Facebook, son el joven fundador Mark Zuckenberg (quien da la cara a los medios), Jim Breyet y el dueño de Pay-Pal, Peter Thiel, quein probablemente sea quien maneje por dentro la filosofía de la empresa. Peter Thiel, miembro del elitista Club Bilderberg, además de un multimillonario empresario, es un filósofo neoconservador, miembro del Instituto de la Singularidad (que busca la inmortalidad a través de la tecnología) y del sitio TheVanguard.Org, una especie de think thank digital dedicado a promover ideas neoconservadoras, que se autodescribe como seguidor de Thatcher y de Reagan.

La corriente de pensamiento neocon, es probablemente la más popular entre los políticos de derecha de Estados Unidos, teniendo entre su máximos expositores a Milton Friedman, y entre sus seguidores a Donald Rumsfeld y a Dick Cheney.

Regresando a lo que dice El País de la CIA en su aventura por las redes sociales: “Si no puedes controlarlos, cómpralos”.

Pero tal vez la CIA no tiene que comprarlos porque en une pequeña medida le pertenecen y quizá (esperemos que no sea así) nosotros somos una especie de ratones de datos corriendo por el laberinto de su laboratorio digital

Vía El País

Tom Hodgkinson on the politics of the people behind Facebook

Facebook: the CIA Conspiracy

The Sinister Facebook Farce

¿Por qué este debe de ser el último quiz de Facebook que tomes?

 

El espionaje en redes sociales lo más efectivo de internet

Anuncios Google

Las redes sociales no son sólo el lugar para coordinar esfuerzos contra gobiernos represores.

Según el ex asesor en tecnología de Barack Obama, Andrew McLaughlin, son una fabulosa fuente de información para los que espían a sus ciudadanos.

Las redes sociales no son sólo el lugar donde los jóvenes de Egipto y Túnez coordinaron los esfuerzos que en 2011 terminaron con décadas de presidentes impopulares.

También son una fuente de información fabulosa para gobiernos represores que espían a sus ciudadanos. Al menos así es como lo ve Andrew McLaughlin (41), ex asesor de Barack Obama en tecnología y antiguo responsable del departamento de asuntos institucionales de Google.

McLaughlin habló la semana pasada con iEco, después de exponer en las conferencias de Experiencia Endeavor los objetivos de su nuevo emprendimiento, Civic Commons, una organización que fomenta la colaboración entre ciudades dentro de proyectos de software de código abierto.

– Si bien las redes sociales tuvieron un papel fundamental en las revueltas del Norte de África, también han surgido dos argumentos en su contra: sirven para espiar y para mantener entretenida a la población.

– Del Segundo argumento, ni me preocuparía.

– Según el autor del libro The Net Dellusion, Evgeny Morozov, es una hipótesis más que fundamentada…

– Puede ser, pero no me llama mucho la atención. Lo primero sí creo que es importante. Los gobiernos pueden hacer tres cosas en las redes sociales: censurar, pagar a falsos comentaristas para que redirijan la conversación hacia donde les interesa, y espiar.

Si uno se fija en China, las inversiones del gobierno están en la primera categoría, censurar, y eso es errarle por completo. La censura siempre llega tarde y ya no controlan las noticias.

Como se demostró con el reciente choque de trenes que sufrieron, la gente lo twiteó durante horas antes de que pudieran bloquear los tweets. Además, siempre se encuentra la forma de escribir en código para evitar el bloqueo.

Poco a poco China está invirtiendo más en la segunda categoría: crear falsos comentaristas o Sock Puppets (marionetas de medias) como los llamamos en inglés. Contratan a un montón de gente para que diga cosas lindas sobre el partido comunista.

No tengo claro cuán efectivo será esto a largo plazo, yo diría que no mucho ahora que las redes sociales permiten evaluar la calidad de los comentarios. Sitios como Yelp, que sirve para evaluar restaurantes, tienen un sistema de puntuaciones que le da más valor a las opiniones expresadas por personas con muchas conexiones y muchos comentarios en diferentes restaurantes.

De esa forma, los perfiles falsos que los restaurantes crean para alabar su propio negocio tienen mucho menos peso.

Ese es un sistema que se va a ir extendiendo por toda la Red.

La tercera categoría, el espionaje, es a mi juicio la forma de control más efectiva para los estados y peligrosa para los activistas. China y otros países represores la han convertido en su arma principal.

De vez en cuando arrestan a alguien de forma arbitraria, sólo para enviar la señal de que el activismo en las redes sociales te puede causar problemas.

Una de las cosas que aún tenemos que aprender es cómo protegernos de esa labor de espionaje. Hasta ahora, se hizo muy poco en ese sentido.

-¿En qué momento la Administración Obama va a empezar a temer el creciente poder de Google?

– Los gobiernos que creen en la competencia tienen que mirar de cerca a las grandes empresas y eso es lo que está pasando ahora.

Google es una empresa que quiere obtener beneficios, como cualquier otra, y por eso no creo que haya que esperar que siempre actúe por el bien público.

De cualquier forma, no veo problemas en la forma en que se está manejando Google. Conozco los algoritmos del buscador y sé que están claramente orientados a obtener el resultado más exacto.

No tienen desviaciones en contra de los competidores porque sería ir en contra de los propios intereses de Google.

Lo que el gobierno sí está mirando con detenimiento es el sistema operativo Android, para determinar si Google favorece o no sus propios servicios, en contra de los de los competidores, cuando son accedidos a través de esta plataforma.

– Antes hablamos sobre riesgos de las redes sociales de los que no somos muy conscientes, ¿en qué cosas Internet aún nos va a sorprender para bien?

Aún no nos hemos atrevido a soñar todo lo que puede significar el almacenamiento e intercambio de información en grandes cantidades, lo que en inglés se llama Big Data.

Doy un ejemplo: cuando todos tengamos nuestra ficha médica digitalizada y con un buen mecanismo para proteger nuestra privacidad, los diagnósticos médicos van a mejorar de forma dramática.

La pregunta mágica que podremos responder es cuál es el mejor tratamiento para cada paciente teniendo en cuenta sus condiciones, edad, sexo, presión arterial, síntomas, etc… porque podremos mirar qué fue lo que funcionó mejor para miles de personas con condiciones similares.

Esto va a significar un avance enorme en disciplinas como planeamiento urbano, transportes públicos y educación.

También van a ser muy importantes los sensores que retransmiten de forma inalámbrica. No sólo el GPS que te dice dónde está el colectivo, sino los que miden el aire, la contaminación, el tránsito, los lugares donde hay más gente…

Si se usan de forma responsable, protegiendo la privacidad, pueden ayudarnos a entender mejor el mundo y predecirlo.

Te vigilan en la oficina: 38% de las grandes empresas en EU emplean espías de e-mail

Grandes empresas de Estados Unidos emplean personal que monitorea tiempo completo los correos electrónicos y redes sociales de sus trabajadores

cyber-securidad-espionajeEl ojo ubicuo de las corporaciones vigila todos tus movimientos.

Un estudio realizado por la compañía de seguridad digital Proofpoint revela que el 38% de las grandes empresas en Estados Unidos tiene personas dedicadas tiempo completo a espíar el correo electrónico de sus empleados.

Proofpoint entrevistó a encargados de sistemas representando a 222 importantes compañías de Estados Unidos, el 43% de estas dijeron que habían investigado la filtración de información confidencial en correos electrónico en el último año. El 31% despidieron a un empleado por violar sus políticas de información confidencial en el mismo periodo.

Los blogs y las redes sociales también son áreas de preocupación para las empresas.

El 18% condujo una investigación sobre el uso de blogs y foros por parte de sus empleados; 17% aplicó algún tipo de sanción por lo que fue juzgado como un mal uso de estos.

El 17% de las empresas han detectado que su información ha sido expuesta a través de redes sociales como LinkedIn, Facebook o MySpace y el 8% ha despedido a un empleado por esto.

Al parecer la filtración de datos, que se ha incrementado más del 30% en el último año, está relacionada a la crisis económica; el mismo estudio encontró que el 18% de las compañías creían que un empleado que estaba por salir de la compañía era el responable de filtrar la información y el 42% de las compañías manifestaron que el aumento de los despidos aumenta el peligro de que se filtre informción.

Todo esto es, bajo el esquema corporativo, razón para emplear a espías digitales dedicados únicamente a vigilar a los empleados e infiltrarse en su información personal para salavaguardar la sagrada economía de la empresa.

Así que antes de presionar envíar en tu computadora del trabajo piensalo dos veces.

Claro que lo mejor sería simplemente no trabajar para una de estas megacompañías exentas de toda regulación ética como si fueran una especie de ser superior supraplanetario, ¿y quién vigila a los que vigilan?

http://pijamasurf.com/2009/08/te-vigilan-en-la-oficina-38-de-las-grandes-empresas-en-eu-emplean-espias-de-e-mail/

38% of large US companies have full-time email monitoring staff

El reino de la vigilancia: instalarán 20 mil cámaras en casas privadas de Gran Bretaña

Lancaster, Pensilvania: la primera ciudad bajo video-vigilancia continua

Extensión para tener juntos FACEBOOK Y GOOGLE+


519 Google + Facebook

Desarrollador: Crossrider

Descripción

Añadir la Corriente de Facebook a su Google +

Consigue Google + Facebook »   
Se instala en segundos. Fácil de desinstalar.
Consigue Google + Facebook »   
Se instala en segundos. Fácil de desinstalar.

Google + Facebook te permite ver el flujo de Facebook dentro de Google +.

Simplemente conéctese a Facebook, y obtener todas las actualizaciones en tu Google + tab Facebook.

Por favor, que todo el mundo en Google + saber +1- ING Google + Facebook: 

Aquí está una captura de pantalla de vista previa:

Vea el vídeo:

Nos tomó un día para crear la extensión de Google + Facebook utilizando Crossrider!

Si desea una invitación a nuestro marco de desarrollo de extensión, siga este enlace:

http://crossrider.com/beta?code=GF500

Nota: La extensión de Google + Facebook es actualmente el apoyo a Chrome y Firefox. Debido a los problemas de seguridad https:// nivel con Internet Explorer, Google + Facebook no es compatible con IE. Estamos trabajando en una solución para eso.


«Twitter es la herramienta periodística más poderosa de los últimos diez años»


ENTREVISTA: EL FUTURO DEL PERIODISMO DIGITAL Alan Rusbridger Director de ‘The guardian’

«Debo ser más radical en lo digital»

JOSEBA ELOLA 12/09/2011 ELPAIS

Dirige el prestigioso diario británico ‘The Guardian’, que cuenta con el segundo sitio web de habla inglesa más visitado del mundo entre los periódicos de calidad.

Es un adelantado a su tiempo, un visionario, un adicto a las nuevas tecnologías. Afirma que el iPad y las aplicaciones del iPhone son grandes pasos en la revolución digital de los medios

Alan Rusbridger tuvo hace un año entre sus manos una información que no podía publicar. Concernía a una compañía petrolera. Estaba atado de pies y manos por mandato judicial.

Así que puso un mensaje en su Twitter -red social de mensajes cortos- que, según recuerda, decía algo así como: «Lo siento, no podemos publicar la historia de una compañía que no puedo nombrar por razones que no os puedo decir».

Rusbridger cuenta que en cuestión de 24 horas, los usuarios de Twitter se encargaron de desentrañar de qué compañía se trataba, cuáles eran los documentos comprometedores y qué le impedía al diario británico publicar el reportaje.

La pelota se hizo tan grande que la historia acabó reventando y se conocieron los atropellos medioambientales y contra la salud en que había incurrido la petrolera Trafigura en Costa de Marfil.

Esta es la fuerza de la revolución digital. Estas son las ventajas de las nuevas herramientas.

Lo dice con entusiasmo Alan Rusbridger, director del legendario diario británico The Guardian, un periodista radicalmente convencido de que lo mejor está por venir, de que las posibilidades que brindan las nuevas tecnologías nos conducirán a un mejor ejercicio del periodismo.

El sitio web de su diario, guardian.co.uk, es el segundo más importante del mundo de entre los diarios de calidad en habla inglesa, por detrás del de The New York Times.

Acredita 35 millones de usuarios únicos; un tercio de ellos, norteamericanos. El viejo periódico de Manchester, que vio la luz en 1821, es hoy referencia de la izquierda que habita al otro lado del charco.

Rusbridger se sienta en una butaca junto a la enorme cristalera que ilumina su despacho. Tiene el pelo algo revuelto, no lleva corbata, no aparenta ni por asomo sus 56 años de edad.

Da la impresión de ser un hombre sereno. Hace diez minutos de yoga todas las mañanas y toca el piano y el clarinete.

Además, es un auténtico friki, en la más tecnológica acepción del término, un auténtico adicto a los cacharritos de nueva generación.

Lo primero que hace es agarrar la grabadora digital con que se registra esta entrevista y observarla con detenimiento.

Le da la vuelta, la magrea. «Umm, debe de ser un modelo muy reciente», musita.

«Twitter es la herramienta periodística más poderosa que ha aparecido en los últimos… umm… diez años», afirma tras vacilar y pensarse bien si son diez, quince o veinte.

Habla mirando a las aguas del canal que pasa bajo su despacho, ubicado en un rutilante edificio de cristal plantado en medio de un viejo Londres de huella industrial. «Cuando apareció Twitter pensé que eso no tenía nada que ver con el periodismo.

Fui tan estúpido. Durante tres meses pensé: ‘Soy demasiado viejo para esto’. ‘Solo 140 caracteres, paso’. Estaba completamente equivocado. Los medios de comunicación que tengan una visión demasiado estrecha de lo que es el periodismo y cómo se hace están condenados».

Rusbridger echa mano de un ejemplo reciente para explicar la fuerza de la revolución digital. Hace dos semanas, The New York Times publicó una oscura historia sobre Rupert Murdoch y escuchas ilegales.

Desvelaba que un periodista del tabloide News of the World, propiedad de Murdoch, había realizado pinchazos para conseguir información y que el entonces director del diario, Andy Coulson, hoy director de comunicación del flamante primer ministro, David Cameron, estaba al corriente.

«Durante 48 horas, nadie en este país se hizo eco de la historia», relata Rusbridger. «Ni la BBC ni Sky News dijeron nada. Sin embargo, en Twitter, miles de usuarios clamaban: ‘¿Qué pasa, que eso no es una historia’?

Llegó un momento en que el poder de la gente hizo que la historia fuera imposible de ignorar por parte de los medios. Y este es solo un ejemplo».

Pregunta. Está claro que en algo están fallando los medios tradicionales, algo se está haciendo mal…

Respuesta. Sí. Ahí está Wikileaks, que se ha convertido en una marca de confianza, el sitio para filtrar documentos. ¿Qué ha pasado para que los periódicos tradicionales hayan sido sobrepasados, desde el punto de vista de confianza de la gente, por un australiano y una panda de hackers ubicados en distintos puntos del mundo? ¿Qué han hecho ellos y qué no hemos hecho nosotros?

P. ¿Tal vez los medios tradicionales se codearon demasiado con el poder político, con el económico, con las grandes empresas? ¿Tal vez se olvidaron de qué es lo que hay que contar?

R. A la gente le gustaría que nosotros investigáramos a esas grandes empresas, a esos centros de poder, que hiciéramos reporterismo del bueno. Pero ese tipo de reporterismo es caro, y pensamos que no es demasiado sexy, así que dejamos de hacerlo.

La ironía aflora. Rusbridger, de discurso límpido y clarividente, no puede ser más británico: acompaña el inicio de cada intervención con esos pequeños tartamudeos tan característicos del inglés más polite.

Sostiene que, precisamente por ese abandono de funciones de la prensa tradicional, una web abierta y colaborativa es clave: «Esta filosofía de estar abierto, publicar, enlazar, hacer que la información esté disponible, es una idea simple y poderosa. Como medio de comunicación, tienes dos opciones: puedes ser parte de ese mundo abierto o decir: ‘Lo que hacemos es tan valioso que lo vamos a esconder aquí».

En lo tocante a su medio, lo tiene claro: «Lo conservador, ahora, es ser radical. Pensando en el futuro de The Guardian, en conservarlo, ¿debo ser conservador o radical con Internet? Viendo las posibilidades de futuro del papel, que no pintan muy bien, si quiero ser conservador en la cuestión de proteger The Guardian, mi instinto me dice que debo ser más radical en lo digital».

P. Usted es un firme defensor de una web abierta y tiene claro que los sitios de pago no son el camino a seguir.

R. Es lo que me dice mi instinto. La web es una cuestión de estar abierto, de enlazar información. Periodísticamente, creo que es mejor ser parte de este sistema: si estás abierto y colaboras, toda la información que hay allí te hará ganar en riqueza, en poder y te dará recursos que tú no vas a conseguir por tu cuenta.

Así que creo que hay un imperativo periodístico y otro financiero para estar abierto. Enlazando a otros sitios, publicando tal vez material de otros, nos convertimos en una plataforma de contenido y no solo en editores del nuestro. Creo que esta es una idea que tiene mucha fuerza.

Instinto, instinto. Rusbridger pronuncia esta palabra seis veces durante la entrevista. Fue su instinto lo que le llevó a apostar sin circunloquios por la web en 1998. Desde el principio, en The Guardian tuvieron claro que necesitaban tecnología y un buen equipo de desarrolladores.

Invirtieron más de doce millones de euros en construir un sitio web a medida. Apostaron pronto por la interactividad, por la vertiente social, abrazaron los blogs. El proceso de integración entre la cultura digital de los recién llegados y los periodistas del papel fue paulatino, lento, medido.

Ese, dice, es uno de los factores que ayudan a explicar su éxito: «Si llevas la integración a cabo demasiado rápido, agobias a la gente del papel. Tienes que dejar que la gente vaya asumiendo las cosas poco a poco».

Hace cuatro años, en un momento en que algunas empresas de comunicación cortaban el acceso de sus empleados a Facebook para evitar distracciones, Rusbridger obligó a sus periodistas a abrirse una página en la red social, a colgar fotos, vídeos.

Y lo mismo hizo hace dos años con Twitter. Dice que de los 640 periodistas con que cuenta la redacción que elabora The Guardian, The Observer (periódico dominical) y el sitio web, el 90% son ya «periodistas digitales».

P. ¿Cómo van a competir con los medios de la nueva era, que cuentan con plantillas mucho más estrechas? ¿Debemos esperar nuevas pérdidas de puestos de trabajo en los periódicos?

R. No sé cuáles van a ser los ingresos, así que no conozco la respuesta a esa pregunta. En este momento, el dinero no está ahí, pero la industria puede cambiar… Mi instinto me dice que será difícil mantener el tamaño de las plantillas que hemos tenido en el pasado.

P. De hecho, aquí en The Guardian ha habido recortes de plantilla; el año pasado, 50 periodistas abandonaron la casa, ¿es esta la parte más dura del proceso?

R. En dos años hemos perdido a 80 personas, pero todos los que se fueron lo hicieron de forma voluntaria. No hemos tenido que hacer despidos obligatorios. Es muy duro, perdimos a gente muy valiosa, pero todos eligieron irse.

The Guardian ingresó el año pasado 48,6 millones de euros por medio de su brazo digital (en torno a un 10% de los ingresos, facturó 490 millones). Vendió 120.000 aplicaciones para el iPhone, programas que permiten la lectura del diario en el teléfono de Apple.

«Llevamos solo seis meses en la revolución de las aplicaciones», dice, «es pronto para saber de qué modo van a cambiar nuestro mundo». Rusbridger adora el iPad: «Ofrece una manera fantástica de consumir noticias.

Es un paso adelante en la revolución digital, el primer dispositivo en diez años que te obliga a volver a imaginar cómo ordenas la información, cómo encuentras tu camino en él, cómo lo mezclas con otros medios».

The Guardian está cocinando a fuego lento su aplicación para el iPad. Rusbridger no quiere una aplicación retro, como la de The New York Times o Financial Times. Piensa que el nuevo dispositivo requiere de un nuevo lenguaje.

«Soy un adicto a la tecnología, hay que serlo. Yo compro todo lo que sale. Los nuevos lectores, los nuevos teléfonos. Hasta que no los pruebas y los sientes no sabes de qué va la cosa».

Para explicar el momento en que nació su adicción por los cacharritos, se levanta, solícito, y empieza a rebuscar entre las cajas de cartón que hay detrás de su mesa de trabajo. Orgulloso, extrae de su cementerio de viejos aparatos su primer ordenador, un Tandy TRS-80.

Su fascinación por la tecnología nació el día en que esta antigualla cayó entre sus manos. Fue en 1984. Descubrió una herramienta que le permitía enviar sus crónicas con el número de palabras exacto: los editores ya no amputarían el final de sus columnas, donde solía alojar los chistes.

Tal era su pericia que en 1986, en un viaje para cubrir la visita de la familia real a Australia, se las ingenió él solito para conseguir transmitir una crónica por teléfono: para ello se puso en contacto con la telefónica australiana, consiguió un código y llamó a una pequeña empresa londinense que era la única capaz de convertir ese código y redirigirlo a un ordenador de la redacción de The Guardian.

Consiguió transmitir su crónica en diez minutos. Dictarla por teléfono, como se solía hacer entonces, le habría llevado noventa. «Debemos ser inteligentes con todas las nuevas plataformas que están surgiendo y encontrar la manera de adaptar nuestro periodismo a las plataformas, al software y a los hábitos de los lectores».

P. ¿En qué punto de la revolución digital nos hallamos ahora?

R. Aún estamos en una fase increíblemente temprana. Por eso es pronto para decir que las operaciones digitales nunca van a poder sustentar el periodismo, o para decir que no vemos claro el plan de negocio. No hay por qué tomar decisiones drásticas tan temprano.

P. Los directivos de periódicos, en la nueva era digital, parecen ser menos independientes que antes de las exigencias del negocio y de las presiones de las empresas periodísticas, ¿está de acuerdo?

R. Sí, creo que es verdad. Es porque todo se ha vuelto más complicado; no digo que antes fuera sencillo, pero sabías de dónde venía el dinero: publicidad y ejemplares vendidos. Ahora, las decisiones son sobre tecnología, periodismo y publicidad; son más tridimensionales. Los directores tenemos que intervenir más en esa conversación y eso nos distrae de la tarea de editar.

P. Y en este sentido, combinando esa menor independencia con el hecho de que la tecnología abre nuevas puertas, ¿diría usted que hoy hacemos mejor periodismo que en épocas pasadas?

R. Sí. The Guardian está llegando a una audiencia infinitamente mayor que antes. Su impacto e influencia internacional son mucho mayores. Utilizando las herramientas que estamos empleando, lo que ofrecemos a los lectores es más amplio, profundo y responde a más preguntas que nunca.

De frente y perfil

» Alan Rusbridger, director de

The Guardian desde 1995 y editor-jefe de Guardian News & Media, 56 años.

 

» Reportero, columnista, adjunto a la dirección de The Guardian. Rusbridger ha pasado por todos

los puestos. Fue corresponsal en Washington del London Daily News.

» Los datos. El sitio web de The Guardian tiene 35 millones de usuarios únicos. Es el segundo sitio web más importante de entre los diarios de calidad en habla inglesa, tras The New York Times. Un tercio de sus usuarios únicos está en Norteamérica. El periódico difunde 286.000 ejemplares.

» Su apuesta. Está cocinando a fuego lento una aplicación para el iPad. Dice que un nuevo soporte requiere de un nuevo lenguaje.

» Él. Casado y con dos hijas. Realiza diez minutos de yoga al día y toca el piano y el clarinete.

Internet, Redes Sociales y el Derecho de Acceso a la Información


Internet, Redes Sociales y el Derecho de Acceso a la Información
25-mayo-2011
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Por Manuel Silva Coachesilvacoache@mexicoinformate.org

Twitter: @msilvacoache

La reforma del artículo sexto constitucional en 2007 introduce al internet en la Carta Magna, dado que en ningún otro artículo se contempla, estableciendo de esta manera la necesidad de la digitalización de archivos e información para su publicación a través de portales web, así como integrar sistemas electrónicos para los procedimientos de solicitudes de información de manera remota.

En el primer supuesto se reconoce que la digitalización de la información es solo una práctica que se le confiere a las administraciones gubernamentales, al obligarlos a subir a sus portales de internet los archivos, indicadores de gestión y ejercicio de recursos, a fin de que estos transparenten sus actividades y desempeño, sin duda se antojaba una oportunidad para que probaran que la disposición de ser transparentes no solo es un discurso político, sin embargo a la fecha el oscurantismo en los portales gubernamentales es el que subsiste, resistiéndose a la apertura y dinámica democrática en la que ya se encuentra México.

Por otra parte el problema de los sistemas electrónicos, fue resuelto en primera instancia con la implementación del INFOMEX, el cual se proyectó como un sistema que propone una plataforma amigable, fácil de usar y sobre todo adecuada a la normatividad de cada estado. En la actualidad al respecto 24 estados y la Federación cuentan con este sistema, en el caso de Campeche (SIECOTAIPEC), Estado de México (SICOSIEM), Oaxaca (SIEAIP) y Yucatán (SAI) tienen un sistema propio distinto al INFOMEX; sin embargo Guerrero, Baja California Sur, Tamaulipas y Michoacán no cuentan con este tipo de sistemas.

Es evidente que ambas cuestiones han fracasado no solo por las malas políticas que se han implementado para ellas, sino también en gran parte a la deficiencia en la cobertura del internet, en México tenemos el internet más caro y más lento en el mundo, la penetración de este medio solo llega al 22% de la población, es decir 6.3 millones de viviendas, cifra que va creciendo año con año en un 17%, este crecimiento nos indica que aún quedan espacio que se pueden explotar, tal es el caso de las redes sociales que bien pueden convertirse en la nueva herramienta para socializar el Derecho de Acceso a la Información (solo socializarlo debido a que no es el medio idóneo para interponer solicitudes).

En el país el 70 % de los usuarios de internet están en Facebook , esto es 18 millones 448 mil 700, y en el caso de Twitter 4 millones 103 mil 200 usuarios mexicanos están en esta red, siendo el octavo país con mayor penetración de twitter en el mundo.

Esto llevado al Derecho de Acceso a la Información es importante y los órganos garantes están comprendiendo que el internet y sobre todo las redes sociales son un aliado a bajo costo y amplia proyección, por este motivo 32 órganos garantes cuentan con pagina web oficial (excepto Baja California), 20 están en Facebook, 19 en Twitter como son el Federal (@ifaimexico), Chiapas (@uaipchiapas), Colima (@CAIPEC), Distrito Federal (@InfoDF), Estado de Mexico (@Infoem), Guanajuato (@IACIPGTO), Jalisco (@iteijalisco), Michoacan (@ITAIMICH), Nuevo Leon (@CTAINL), Oaxaca (@IEAIPComunica), Querétaro (@ceigqro), San Luis Potosí (@cegaip), Sinaloa (@ceaipessinaloa), Tabasco (@ITAIPrsocial), Veracruz (@VERIVAI), Yucatan (@Inaip) y Zacatecas (@CECAIP_Zacatecas); y 13 cuentan con un canal en Youtube.

Los ciudadanos impulsores del DAI tampoco se han quedado atrás en estas cuestiones ya que existen varias cuentas en twitter y facebook que sobra recomendarlas para que sean seguidas como son la del Ernesto Villanueva (@evillanuevamx), Miguel Carbonell (@MiguelCarbonell), John M. Ackerman (@JohnMAckerman), Jenaro Villamil (@jenarovillamil), Oscar Guerra Ford (@oscarguerraford), Irma E. Sandoval (@Irma_Sandoval), Lourdes Morales (@louloumorales), Miguel Pulido (@nomus77), Fundar México (@FundarMexico), Article 19 (A19Media), Colectivo por la transparencia (@c_transparencia), CIMTRA (@CIMTRA), CIDE (@NotiCIDE) y México Infórmate (@mxinformate) por supuesto.

Por eso debemos tomar en cuenta las nuevas herramientas que la tecnología nos ofrece y de esta forma incidir en la constitución de mejores ordenamientos legales, para edificar así un mejor sistema democrático, más transparentes, con un garantizado derecho de acceso a la información y una efectiva rendición de cuentas; que debe imponerse perseverancia y continuidad a las peticiones ciudadanas que muy a pesar de los limites mediáticos, financieros y humanos se debe seguir insistiendo.

PD. Como referencia a 10 años del Grupo Oaxaca, de la Declaración Oaxaca, del proyecto de iniciativa de ley, del cabildeo ciudadano y los acuerdos en la legislatura para crear una Ley de Transparencia y DAI federal, hay que tomar en cuenta la enseñanza de este grupo, que representa un referente que México está obligado a repetir en cada uno de los problemas que aquejan al país y que el Gobierno no ha podido resolver, es un llamado a la ciudadanía a usar el capital social y ahora también tecnológico como herramienta de desarrollo del Estado.

Modelo masivo: ¿De qué se habla en Internet?


Modelo masivo: ¿De qué se habla en Internet?

  • Manuel Freytas          IAR Noticias
Fuera de los medios y espacios alternativos que tratan de pintarle otro rostro al sistema ¿De qué se habla en la Internet? ¿Cuál es el modelo y cuáles son los contenidos de la «comunicación globalizada» por la Web?¿Cuántos del espacio comunicacional mayoritario (las redes sociales) de Internet hablan de la depredación irracional del planeta por parte de las empresas capitalistas que nos están llevando a un Apocalipsis ecológico por falta de planificación racional de la explotación de recursos?

¿Cuántos hablan de los conflictos militares intercapitalistas que pueden hacer estallar el planeta en cualquier momento?

¿Cuántos hablan de los tres mil millones de pobres e indigentes (casi la mitad de la población mundial) que viven sin, o por debajo de los recursos esenciales de supervivencia?

¿Cuántos hablan de los miles millones que no consumen (los expulsados del mercado) en un mundo parametrado por los valores del consumismo y de la concentración de riqueza en pocas manos?

¿Cuántos hablan de que el presupuesto que utiliza la ONU para «combatir la pobreza» en el mundo equivale a sólo el 0,8% de la fortuna de los tres hombres «más ricos del mundo» del ranking Forbes?

De qué tema podemos hablar (al menos con cierto sentido lógico) si no lo referenciamos dentro del gran agente «socializador» y programador de las reglas de comportamiento masivo que es el sistema capitalista nivelado como «mundo único»?

¿Quién habla del sistema capitalista como «esquema referencial» y estructura de valores programados dentro del cerebro humano por la comunicación orientada al direccionamiento de conducta masiva?

¿Quién se pregunta porqué un chino, un ruso, un estadounidense, un europeo o un habitante del mundo periférico, salvo el idioma y la raza, coinciden (están nivelados) en los mismos valores y gustos consumistas?

¿Quién se pregunta en la red de donde provienen las ondas del pensamiento fashion, la tecnología interactiva del entretenimiento, la conversión del humano en microchip de la sociedad de consumo, mientras el hambre, las enfermedades, las catástrofes y las masacres militares diezman poblaciones y aniquilan a millones de seres humanos?

¿Y cuántos se preguntan porqué, mayoritariamente, en las redes sociales y en los espacios de comunicación de la Internet, nadie reflexiona sobre qué tiene que ver el sistema capitalista con las lacras económicas, las guerras y las tragedias masivas que azotan a la humanidad?

El punto: Estamos en la comunicación globalizada por Internet ¿Para qué?

Si se excluye al actor central, al hacedor del sistema (el capitalismo) totalizado que rige, parametra y codifica nuestra existencia social ¿Qué se puede debatir?.

Ese es el punto de no retorno, cuando la comunicación pierde su feed back transformador, cuando pierde su sentido totalizador, y se convierte en un torneo de eslóganes consumistas y de una visión existencial individualista de la vida programada en el cerebro masivo como única alternativa.

Justo lo que necesita el sistema capitalista para seguir reinando sobre las cenizas del pensamiento crítico y la destrucción nivelada del cerebro humano.

Que viene constitucionalmente preparado para pensar y entender razonadamente el mundo que lo rodea, como punto de partida esencial hacia cualquier meta de realización colectiva o individual.

Hay una palabrita que define como nadie este modelo masivo de comunicación que practican las mayorías en el ciberespacio y en el mundo real: Alienación.

Que no es ignorancia, sino atomización, perdida de la visión de la totalidad en desmedro de la comprensión razonada.

Algo así como pensar y estar en la vida sin la existencia del mundo (el sistema programador) que otorga sentido y explicación lógica a todos los procesos que ocurren y se proyectan por la mente y la psicología del humano interactuando en sociedad.

Qué somos, porqué somos, para qué estamos y de dónde venimos.

De eso no se habla en el modelo de comunicación «normatizada» a escala global.

El pensamiento reflexivo, crítico y totalizador, ingresó en el terreno de la «anormalidad» y se perdió por el ciberespacio y las pantallas televisivas del sistema capitalista nivelado como «mundo único» a escala global.

¿Por qué será?

http://www.iarnoticias.com/2011/secciones/contrainformacion/0003_in…

Los agregadores de noticias jugaron un papel muy significativo en el éxito del 15-M.


Los agregadores de noticias tuvieron un papel muy significativo en el éxito del 15-M.

Se ha hablado y mucho del poder de las redes sociales en su capacidad de convocatoria en los últimos  movimientos y revueltas sociales. No me cabe la menor duda sobre ello.

Pero como bloguero, tuitero y espectador en primera fila desde sus inicios en el tiempo de todo el movimiento 15-M.

Ya sea como #noalaleysinde #nolesvotes e #indignados para seguir con #democraciarealya #tomalacalle #15M y terminar con #acampadasol #spanishrevolution #nonosvamos y demás acampadas, debo decir que la convocatoria del 15-M no hubiera tenido el éxito que tuvo sin la labor amplificadora de los agregadores de noticias.

Citando por su importancia MENEAME, BITÁCORAS, ALTERNATIVEWEB, APPEZ y otros.

Antes del 15-M la popularidad del movimiento era mínimo entre la juventud si exceptuamos a los usuarios de los agregadores sociales que poco a poco se fueron familiarizando con sus siglas y sus fines. Otro empujón que impulsó la simpatía de estos movimientos aparentemente undeground y vistos por algunos como antisistema, los dieron los papeles de Wikileaks y otro movimiento que sin tener que ver en casi nada con éstos tenía en común su enfrentamiento directo con el sistema: anonymous.

Este conjunto de cosas creó entre los internautas una especie de complicidad hacia todo lo que sonaba a subversivo y empezaron a movilizarse poco a poco.

Un punto de inflexión fué la ley sinde. Para un internauta lo peor que pueden hacerle es meterse en su terreno. La red se veía como el único espacio donde podían expresrse libremente, a la vez que les hacia olvidarse de una realidad cada vez más precaria y la irrupción de la ley sinde como cortapisa a su libertad sirvió para aglutinarlos y darles un motivo para luchar.  Yo viví desde la red estos hechos y desde muy de cerca.

A primera hora del día quince muy pocos tuiteaban sobre el tema y casi nadie imaginaba lo que iba a suceder.

De pronto empezaron a llegar convocatorias del evento a los agregadores y con la misma velocidad que aparecían, salían disparados a portada. Y tal que aparecían en portada, se multiplicaban los tuiters convocando y opinando sobre el tema. Surgieron a mansalva páginas de Facebook explicando el tema y haciendo nuevas convocatorias. Ante el éxito de Sol, se propuso #acampadasol y ante las amenanzas policiales #nonosvamos, al menearse estas noticias y salir en portada provocó que se unieran Barcelona y tras ella fueron cayendo infinidad de ciudades.

Fué desde luego algo mágico y a todos los que participamos desde el anonimato viendo el evento desde la red, se nos ponía los pelos de punta viendo la velocidad con que se aceleraban los acontecimientos. El caudal de información que se produjo, la explosión de mensajes y páginas sobre el tema sonó a música celestial entre los desencantados del sistema y como flauta de Hamelín atrajo a todos ellos a tomar la calle y las plazas.

Era impresionante ver radiado por internet, minuto a minuto , todo esto. Cada vez que aparecía una noticia  en los agregadores y empezaban a menearla se multiplicaba exponencialmente en el tiempo el número de tuiters que se referían al tema.

Cada nueva noticia daba lugar a nuevos movimientos en las redes sociales. Sobre todo en Twitter y en menor mediada en Facebook. Menéame servía de criba, de tal manera que salían adelante y con más fuerza los movimientos que salían a portada.

De hecho, pienso, que los agregadores de noticias hacían, sin proponérselo,  una pequeña selección sobre las convocatorias que iban apareciendo en las redes sociales y son las que salen adelante en lo agregadores, las que salen adelante en las redes y a nivel de calle.

En el mismo 15-M surgieron muchos hastags con diferentes lemas yproponiendi diferentes formas de actuar, más sólo sobrevivieron en el tiempo los que llegaron a portada en los agregadores de noticias.

Por lo que cabe decir, que la labor de los agregadores de noticias no solo complementan a las redes sociales publicitando a las mismas sino que a la vez que amplifica su mensaje, dirime y selecciona entre los válidos o no válidos para una supuesta mayoría.

He de recalcar, que aunque no salen las mismas noticias a portada en los diferentes agregadores, las que significan y perduran en el tiempo, suelen estar representadas, mas tarde o temprano, en la portadas de casi todos ellos.

Muchos de nosotros acabamos agotados

pero valió la pena.

ARMAK de ODELOT

¿Quién es quién en las protestas de la red?


MOVIMIENTOS | DIFERENTES INICIATIVAS CIUDADANAS Y DESCENTRALIZADAS EXPRESAN EL DESCONTENTO CON LA POLÍTICA Y LA ECONOMÍA

¿Quién es quién en las protestas de la red?

De forma descoordinada pero con el nexo común del hartazgo ante una clase política que continuamente se ve relacionada con casos de corrupción y alejada del bienestar de la ciudadanía, miles de mensajes se han agrupado bajo el nombre de estas cuatro ‘marcas’: No les votes, Democracia Real Ya, Estado del Malestar y Juventud sin Futuro.

- La Junta Electoral de Toledo se queda sola al prohibir #democraciarealya
- Tres hitos sociales de las movilizaciones en internet
- El 15 de mayo la indignación tiene un plan

Héctor R. Letón y Diego Sanz Paratcha (Redacción)
Miércoles 4 de mayo de 2011.  Número 149
Ahora salen a la calle, pero su éxito, con la excepción de las performances públicas de Estado del Malestar, se ha reflejado hasta el momento en el muro de Facebook, los retuiteos de mensajes y hasta en el viejo e-mail. La expectativa para la movilización está creada.

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Con el precedente de las revoluciones árabes y la manifestación masiva de la juventud precaria en Portugal, en apenas tres meses ha surgido en el Estado español todo un movimiento en red que llama a no resignarse por la situación de crisis y el alejamiento respecto a la política institucional.

La convocatoria de una manifestación para el 15 de mayo con el lema “Democracia real ya: no somos mercancía en manos de políticos y banqueros” ha aglutinado el sentimiento de indignación. El lenguaje y las formas recuerdan a las convocatorias por la vivienda digna de 2006, si bien las actuales iniciativas apuntan a un malestar más generalizado.

NOLESVOTES

La aprobación de la llamada Ley Sinde el 15 de febrero agotó la paciencia de muchos. De forma inmediata, el hashtag (etiqueta) #nolesvotes comenzó a replicarse sobre todo tipo de noticias políticas. El lema “se tiene que notar a la hora de votar” de las movilizaciones contra la guerra de Iraq se transformaba en las redes sociales. “Es la gota que colmó el vaso, todo esto no es sólo por la ley Sinde. La gente está hasta las narices de lo que hacen los políticos, ellos representan los intereses de bancos, de las multinacionales, de la SGAE”, explica Enrique Dans, uno de los precursores de este movimiento. En su lanzamiento también participaron los conocidos blogueros Ricardo Galli, Javier de la Cueva y, especialmente, Carlos Sánchez Almeida.

No les votes no promueve la jornada del 15 de mayo. “No sé que haré ese día, no es algo que estemos coordinando. Lo que no quiere decir que puede que salga a la calle ese día, ni que no haya retuiteado muchas de las consignas que promueven quienes organizan esta jornada”, explica Dans.

“La clase política debe entender que si hay gente que se opone, significa que hay un malestar social. No es entendible que tres partidos, PP, PSOE y CiU, aprueben la ley Sinde y la gran base social se oponga. Es una partitocracia absurda”, afirma Dans, quien espera a las elecciones del 22 de mayo para comprobar la fuerza que tiene los actos coordinados en Twitter o Facebook que están canalizando este descontento social. Al igual que ya ha ocurrido en las últimas semanas en los países árabes.

DEMOCRACIAREALYA

Todo empezó como una conversación entre varios ‘amigos’ de Facebook hasta que desembocó en la convocatoria del 15 de mayo, este grupo se ha ido ampliando a través de Facebook, Tuenti, Twitter y otras redes sociales a gente que tuviera una visión similar”, explica Fabio Gándara, uno de los promotores de Democracia Real Ya. En total, se han anunciando 32 ciudades que albergarán estas protestas, localidades dónde se han conformado distintas asambleas para su organización.

Después de todo esto han logrado unos acuerdos mínimos que defender y que catalogan como “anticapitalistas”. “Es una iniciativa ciudadana para defender a todo el mundo, parados, jóvenes, precarios, etc. Queremos que la gente olvide sus divergencias ideológicas y se acerquen a este foro común al margen de partidos y de sindicatos”, afirma Gándara. Uno de sus leitmotiv es el hartazgo hacia los canales tradicionales de participación política que representan partidos políticos y grandes sindicatos.

“Ahora es el momento de salir de la red, de ir más allá de dar a una tecla”, explica Gándara, quien pretende que el 15 de mayo se iguale a movilizaciones como las que ha habido en Portugal, Reino Unido o los países árabes. En todos ellos, antes de salir a la calle se crearon sinergias en la red. Conscientes de que esto es sólo el principio de algo, sus lemas van en este sentido: “Estoy indignado”, “Creo que puedo cambiarlo”, “Creo que puedo ayudar”, “Sé que unidos podemos” o “Sal con nosotros”.

“Necesitamos una nueva forma de comunicar. Utilizar un lenguaje inclusivo, que no sea light, pero sí reivindicativo. El uso de un determinado tipo de lenguaje te puede encasillar demasiado”, explica este integrante de Democracia Real Ya.

MALESTAR.ORG

Un joven monta una convocatoria por Facebook en Sevilla contra la gestión de la crisis y la corrupción política. Grupos de gente en Madrid y Santander secundan su convocatoria de hacer una performance semanal de denuncia en una plaza céntrica. Más tarde surge el nombre: Estado del Malestar. Apenas dos meses después, medio centenar de ciudades, casi todas capitales de provincia, tienen su propio grupo promotor.

“Queremos comunicar que no es momento de quejarse en los bares”, resalta María, una trabajadora social que forma parte del nodo madrileño de malestar.org, “Esto no es un grupo, es un lugar”, remacha Marcos, en medio de la octava performance del colectivo en la Puerta del Sol. “Queremos abrir espacios y herramientas para que la gente se organice”, explica. Pero, asegura María, es importante “dejarse la ideología en casa para poder juntarse en la calle”.

Cada viernes a las 19 horas, por la plaza en cuestión se van dejando caer quienes han visto la convocatoria. Hasta ahora, en Madrid se ha representado desde un partido de fútbol entre PPSOE y PSOEPP hasta el juego de cruzar una simple línea en el suelo (“la línea de la indignación a la acción”). El seguimiento es irregular, tan variado como la procedencia de quienes forman los grupos: “estamos los que venimos siempre, y luego gente que va rotando”, asegura María. En el foro y en la página de Facebook del nodo madrileño participan unas 600 personas.

Como grupo difuso y reacio a adoptar posturas comunes más allá de la expresión conjunta en la calle, no existe un respaldo formal de todos los nodos de malestar.org a la convocatoria del 15 de mayo. “Pero en Barcelona, por ejemplo, lo votaron y decidieron que sí la apoyaban”, informa Marcos. “Y yo tengo claro que muchos de nosotros estaremos en la manifestación del 15”, añade María.

A la protesta del 15 de mayo también convoca Juventud Sin Futuro, una agrupación de asociaciones universitarias de Madrid. Casi como punto de partida de las movilizaciones del día 15, esta organización convocó una manifestación por el centro de Madrid el 7 de abril. Sus principales reivindicaciones giran en torno a la última reforma laboral, a la reforma del sistema de pensiones y a la mercantilización de la educación pública.

Al revés que el resto de grupos, después de su convocatoria más clásica, sus consignas y lemas han sido difundidas masivamente por las redes sociales y los medios de comunicación. Incluso el mismo 7 de abril se organizaron actos en otras diez ciudades del Estado y colectivos estudiantiles intentan conformar fuera de Madrid plataformas similares. En el resto de Europa, protestas similares se produjeron en torno al 24 de marzo.

http://www.diagonalperiodico.net/Quien-es-quien-en-las-protestas-de.html

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