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ESPECIAL.- EL TABLERO GEOPOLÍTICO DE ORIENTE MEDIO

Los conflictos de Oriente Próximo y su repercusión internacional

En el polvorín de Oriente Próximo concurren muchos conflictos de naturaleza diferente entre sí
Geopolítica – 24/04/2010 9:46 – Autor: Paloma Fernández Fidalgo – Fuente: Webislam 
Oriente Medio.
Oriente Medio.

Hace poco se dijo una cosa muy interesante respecto a Oriente Próximo:

Se dijo que probablemente resultará irónico que la que una vez fue la región más poderosa de la tierra esté desde hace años sumida en el caos político, económico, religioso y tecnológico.

Porque en el polvorín de Oriente Próximo concurren muchos conflictos de naturaleza diferente entre sí: conflictos territoriales en Israel, Pakistán e India; amenaza de armamento nuclear en Irán; terrorismo islamista; retos para la gobernabilidad y el respeto de a los Derechos Humanos en Irak y Afganistán; una controvertida posición de la mujer en los países en que se aplica la ley sharia de forma extrema y a menudo distorsionada; una mala distribución de la riqueza; y unas relaciones con Occidente repetidamente conflictivas.

Con este escenario, Oriente se presenta, en un orden internacional globalizado, como un polvorín que puede afectar a todo el contexto mundial.

Vamos a desarrollar un análisis de algunos de estos conflictos, precedido de algunas notas conceptuales que sirvan para aclarar términos usados habitualmente de forma confusa y caracterizar la región de la que estamos hablando. Manejamos para elaborar el texto, de forma fundamental, el Diccionario de Historia y Política del Mundo Contemporáneo editado por Tecnos.

1. ORIENTE: Es un área que contrasta con Occidente: es un área que sintetiza tres culturas, la griega, la romana y la judía, a la que se asimilaron los pueblos germánicos. Fue con el Tratado de Carlowitz de 1699 cuando los austriacos derrotaron al Imperio Otomano y se configuraron dos esferas que evolucionaron de forma diferente: Occidente fue ajeno al Renacimiento, Reforma, Ilustración y posterior configuración del Estado de Derecho, y Occidente se volcó en la colonización y alteró la dinámica de la región; así, los movimientos de emancipación y el impulso nacionalista y los movimientos de emancipación nacional crearon en gran medida el panorama actual, agravios contra Occidente incluidos.

2. ISLAM: Es la tercera religión monoteísta más importante por orden cronológico (la primera es el judaísmo y la segunda el cristianismo) y la segunda más importante por número de practicantes (la primera es el cristianismo). Se basa en la doctrina del profeta Muhámmad.

3. PAÍS MUSULMÁN: El musulmán es el que profesa el Islam como religión, y los países que la tienen como religión oficial son los países musulmanes.

4. PAÍS ÁRABE: Es el que tiene como lengua oficial el árabe. Casi todos están incorporados a la Liga Árabe. Así que son países árabes: Arabia Saudí, Argelia, Bahreim, Egipto, Emiratos Árabes, Iraq, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Marruecos, Sahara Occidental, Mauritania, Omán, Palestina, Qatar, Siria, Sudán, Tunicia, Yemen, Somalia, Yibuti, Islas Comores.

5. MAGREB: Área geopolítica de África del Norte, correspondiente a la parte occidental del mundo árabe, comprendida entre el Mediterráneo, el desierto líbico, Sáhara y el océano Atlántico. Magreb es una palabra árabe que significa “la península del poniente” (como oposición a Machrek, Oriente árabe). Comprende Marruecos, Argelia y Túnez, a los cuales se añaden a las extremidades orientales y occidentales Libia y Mauritania. En estos cinco Estados reagrupados desde el 1989 en el seno de la Unión del Magreb árabe (UMA) también se integran el Sáhara Occidental.

6. CUENCA MEDITERRÁNEA: Área geopolítica compuesta por países norteafricanos, europeos y de Oriente Medio que baña el mar Mediterráneo. En el seno de la UE se suscribió la Unión para el Mediterráneo con el Proceso de Barcelona con buena parte de ellos.

7. ORIENTE MEDIO: Es el área geopolítica compuesta del continente asiático que abraca desde el mar Rojo (península arábiga) hasta los países ribereños del Golfo Pérsico (Irak, Irán y Afganistán), aunque sus límites no están claramente definidos,. En Estados Unidos este término incluye también los países del Mediterráneo oriental que sin embargo en Europa se consideran comprendidos en Oriente Próximo.

8. ORIENTE PRÓXIMO: Es el nombre que recibe el conjunto de los países costeros del Mediterráneo oriental: Egipto, Israel, Líbano, Siria y Turquía. En ocasiones también se incluyen en esta denominación Jordania y los países que borden el Golfo Pérsico. Su importancia se debe a su situación estratégica entre el Mar Rojo y el Mediterráneo, comunicados por el Canal de Suez, así como por la gran producción petrolífera de la región.

Algunas características de Oriente Próximo

a) Es un conjunto heterogéneo en términos políticos y culturales.

b) Es un sector estratégico por las grandes cantidades de hidrocarburos de su subsuelo –muchos países occidentales son los importadores más importantes-.

c) Políticamente, conviven monarquías absolutas en buena parte del Golfo Pérsico –si bien los emires han iniciado tímidas reformas para introducir ciertas prácticas democráticas-, además de la monarquía constitucional jordana, con Repúblicas, a veces islámicas –como en Irán-, en su mayoría presidencialistas –multipartidistas y a veces con formaciones religiosas-. La OCDE cuestiona tanto la limpieza de sus elecciones como la transparencia de la instituciones.

d) Económicamente, cabe destacar en primer lugar que esta región se encuentra en la primera fase de la Transición Demográfica –mientras que Occidente ya está en la tercera-, pero ya se aprecia que abandona algunas de las características que le son propias y las guerras han provocado a veces un descenso de ciertos cortes de edad que desciende la media –en Irán, el setenta por cierto de los habitantes ronda los treinta años-. El sector agrario tiene un peso significativo en todos estos países, con una industria en expansión en especial en Turqía y en Israel. Los recursos energéticos podrían implicar una importante fuente de ingresos, pero su gestión no es buena –por ejemplo, en Irán se ingresó en el último año la misma cantidad que la suma de lo ingresado en los ocho años anteriores- y porque muchos emires acumulan buena parte de los beneficios. En la etapa de crisis que atravesamos, los países de Oriente Próximo han demostrado una notable solidez, hasta el punto de que compraron con sus fondos soberanos activos de empresas inglesas y estadounidenses. Hasta que comenzaron a tener unas pérdidas sustantivas y volvieron la vista a su tejido empresarial. No obstante, muchos de ellos se ven como potencias emergentes, por su base económica y la repercusión política.

e) Socialmente: Hay muchas etnias entremezcladas independientemente de las fronteras nacionales (árabes, kurdos, persas, beréberes, bengalíes e hindúes) que a veces coexisten de modo poco pacífico. Ocurre lo mismo con las religiones (musulmana, que tiene un claro enfrentamiento entre sunníes y chiíes; cristianos ortodoxos y maronistas; hinduístas y judíos en Israel). En otro ámbito, se registran unos niveles de alfabetización cada vez mayores, una sociedad de la información cada vez más potente que favorece el contacto con Occidente y una sociedad civil cada vez más potente, favorecida por la joven edad media de muchos países.

Vistos los aspectos básicos, vamos a concentrarnos en algunos de sus conflictos. Para su mejor comprensión presentamos una clasificación, pero hay que entenderlos íntimamente conectados, únicamente se diferencian por la característica predominante en cada uno.

Naturaleza de los conflictos en Oriente Próximo

1. Naturaleza territorial

a) Israel–Palestina

Este conflicto hunde sus raíces en la partición británica de Palestina, que no reconocieron los árabes pero sí Israel, que se fundó como estado por Ben Guiron hace ahora sesenta años:

– En 2000 el conflicto tomó un nuevo tono tras años caracterizado por la fuerza militar israelí, la intifada palestina o la sublevación de toda la población contra Israel y las conferencias internacionales mediadoras, como Washington y Oslo.

– Con la segunda Intifada, los miembros de Hamás comenzaron a tener cada vez un apoyo mayor en los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania- donde hay unos tres millones de personas-.

– En 2005, Israel se retiró de Gaza tras la ocupación que había durado treinta y ocho años.

– En 2006, Hamas obtuvo una aplastante victoria en las elecciones parlamentarias: Abbas, del partido Fattah –fundado por Arafat- le mandó formar gobierno.

– En 2007, Hamas expulsó las fuerzas de Fatah de Gaza.

– La Conferencia de Annapolis que se celebró en 2007 sirvió para negociar la creación de un estado palestino.

– Con la mediación de Egipto, Israel y Hamas acordaron un alto al fuego en 2008, que se rompió con el lanzamiento de cohetes al sur de Israel desde Gaza y las posterior invasión israelí del territorio, que significó la muerte de 200 palestinos. Se dijo que la intervención tenía carácter electoral por parte de Israel, sobre todo para el Partido Likud, de Netanyahu y el Kadima de Livivni, entonces ministra de defensa, que midieron sus fuerzas en las selecciones, porque la mayoría de la población israelí apoya la fuerte de estos ataques.

b) Pakistan

– Se fundó en 1947 como Pakistan Este y Pakistan Oeste, el segundo convertido en Bangaldesh en los años setenta.

– Pervez Musharraf alcanzó el poder en 1999, acusado de corrupción y de militancia islamista.

– En 2008 lo ha sustituido como primer ministro el viudo de Benzai Bhutto, antigua candidata exiliada durante casi una década y asesinada en una expresión de las trifulcas étnico religiosas que vive el país.

– Se disputa con India la región montañosa de Cachemira.

– Últimamente se atisbó un acercamiento, roto tras los atentados de Bombay porque algunos terroristas procedían de Pakistan, un nuevo grupo.

c) Líbano

– Es un país marcado por las diferencias entre chiíes y sunníes. Vivió una guerra civil derivada de la Guerra de los Seis Días, porque aunque no intervino directamente cobijó palestinos y ocupo militarmente Siria en 2005.

– Ya en 2006, en el curso de la guerra entre fuerzas israelíes y Hezbola –una organización política militar libanesa de creencia chiíta-.

– En mayo de 2008 de nuevo estalló la violencia: Hezbola presionó al débil gobierno de coalición apoyado por Estados Unidos y Francia para obtener más poder institucional, La zona Sur está controlada por una fuerza de la ONU que debe evitar que Hezbola lance ataques con misiles contra Israel, que Israel no invada Líbanos, facilitar la negociación por el disputado territorio de las Granjas de Sheba, desarmar los grupos del Líbano, pero en los últimos meses han exhibido una importante actividad militar. España ha tomado el mando de esta misión.

d) Otros conflictos territoriales

Israel y Siria se disputan los Altos del Golan, hay disputan intento irakí por asimilar Kuwait y los límites de la región del Kurdistan aún son inciertos.

2. Problemas derivados del terrorismo islamista

– El integrismo islamista propugna el retorno a una lectura belicosa del Corán: es la doctrina neosalafista, que defiende la islamización de las sociedades musulmanas y aplicación de la ley sharia o ley coránica.

– La guerra contra la ocupación soviética en Afganistan tuvo una impronta considerable en la expansión del ideario integrista islámico y la creación de grupos armados, en especial la organización Al Qaeda. Venían a sumarse a los ya existentes: Hamas –comenzó con la Intifada-, el frente Popular de Liberación Palestina –organización marxista panárabe-, Al Yihad –quiere un gran estados islámico y se especializó en altos funcionarios-, Hezbola y los Hermanos Muslmanes –quieren islamizar el Estado egipcio-.

– Al Qaeda la creó Bin Laden y ha forjado un entramado con ramificaciones en los cinco continentes: se sostiene sobre todo por sunníes, demanda la retirada de tropas de Estados Unidos de Arabia Saudí y el establecimiento de un Estado Palestino, y sus mensajes predican una guerra santa (Yihad) contra cristianos, judíos y otros grupos considerados infieles.

– El 11 S Al Qaeda atentó contra las Torres Gemelas de Nueva York y esto provocó la llamada “guerra contra el terror” del gobierno estadounidense, que quería luchar contra la organización terrorista. Se involucraron dos países, Irak y Afganistan.

3. Posibilidad de democracia fallida en Irak y Afganistan

Afganistán

Estados Unidos y más tarde la OTAN intervinieron por la sospecha de que Osama Bin Laden se encontrara en las montañas y para acabar con el régimen taliban, un movimiento integrista islámico que a partir de 1996 llegó a controlar la mayoría del país – su seña de identidad era ser estudiosos religiosos y fanáticos islamistas-.

– Las fuerzas internacionales alejaron a los talibanes e instauraron un gobierno elegido democráticamente que ha presidido Karzai desde 2004, con una constitución aprobada ese mismo año.

– Se mantiene inestable: los talibanes controlan muchas regiones, gracias al tráfico de opio, y asesinan tropas de la OTAN.

Irak

– Ha dicho Ignacio Ruipérez, ex embajador español en este país, que e suna zona que ha vivido todos los horrores.

– En 2003 Estados Unidos inició allí una guerra con pocos apoyos internacionales, entre los que no estaba el de la ONU.

– Se detuvo al entonces presidente, Hussein, se destituyó su gobierno y se los juzgó por crímenes contra la población de Irak, Kuwait y el Kurdistan.

– Pasados unos meses, se colocaron las piezas de lo que ha resultado una guerra civil con conflictos entrelazados de ices y sunníes, insurrectos y tropas de ocupación, grupos terroristas y población civil, árabes y kurdos…

– El país quedó sin Estado, y el poder se repartió entre innumerables instancias, de las tribus a la capital, entre grupos locales y fuerzas de ocupación.

– En 2005 se aprobó una constitución tras la primeras elecciones democráticas, en las que se consagró un acuerdo entre chiíes del Consejo Supremo Islámico Iraquí y al Alianza Kurda.

– En enero pasado se celebraron elecciones de las que salió vencedor el primer ministro Nuri Al Maliki, de la Alianza Kurda, en la mayoría de las provincias. Se reflejó una sociedad participativa.

– El gobierno de Estados Unidos anunció que sus tropas saldrán definitivamente de Irak en 2011. Queda la duda de si las tropas iraquíes ya estarán en condiciones de mantener el orden.

4. Desarrollo de armamento nuclear

– Son muchos los países de esta área que son sospechosos de estar acumulando armamento.

– Pakistan e India han llevado a cabo este año varias pruebas nucleares.

– India además ha mantenido contactos con Israel en materia de tecnología nuclear y de misiles desde hace dios décadas.

– Israel ha cedido a la comunidad internacional que detenga lo que llama la “galopada iraní a una bomba nuclear”: el régimen de sanciones de la ONU y la diplomacia internacional no impidieron que los iraníes controlen tecnología de enriquecimientos de uranio, pese a ser un país firmante del Tratado de No Proliferación Nuclear. Se manejan varias teorías respecto al empeño iraní por este enriquecimiento: la necesidad de protegerse, el deseo de autoridad frente a Estados Unidos y el deseo de dominio en Oriente Próximo. En Irán las elecciones han sido muy movidas. Las elecciones en Irán han sido muy movidas: se cumplen treinta años de la Revolución Islámica –pero Ángeles Espinosa cree que la guerra contra Irak de los años ochenta conformó la República Islámica tal como la conocemos hoy, más que esa revolución que desalojó al Sah Reza Pahlevi e instaló a los ayatolá, que rigen con puritanas normas-. Los jóvenes de menos de treinta años con bastante más de la mitad de a población, y revelan en su prácticas intereses de mayor grado de occidentalización; las mujeres son especialmente activas, con el movimiento feminista y sindicatos que piden la abolición de la ley sharia que las infravalora, en la Campaña por el Millón de Firmas, y además el Ahmadinyead nombró a tres ministras; Ahmadineyad es nacionalista y tiene una retórica anti occidental.

5. Relaciones conflictivas con Occidente

– Las relaciones con Occidente se sustentan en las diferencias entre ambas culturas, y que en el contexto de la globalización han suscitado teorías como la de Beck –respecto a la homogeneización de ambas culturas- y la de Hungtington –las diferencias son cada vez más evidentes y por eso ocurrirá un choque-.

– El nuevo gobierno de Estados Unidos creó un grupo específico para Oriente Próximo, y el presidente Obama, en una gira específica, reseño la necesidad de crear un proyecto de Estado Palestina para recobrar los términos del armisticio anterior a la Guerra de 1967, dividir Jerusalén y enviar fuerzas pacificadoras, quizá de la OTAN, para controlar las actividades de Hamas.

– En cuanto a la Unión Europea, entre cuatro áreas interesadas aquí: la energética (por la importancia delos hidrocarburos allí, si bien está prefiriendo Europa del Este), la política de vecindad (en 1999 formó con Turquía un acuerdo para que el país pueda integrarse en la comunidad), la de cooperación y la PESC (en cuyo marco se suscribió hace diez años el Acuerdo de la Unión Mediterránea, que incluye muchos de estos países, se ha revisado últimamente y pasa por fomentar la cooperación económico –política con Europa.

– Son conclusiones extraídas en los foros internacionales para solucionar la situación de Oriente Próximo: la inutilidad del uso de las armas, que ningún conflicto puede tratarse asiladamente la importancia del conflicto palestino israelí y por parte de la Liga Árabe se reclama desde 2002 una cooperación más estrecha en el consejo de Seguridad para impulsar procesos de pacificación.

Concluyamos recordando el llamamiento que Bellow ha hecho para un revolución cultural que equilibre religión e ideología y priorice los derechos de los ciudadanos. Que no se cumpla aquello que decía Kipling de que Oriente es Oriente, Occidente es Occidente y ambos nunca se encontrarán.

El puzzle de Oriente Medio

Son muchos los actores y los interes en juego en esta región del globo, pero también los riegos y peligros para sus poblaciones
Geopolítica – 22/01/2011 7:23 – Autor: Germán Gorraiz López – Fuente: Webislam
Oriente Medio
Oriente Medio

Obama se verá obligado a participar personalmente en el proceso de negociación palestino-israelí con el objetivo de establecer las bases para la creación del futuro Estado Palestino (previo reconocimiento del Estado de Israel por parte palestina) y que podría concluir con la firma en el 2012 de un Tratado de Paz entre el nuevo Primer Ministro del Gobierno de Unidad israelí y el nuevo Presidente de la Autoridad Palestina (que sería el representante del nuevo Gobierno de Unidad que surgiría tras la inevitable aproximación de Hamas y Al Fatah).

Dicho acuerdo contaría con las bendiciones políticas de Egipto, Rusia, Siria e Irán y como colaboradores económicos necesarios en la reconstrucción de Gaza a Arabia Saudí, EEUU, UE, Japón, y Emiratos Árabes (con un costo aproximado de 3.000 millones de) y debería ser global y vinculante para todos los países del área geopolítica de Oriente Próximo y lograr la instauración de un nuevo “status quo” en la zona (“Pax obamaniana”), una vez resuelto el contencioso nuclear de EEUU con Irán y el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.

Irán ha adquirido una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de Estados Unidos en Iraq, (fruto de la miopía política de la Administración Busch obsesionada con el Eje del Mal ) al elimirar a sus rivales ideológicos, los radicales talibanes suníes y a Sadam Husein con el subisiguiente vacío de poder en la zona. y ha reafirmado su derecho inalienable a la nuclearización.

Tras las presiones diplomáticas del sexteto de mediadores internacionales (Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia, Alemania y China), «podría alcanzarse un acuerdo en el 2011 para que Teherán enriquezca su uranio hasta el 20% en Rusia antes de que el Estado francés lo transforme en combustible para el reactor iraní, siempre bajo control de la OIEA», acuerdo que permitiría un mejor control del stock de uranio enriquecido de Irán,( fuente de inquietud entre los occidentales e Israel, que temen que Teherán lo pueda emplear para fabricar armas atómicas , acusaciones que Irán ha desmentido siempre categóricamente ) y lograría la resolución del contencioso nuclear de EEUU con Irán y el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países.

Con ello, Irán conseguiría que se reconozca su lugar en el concierto regional recuperando el papel de “gendarme del Golfo “ que los estadounidenses confiaron alSha de Persia e incrementando la cooperación con EEUU relativa a la seguridad en Iraq y Afganistán, pero Estados Unidos verá disputada en adelante su hegemonía en áreas puntuales como el espacio, el ciberespacio o la información, por lo que se verá obligado a contar con dos actores fundamentales en el nuevo status quo que surgirá tras la actual crisis económica global: Rusia y China y asistiríamos a la entronización de la «Geopolítica interpares» basada en la troika EEUU-Rusia-China.

La posible resolución del contencioso nuclear con Irán, plantea el problema de la pertinencia de las opciones estratégicas del grupo de los Estados árabes situados en la órbita estadounidense. Así, Egipto habría renunciado a la opción nuclear y entregado el control del espacio estratégico de Oriente Próximo a la aviación israelí a cambio de una ayuda anual de mil millones de dólares .

En desequilibrio frente a la opinión pública, se ha autorizado a Egipto y Jordania para que a finales de año emprendan la producción nuclear para uso civil bajo control estadounidense, con lo que han acumulado un retraso tecnológico de cincuenta años con respecto a su vecino israelí que se vería compensado con el incremento de la ayuda económica de EEUU hasta alcanzar los 2.000 millones de anuales.

Sin embargo, un nuevo e inquietante elemento aparece en el horizonte que podría desequilibrar el frágil equilibrio geopolítico de la zona y sería el Riesgo de un «Golpe de mano» del oficialismo ruso contra Putin antes de las Presidenciales del 2012.

Caso de ser finiquitado políticamente Putin, asistiríamos a la reaparición de la Troika para evitar la acumulación de un poder autocrático y al regreso de la Doctrina Brézhnev (también llamada doctrina de la soberanía limitada), doctrina que instauró que Rusia tiene derecho a intervenir ( incluso militarmente) en asuntos internos de los países de su área de influencia y en los escenarios árabes y africanos, su acción se orientará a la ayuda de los grupos islamistas y su apoyo a los regímenes nacionalistas en su lucha contra la presencia occidental en el continente africano, basada en el pathos anticolonial, en los proyectos de cooperación económica y en la creciente cooperación militar.

Por otra parte, la carestía de productos agrícolas básicos para la alimentación (trigo, maíz, arroz, sorgo y mijo) y el incremento bestial de dichos productos en los mercados mundiales que tuvo su punta de iceberg en el 2.007 , irá presumiblemente “in crescendo” a lo largo de la próxima década hasta desembocar en una crisis alimentaria mundial que afectaría especialmente a Egipto en forma de desorbitante carestía y escasez de alimentos básicos , que en el caso egipcio vendría agravado por su desarrollo económico suicida al favorecer crecimientos desmesurados de macrourbes y megacomplejos turísticos y la consiguiente reducción de superficie dedicada al cultivo agrícola.

Ello podría provocar violentos estallidos sociales y un posible golpe de estado (rememorando a Nasser (1956) y posterior estrechamiento de relaciones ruso-egipcias que convertirían a Egipto en el portaaviones continental de Rusia y aunado con la extensión de su área de influencia al resto de países árabes que circundan a Israel (Siria, Líbano, Palestina y Jordania) , gestaría la semilla de un nuevo movimiento panislamista que podría terminar por reeditar en la próxima década la Guerra de los Seis Días.

Caso de consumarse el enfrentamiento bélico y una nueva victoria militar israelí, asistiríamos a la anexión de la Franja de Gaza,, del Sur del Líbano y del Sinaí, quedando Israel parapetado en un escudo protector completado con la culminación del Muro de Cisjordania (que incluiría aproximadamente el 10 del territorio de Cisjordania, incluida Jerusalén Este) y el control de los Altos del Golán , contando Israel con EEUU y su fuerza nuclear disuasoria como únicos aliados y quedando el pueblo palestino condenado a la Diáspora y al ostracismo político internacional.

Lo que significaría realmente un cambio democrático en Oriente Medio

Opinión – 30/08/2004 0:00 – Autor: James Petras – Fuente: Rebelión
James Petras
James Petras

Introducción

Estados Unidos e Israel propugnan una política de«cambio de régimen» en Oriente Medio, basándose para ello en la intervención militar, tanto abierta como encubierta, según el ejemplo de la invasión estadounidense de Irak y los asesinatos israelíes de líderes palestinos.

Los ideólogos aseguran que los actuales líderes de Oriente Medio son corruptos, incompetentes y despóticos y que las «reformas democráticas» y la «economía de libre mercado» solamente pueden realizarse mediante una «transición a la democracia» impuesta desde el exterior.

Los sectores críticos con esta política aseguran que una auténtica democracia incrementaría el antiimperialismo, acrecentaría el apoyo a los palestinos, profundizaría el aislamiento de EE UU e Israel, limitaría la inversión estadounidense y redistribuiría la riqueza de los países árabes.

Aseguran también que el historial reciente de EE UU e Israel (Irak y Palestina) muestra que el «cambio de régimen»no conduce la democracia y la prosperidad, sino a regímenes corruptos, gobiernos títere y pobreza masiva.

Asimismo, afirman que la «ideología democrática» no tiene nada que ver con la democracia, sino de lo que se trata es de imponer un mayor control económico y político de EE UU e Israel, conseguir el reconocimiento de este último país por parte de regímenes clientelistas árabes, y dirigir el control estadounidense del petróleo y el acceso de Israel a una energía barata y al agua.

La opinión pública árabe

La democracia implica que la opinión pública mayoritaria pueda hallar su vía de expresión por medio de representantes políticos libremente elegidos. Sin embargo, en todos los aspectos políticos importantes, la opinión pública árabe es abrumadoramente más crítica de las políticas y prácticas estadounidenses que los mismos gobernantes autoritarios actuales que estadounidenses y sionistas israelíes critican y pretenden reemplazar.

Una reciente encuesta elaborada en junio de 2004 por el respetado profesional John Zogby, basada en una muestra de 3.300 ciudadanos de Egipto, Jordania, Líbano, Marruecos, Arabia Saudí, y los Emiratos Árabes Unidos demostró que la opinión favorable respecto a EE UU varía entre un 20% en Líbano y un 2% en Egipto.

Entre los países más estrechamente aliados a EE UU y necesitados de reformas democráticas, la amplia mayoría de la población es hostil al gobierno de EE UU: en Marruecos, el 89% de la población se opone a las políticas estadounidenses; en Arabia Saudí el 96%; en Jordania el 85%; el Líbano el 80%; en Egipto el 98% y en los Emiratos Árabes Unidos el 86%.

Además, la tendencia histórica va hacia una creciente hostilidad en relación con EE UU. En Marruecos, las opiniones pro estadounidenses disminuyeron del 38% al 11% entre 2002 y 2004; en Arabia Saudí del 20% al 4%; en Jordania del 34% al 15%; en Líbano del 26% al 20%; y en Egipto del 15% al 2%. La única excepción a esta tendencia general se registra en los Emiratos Árabes Unidos, en los que ha habido un ligero incremento favorable de 11% al 14%.

Teniendo en cuenta el represivo clima político impuesto por los regímenes favorables a EE UU en los países citados, el extraordinario nivel de oposición a EE UU no tiene precedente. Hace falta valor para manifestar públicamente una oposición a la política estatal oficial en países como Arabia Saudí, Marruecos, Egipto y Jordania, países en los que la oposición ha sido encarcelada, torturada o incluso eliminada.

La citada oposición no se basa en la «envidia» de la prosperidad de EE UU o en el«odio ciego a todo lo que representa EE UU», como tampoco es producto de la «hostilidad arabe-musulmana hacia la modernidad», tal como determinados políticos de los dos partidos principales de EE UU aseguran, opiniones que son coreadas por los medios de comunicación de masas, la academia, los «expertos«, los periodistas y los líderes de las principales organizaciones sionistas.

La oposición árabe se dirige en primer lugar hacia la política de EE UU: la invasión, ocupación, destrucción y colonización de Afganistán e Irak, y el apoyo incondicional al régimen fascista judío de Ariel Sharon y a sus políticas genocidas contra los palestinos.

La oposición popular árabe se dirige contra las amenazas de EE UU de lanzar nuevas guerras y ataques militares contra Irán, Siria y Arabia Saudí. La oposición se fundamenta en las políticas estadounidenses de apropiación y privatización de las compañías petrolíferas públicas y su transferencia a las corporaciones transnacionales.

Se trata de una oposición racional y democrática contra el imperialismo estadounidense y no contra todo lo que representa EE UU.

Tal como el encuestador citado, John Zogby, destaca, las políticas de EE UU contra Irak, «elterrorismo«, los árabes y Palestina consiguen unos niveles de aprobación extremadamente bajos, a la vez que las actitudes de la población árabe hacia la ciencia y la tecnología de EE UU, su libertad y democracia, su pueblo, su cine y televisión y sus productos educativos consigue unos resultados algo mejores (Aljazeera.net, 23.7.2004).

No obstante, las opiniones favorables en los países árabes hacia estos aspectos culturales de EE UU y su pueblo están disminuyendo.

Dado que perciben que los votantes estadounidenses eligen legisladores y candidatos presidenciales que apoyan incondicionalmente políticas como la limpieza étnica de Israel y la invasión de Irak, la opinión pública árabe ve cada vez a la opinión pública estadounidense como responsable de los crímenes del imperio.

Las guerras de conquista y pillaje han provocado una oposición generalizada a lo largo de la historia. Las amenazas militares y la tipificación racista de naciones y pueblos vecinos generaliza la hostilidad en cada época. La abrumadora oposición árabe a las políticas de EE UU, a sus líderes e instituciones, tiene justificación histórica, es moralmente legítima y se basa en principios democráticos de soberanía nacional y autodeterminación.

La exigencia estadounidense e israelí de «reformas democráticas» y de«construcción de naciones» otorgaría personalidad política a millones de árabes que actualmente están excluidos de cualquier participación política, y permitiría que partidos políticos masivos, nacionalistas y populistas emergiesen de la ilegalidad y consiguiesen nuevos adherentes.

Las reformas democráticas permitirían que más del 90% de la opinión pública árabe pudiese debatir en público y escribir y leer en los medios de comunicación de masas, libre del control las actuales monarquías o repúblicas despóticas pro estadounidenses. Surgirían nuevos regímenes, democráticos y representativos, que responderían mejor a las actuales mayorías.

Asimismo, los resultados de una reforma auténticamente democrática consistirían en un apoyo oficial mayor a los palestinos, una oposición mayor a la intervención militar de EE UU, un mayor control público sobre el petróleo y los mercados nacionales, una mayor independencia en materia de política exterior y la transferencia de miles de millones de petrodólares, que actualmente están invertidos en EE UU en bonos y acciones, hacia los servicios públicos (sanidad y educación), la industria y la creación de empleo.

Washington, los neoconservadores (tanto gentiles como judíos) e Israel saben muy bien que una auténtica reforma democrática y un cambio de régimen desde abajo serían perjudiciales para sus objetivos globales y regionales de creación de imperio.

La última cosa del mundo que EE UU e Israel desean es que el 90% del pueblo árabe disponga de representantes libremente elegidos que reflejen su nacionalismo y sus preocupaciones en materia de bienestar social.

Cuando Washington e Israel reclaman «reformas democráticas» y «cambio de régimen», lo que realmente desean es la imposición por la fuerza y la cooptación de regímenes que sirvan a sus intereses, contra el 90% de la opinión pública árabe.

El significado real de un término como «cambio de régimen» podemos hallarlo en Irak y Afganistán, países en los que EE UU han impuesto gobernantes títere protegidos por las fuerzas militares de EE UU o de países subordinados. Una vez instalados, los gobiernos títere organizan «elecciones» con el fin de darle una pátina de «legitimidad» al dominio colonial.

Para Israel, una imposición de regímenes títere creados por EE UU significaría el reconocimiento del país por los países árabes, el acceso al petróleo, mayor inversión y oportunidades comerciales, ventas de armamentos y consolidación del poder regional.

La propuesta estadounidense de democratización no tiene nada que ver con ningún principio democrático, y sí tiene que ver en cambio con gobiernos todavía más violentos y dictatoriales que los existentes actualmente entre los regímenes clientelistas pro estadounidenses.

El «cambio de régimen» en la dirección que proponen EE UU e Israel comportaría nuevas guerras similares a la de Irak, invasiones y saqueos de bienes. Exigiría una mayor destrucción de los limitados espacios públicos existentes, con el fin de silenciar a esas mayorías superiores al 90% que actualmente se oponen a la agresión estadounidense.

No existe en absoluto ningún tipo de base social masiva en ninguno de los aspirantes democráticos del mundo árabe de apoyo a un régimen impuesto por EE UU, precisamente debido al carácter profundamente antidemocrático y antinacional de dicho cambio.

En Oriente Medio y el Magreb menos del 10% de la población apoya las actuales políticas estadounidenses, por lo que el apoyo de nuevas intervenciones en sus propios países sería todavía menor.

La única «base» política de EE UU para su«democratización de Oriente Medio» es su gran socio regional: Israel. Los principales defensores de una asociación EE UU-Israel para imponer cambios de régimen en Oriente Medio son los ideólogos sionistas existentes en el seno del gobierno EE UU y de los medios de comunicación.

Por el momento, la resistencia democrática en Irak ha bloqueado los grandiosos planes de EE UU de conquista regional que se esconden en la retórica de «democratización» y «cambio de régimen».

No obstante, cabe esperar que Washington e Israel lancen nuevos ataques contra Irán, Sudán y Arabia Saudí con el fin de establecer nuevos enclaves imperiales, aún cuando tal acción vaya contra la opinión de más del 90% del pueblo árabe.

Traducido por J.A. Julián

El lobby pro-Israel y la política de Estados Unidos en Medio Oriente

Geopolítica – 10/07/2007 10:28 – Autor: James Petras – Fuente: Red Voltaire
Dick Cheney, pronunciando un discurso a los miembros de la «American Israel Public Affairs Committee» (AIPAC), el lobby júdio prosionista en los EEUU (Foto de David Bohrer)
Dick Cheney, pronunciando un discurso a los miembros de la «American Israel Public Affairs Committee» (AIPAC), el lobby júdio prosionista en los EEUU (Foto de David Bohrer)

Nunca, en la historia reciente, la política de Estados Unidos en Oriente Medio ha sido sometida a tal bombardeo de presiones en conflicto por parte de antiguos aliados, clientes y adversarios.

Los puntos en disputa abarcan cuestiones básicas de guerra y paz, de las cuales las más importantes son las diferentes respuestas al conflicto palestino-israelí, la ocupación de Irak y la invasión y ocupación autorizada de Somalia a cargo de Etiopía y Estados Unidos.

Entre los principales aspirantes a la influencia en la política de Estados Unidos en Oriente Medio se encuentran, en un lado, el ‘partido de la guerra’, liderado por el bloque de poder sionista y sus seguidores en el Congreso y sus aliados entre los militaristas civiles de la Casa Blanca guiados por el vicepresidente Cheney, el Secretario de Estado Rice, el Consejero de Seguridad Nacional para Oriente Medio Elliot Abrams, junto a un ejército de escribas instalados en los puestos más destacados de la cobertura periodística.

En el otro lado se sitúa una pequeña minoría de congresistas, exfuncionarios vinculados a Big Oil 2 , un movimiento pacifista dividido, los estados árabes del Golfo, Arabia Saudí y un número de países europeos por una serie de cuestiones específicas.

Hasta la fecha, la Zionist Power Configuration (ZPC) ha hecho que sus partidarios en el Congreso y en la Casa Blanca cierren filas y ha apisonado la oposición interna para asegurar el respaldo incondicional de Estados Unidos a las posiciones de Israel en Oriente Medio.

Uno de los ejemplos recientes de la influencia política y mediática de ZPC se ilustra en su rechazo u omisión de un importante documento sobre derechos humanos y civiles en Israel publicado por el Comité de las Naciones Unidas con relación a la Eliminación de Discriminación Racial (publicado el 9 de marzo del 2007).

El estudio, realizado por unos 24 expertos, hacía 19 recomendaciones para que Israel pusiera término a la discriminación racial en 25 áreas contra ciudadanos árabes de Israel. Israel rechazó el informe, la ZPC automáticamente siguió el ejemplo, así como Washington.

Sin embargo, hay signos (seguramente débiles) de que el poder visible e invisible de la ZPC está siendo sometido a un escrutinio crítico público e incluso ‘llevado a juicio’ por los clientes de Estados Unidos.

El Consejo de Cooperación del Golfo [Council of Gulf Cooperation], compuesto por Kuwait, Qatar, Omán, Arabia Saudí, Bahrein y los Emiratos Árabes Unidos, es el mayor proveedor de petróleo del mundo (por encima del 40%); se trata de regímenes conservadores y pro-estadounidenses que albergan bases militares americanas y están vinculados a las casas financieras y del petróleo estadounidenses más importantes y se encuentran entre los más destacados compradores de material militar del complejo militar-industrial estadounidense.

En un encuentro celebrado a finales de marzo del 2007 instaron a los Estados Unidos a enfrentarse a Irán solo por la vía diplomática y no por la militar o imponiendo sanciones económicas. Israel optó por una posición diametralmente opuesta, presionando por el endurecimiento de las sanciones y por la confrontación militar.

Automáticamente, la ZPC se hizo eco de la línea del Partido Israelí (Daily Alert 26-30, 2007). El Congreso y Bush ignoraron a Big Oil, al complejo militar-industrial, a sus clientes árabes y siguieron la línea sionista: intensificaron las sanciones, incrementaron las operaciones de comandos, aumentaron la actividad naval en torno a las costas de Irán y ofrecieron el envío de aviones de combate a Irán después de la captura de los marineros británicos implicados en operaciones de espionaje (Blair, por una vez, rechazó la provocación de guerra).

Una vez más la ZPC ganó el pulso a Big Oil y al complejo industrial-militar a la hora de dictar a los Estados Unidos la política en Oriente Medio.

De igual importancia es el hecho de que los principales ‘aliados’ árabes de Estados Unidos en Oriente Medio han divulgado una serie de propuestas y opciones políticas que se oponen directamente a la agenda ZPC-israelí.

La propuesta de Arabia, aprobada por la Liga Árabe, ofreciendo el reconocimiento de Israel y la normalización de relaciones a cambio de acatar las resoluciones de la ONU sobre la devolución del territorio ocupado en 1967 es un ejemplo.

Estas iniciativas árabes han generado una respuesta positiva por parte de muchos gobiernos de la Unión Europea y de Turquía, sumándose a las fuerzas convocadas contra la dirección israelí-ZPC en la política estadounidense en Oriente Medio. Las deserciones de la causa del lobby israelí se han notado especialmente entre los conservadores, incluyendo a Robert Novack (“US War in Iraq – The Sharon War”, Haaretz, 4 abril, 2007).
Nuevas direcciones en la política estadounidense: ¿moderar la agenda árabe?

La principal preocupación de los regímenes moderados árabes del Golfo Pérsico es asegurar la estabilidad política, evitar los perturbadores conflictos regionales e internos y consolidar un clima financiero favorable a los dinámicos proyectos de desarrollo emprendidos.

La invasión, ocupación y prolongada guerra imperial estadounidense en Irak ha sido una fuente de inestabilidad y de conflictos internos en la región. Los repetidos asaltos y ocupaciones violentas de territorio palestino, la invasión del Líbano y las amenazas a Irán y, lo más importante, su brazo político —la capacidad de la ZPC de asegurarse el respaldo de Estados Unidos—, han creado un ambiente de permanente ‘alta tensión’.

La creciente incompatibilidad entre los objetivos de los estados árabes, orientados a un clima de negocios conservador, y las políticas desestabilizadoras ‘radicalmente militaristas’ de Washington y Tel Aviv han forzado una brecha creciente entre sus tradicionales aliados y clientes.

Con un amplio superávit, enorme liquidez en dólares y euros, el Este Árabe se centra en construir imperios económicos tanto en la región como en el resto del globo. Para ello necesitan, sobre todo, una ‘base de operaciones’ segura, unos cuarteles y base operativa que sustenten las redes globales financieras, comerciales y sus propiedades.

El reciente encuentro de estados árabes en Riyadh, convocado por lo saudíes, sirvió de plataforma para esbozar un programa de estabilidad en Oriente Medio y el cese de las actividades violentas y desestabilizadoras.

Tanto en sus propuestas formales como en sus pronunciamientos informales, los líderes conservadores pusieron sobre la mesa una agenda para re-dirigir la política estadounidense en Oriente Medio lejos de la línea israelí-ZPC de confrontación militar, hacia la negociación diplomática, la reconciliación de élite y el fortalecimiento de la estabilidad económica regional.

Dentro de este marco regional conservador y la alta prioridad concedida a la estabilidad económica, la ‘nueva situación’ sobre el terreno (es decir, la posición crítica hacia Estados Unidos y la oferta de paz a Israel) se convierten en indicadores clave a la hora de definir la política en Oriente Medio.

‘“Nueva situación” y nuevas realidades en Oriente Medio

Los viejos clichés cabildeados [lobbed] por los críticos liberales sobre los Estados del Golfo y Arabia Saudí son tremendamente engañosos y podrían inducir a una malinterpretación de la nueva dinámica económica y política de la región.

Las imágenes sionistas y liberales de reaccionarios jeques hundidos en un consumo de artículos de lujo conspicuo en sus atrasadas y estancadas economías; jeques que viven exclusivamente de unas ‘rentas’ que no dejan de acumularse porque manan a borbotones de los pozos de petróleo, que dependen de la protección militar de Estados Unidos… esta visión hace tiempo que ha sido superada.

Todos los estados del Golfo y Arabia Saudí están profundamente comprometidos en proyectos de diversificación económica a largo plazo y a gran escala, creando nuevos negocios, mercados financieros, comerciales y de propiedades basados en capital local y, en algunos casos, en grandes bancos extranjeros de inversión.

Se han consumado importantes operaciones industriales conjuntas en energía, refinerías y plantas químicas entre Arabia Saudí y China e India. Los multi-billonarios ‘príncipes’ son importantes inversores y co-propietarios de redes globales de empresas financieras, hoteles, puertos y otras infraestructuras a gran escala y sectores de la construcción.

La riqueza energética del gas y el petróleo es el punto de partida de las nuevas élites dominantes, las cuales se reinventan a sí mismas como jugadores regionales, si no globales.

A pesar de mantener todavía muchas de las ‘formas externas de la religión tradicional’ (oposición a la usura), vastos ejércitos de financieros locales han creado de hecho instrumentos financieros que de facto revierten pagos que equivalen a interés.

Dado el crecimiento de los intereses económicos globales y regionales de estas élites conservadoras, pueden perderlo todo si continúan siguiendo las políticas destructivas, coloniales e imperialistas de Estados Unidos e Israel en la región.

La diversificación económica y el dinamismo del desarrollo interno ha creado una nueva burguesía en el Golfo vinculada al capital europeo y asiático (estatal y privado), cada vez más independiente en materia política de los Estados Unidos y menos dependiente del poder militar ‘externo’.

Esta nueva realidad económica proporciona pistas acerca de la nueva ‘situación política’ sobre el terreno, incluyendo las discretas —aunque francas— críticas de Arabia Saudí a la ocupación estadounidense de Irak y las exigencias de la retirada de tropas.

Los Estados del Golfo que respaldaron los “Acuerdos de La Meca”, impulsados por Arabia Saudí, que condujeron a la unidad de gobierno entre la OLP y Hamas, fueron abiertamente contra política (de la Casa Blanca-israelí-sionista) de aislar a Hamas, como lo fue el rechazo abierto de Arabia Saudí y los Emiratos a los preparativos de guerra estadounidenses e israelíes contra Irán.

Han rechazado la política de Washington y del Israel-sionista [Israeli-Zionist] de negarse a un encuentro con Irán, manteniendo por separado encuentros y discusiones a alto nivel. La oferta de la Liga Árabe a Israel —creada y autorizada por Arabia Saudí— de paz y reconocimiento a cambio de la retirada de los territorios de Palestina ocupados en 1967 ha dejado al escubierto los pretextos de Israel para la colonización y anexión progresivas de territorio palestino y la subordinación de Estados Unidos a la Zionist Power Configuration.

La nueva realidad económica y política en Oriente Medio enfrenta a una élite estadounidense de la política exterior cada vez más militarizada, fuertemente influenciada por la ZPC, con una élite árabe cada vez más involucrada en la esfera mercantil [marketized].

Las industrias militares israelíes, centrales en su economía, la influencia política de los partidos de los colonos, los fundamentalistas religiosos y las instituciones de seguridad, así como la dependencia del Estado de Israel de las multimillonarias dádivas del tesoro norteamericano y de los ricos judíos militaristas de derechas, significa que Israel es estructuralmente incapaz de llegar a ningún acuerdo basado en la premisa ‘paz por territorios’.

El reasentamiento de medio millón de fanáticos colonos armados en el Israel de antes de 1967, la pacífica reconversión de las industrias militares israelíes y el mantenimiento del apoyo exterior de los plutócratas sionistas sin la retórica de las ‘amenazas militares existenciales’ está más allá de los límites de la clase política israelí tal y como se constituye en la actualidad.

La profunda integración y subordinación de la ZPC a la estructura de poder israelí tiene como resultado que las exigencias del complejo militar-colono-industrial de Israel sean transmitidas al Congreso y Ejecutivo norteamericano y finalmente convertidas en política.

En la medida en que así son las cosas, la ZPC es responsable de la falta de flexibilidad de la política norteamericana en Oriente Medio, expresadas en su fijación por la guerra permanente y su ceguera ante el abismo entre los Estados Árabes, enfilados hacia el mercado, y el militarismo estadounidense-israelí.

La ZPC es responsable del apoyo inamovible e incondicional a un régimen colonial anacrónico en una época de crecimiento de relaciones de mercado globales.

La parálisis de la política norteamericana es el resultado del poder de un grupo de presión [lobby] empresarial moderno, del siglo XXI, extraordinariamente rico (el 24% de los 400 más ricos de Forbes 3 son judíos) que actúa en nombre de una serie de demandas territoriales de los fundamentalistas judíos que se remontan a un periodo histórico de hace al menos 2500 años. La noción de desarrollo ‘combinado y desigual’ se aplica ciertamente a los financiadores externos de Israel más importantes.

La rigidez de los parámetros estructurales de la política israelí se transmite por medio de la ZPC a la base de la contradictoria realidad en las relaciones entre Estados Unidos e Israel: la política, estructuralmente rígida, de un pequeño Estado ‘aislado, militarizado, controlado por colonos’ que bloquea transacciones económicas en una economía imperial globalizada, forzándola a embarcarse en aventuras militares desastrosas.

El poder sionista y la mayoría demócrata del Congreso

Contrariamente a las declaraciones de muchos críticos de la guerra, especialmente aquellos que se atreven incluso a atacar al lobby sionista neoconservador que defiende la guerra, la invasión estadounidense de Irak no ha sido un ‘desastre’, una ‘debacle’ o una ‘derrota’.

El corolario de este argumento —que ‘el desastre de Irak’ ha provocado una ‘huida en masa’ de los Zioncons 4 de la administración Bush— es algo que no está nada claro.

El objetivo fundamental de la ZPC era derrocar a Saddam Hussein, la destrucción del Estado de Irak (especialmente su aparato militar y de inteligencia) y la infraestructura social para, de esta forma, eliminar un valedor incondicional del nacionalismo secular árabe en Oriente Medio y un desafiador fuerte de las tentativas de Israel de afirmar su hegemonía en la región.

La guerra, orquestada por los Zioncons, supuso un éxito en todos y cada uno de los objetivos estratégicos israelíes: la resistencia palestina perdió un poderoso valedor político y financiero.

La oposición a Israel en Oriente Medio se redujo considerablemente a los Estados y movimientos musulmanes clericales. Se creó el marco para una nueva secuencia de guerras con los adversarios de Israel, incluyendo a Hezbolá, Siria y, más importante, Irán.

Como consecuencia de la destrucción estadounidense del Estado de Irak, Israel ha tenido manos libres para invadir y devastar Palestina, especialmente Gaza, completar el gueto con un muro para el aislamiento de las ciudades y pueblos palestinos de sus mercados y actividades diarias, y extender sus asentamientos coloniales.

Los Zioncons americanos en la Admnistración fueron capaces de sabotear cualesquiera negociaciones de paz, sirviéndose como excusa de su guión de la ‘guerra contra el terror’.

La partida de algunos de los Zioncons de la Administración tras la ocupación militar de Irak se debió a que habían servido exitosamente a los intereses estratégicos de Israel con una dedicación masiva de las fuentes militares y económicas de Estados Unidos.

Pero en el momento en que esa guerra-para-Israel se iba convirtiendo en una larga, costosa e impopular guerra-para-Estados Unidos y algunos críticos bien conectados, investigadores y cargos militares comenzaban a señalar con el dedo públicamente a los funcionarios sionistas del Gobierno como los promotores clave de la ‘desastrosa’ guerra, los Zioncons ‘dimitieron’.

Esto cortocircuitó cualquier intento de llevar a cabo comprometedoras investigaciones en el interfaz entre los Zioncons estadounidenses arquitectos de la guerra y el Ministerio de Asuntos Exteriores israelí y su mando militar.

A pesar del éxito de la operación ‘guerra a Irak’, los Zioncons sufrieron algunas bajas colaterales. Irving ‘Scooter’ Libby, Jefe de la oficina de planificación militar del vicepresidente Cheney, fue procesado por cargos de perjurio [peripheral perjury charges], lo cual sorteaba la implicación directa de la red Zioncon en el periodo previo a la guerra y su continuación. Dos líderes del AIPAC 5 (uno importante y el otro secundario) fueron acusados de espiar para Israel. Los dos espías acusados de ninguna manera debilitaron material o políticamente la fuerte implantación del AIPAC en el Congreso o en la Casa Blanca. Continuaron recibiendo el apoyo incondicional de los líderes congresistas de ambos partidos, así como del vicepresidente y del secretario de Estado, los cuales pronuciaron sendos discursos en la convención anual de la AIPAC en el 2006 y en el 2007.

El hecho de que la ZPC considere la guerra en Irak como un ‘trato hecho’ para mejorar la posición de Israel en Oriente Medio y que haya desplazado sus esfuerzos para llevar adelante el siguiente objetivo estratégico de Israel —la destrucción de Irán—, ha causado una fisura visible entre ellos y los funcionarios clave de la Casa Blanca, todavía empantanados en el tema de perder la guerra en Irak.

El vicepresidente Cheney, en su discurso en la convención anual del AIPAC en el 2007, desafió abiertamente a los líderes del AIPAC, que parecían estar retirando su apoyo a la guerra de la Administración en Irak y estar presionando por sanciones ecónomicas más agresivas y la opción de una eventual guerra con Irán como estrategia. Los Zioncons buscan sacar el máximo partido de su apoyo a su nueva y falsa guerra ‘existencial’ con Irán entre los liberales judíos que se han vuelto contra la guerra de Irak, cargándoles así las bolsas de los soldados muertos a Cheney y a Bush.

En la convención del AIPAC, Cheney, no precisamente un neófito en estas intrigas de puñalada trapera, ofreció recrudecer la escalada de amenazas contra Irán si los sionistas mantenían su apoyo a la guerra de Bush, Cheney y Rice en Irak.

Mientras que el primer ministro israelí Olmert reiteraba formalmente la importancia de que Estados Unidos continúe ocupando Irak para la seguridad de Israel, en la práctica todos los ministros que asisten a los congresos sionistas más importantes han subrayado con insistencia a sus acólitos la amenaza iraní y la necesidad de eliminar el régimen iraní, sus estaciones nucleares y estructuras estatales.

A pesar de que Estados Unidos se desangra en la guerra de Irak, a pesar de que más de tres cuartas partes de la población norteamericana está harta de la participación en guerras en Oriente Medio, esto no ha evitado o, lo más importante, debilitado, el esfuerzo de la ZPC para encarrilar a Estados Unidos hacia más guerras, con el apoyo entusiasta de la mayoría de los líderes del Partido Demócrata.

Con un ojo en la campaña de las contribuciones financieras, todos y cada uno de los candidatos demócratas y republicanos han prometido apoyar sin condiciones los intereses de Israel, incluidas las promesas específicas a ZPC-AIPAC.

El lobby pro-Israel y Bush: poderes de guerra y capitulación de los demócratas

Los demócratas han ido limitando sus restricciones a la forma como Bush lleva la ocupación de Irak; el factor clave para esto ha sido el lobby judío. De acuerdo con la Associated Press (13 marzo del 2007): “Los demócratas conservadores, así como los delegados que se encargan del posible impacto en Israel, han manifestado la necesidad de un cambio de estrategia…”.

Como señaló el Congressional Quaterly: “Los halcones y legisladores pro-Israel presionan para golpear una disposición pensada para la agenda de gastos de la guerra que haría que el presidente buscara la aprobación del Congreso antes de embarcarse en ninguna aventura militar en Irán”.

La propuesta respecto a Irán provenía de un deseo de algunos destacados políticos demócratas de asegurarse de que Bush no lanzara un ataque sin contar con la aprobación del Congreso, una medida aprobada por la gran mayoría de los militantes de base del partido demócrata.

Pero durante la semana del 5 al 10 de marzo, la élite sionista tanto del Congreso como del lobby se dieron de golpes en la cabeza en una serie de sesiones a puerta cerrada y literalmente forzaron a los ‘destacados políticos demócratas’ a retractarse y recapitular. Haciéndose eco de la línea de Olmert, uno de los muchos portavoces sionistas en el Congreso habló abiertamente contra las limitaciones constitucionales y legislativas del presidente Bush, por sus ‘efectos’ en Israel.

La representante Shelley Berkeley dijo en una entrevista: “En Israel, el miedo a Irán está muy extendido… [Irán] ha expresado en numerosas ocasiones una hostilidad total al Estado judío”. El presidente del Comité Demócrata, Rahm Emmanuel, que trabaja de cerca con AIPAC, ‘predijo’ lo siguiente: “Quizás esto haría desaparecer la mejor herramienta de negociación que los Estados Unidos tienen cuando se trata de Irán” (Associated Press, 13 de marzo del 2007).

Logró excluir la enmienda en la Asignación Suplementaria al Presupuesto de Guerra [Supplemental War Budget Allocation], aunque Nancy Pelosi, portavoz de la Casa, y el representante John Murta, presidente del Comité de Gastos de Defensa [Defense Appropriation Committee], fueran favorables a esta.

El vicepresidente Cheney, con una sonrisita, señaló la hipocresía de los sionistas liberales y los congresistas liberal-demócratas pro-Israel, quienes se oponían a Bush en la cuestión de Irak y presionaban por una política de guerra hacia Irán. “Simplemente, no es coeherente para nadie (¡incluyendo los liberales pro-Israel! JP) exigir acciones agresivas contra la amenaza del régimen iraní al mismo tiempo que se concede sobre una retirada de Irak que envalentonaría a nuestros peores enemigos dramáticamente y dejaría peligrosamente debilitado al mejor amigo de Israel, los Estados Unidos” (AP 13/03/2007).

Una vez más, se dio prioridad a los intereses de Israel por encima de las prioridades de voto del electorado demócrata. Una vez más el poder del congresista Rahm Emmanuel y sus colegas ‘conservadores’ y pro-sionistas del Congreso dominó la ‘conciencia’ de otros destacados demócratas.

Una vez más el AIPAC liberó a Bush de toda restricción constitucional y del Congreso permitiéndole lanzar un ataque contra Irán. Una vez más los dictados de la belicosa política de Israel fueron transimitidos con eficacia y ejecutados en el Congreso de los Estados Unidos. Los demócratas abandonaron la disposición constitucional sobre la autoridad en materia de guerra.

Israel, una vez más, demostró que es el árbitro supremo de la política militar de Estados Unidos en Oriente Medio a través de sus representantes en el Congreso. (No sorprende que Buchanan y otros se refieran al Congreso como ‘territorio ocupado por Israel’).

Bush consiguió el respaldo del AIPAC para sus poderes de guerra; Israel retuvo a un presidente que es su disciplinado cómplice en sus propósitos militares en Oriente Medio.

Las guerras de Israel-AIPAC-USA en Oriente Medio

El papel de Israel en la mobilización del lobby sionista a favor de los amplios poderes de guerra de Bush se hizo evidente en el contundente discurso israelí del ministro de asuntos exteriores, Tzipi Livni , en el congreso anual del AIPAC en Washington en marzo del 2007. De acuerdo con el diario israelí Haaretz (12/03/2007) Livni: “Advirtió a Estados Unidos que no mostrara debilidad en Irak”.

Continuó enfatizando la importancia de ejercer la violencia y el poder… “en una región donde las impresiones son importantes, los países no deben mostrar debilidad y rendirse a los extremistas”. Esta es otra forma de plantear el bulo familiar de Israel de que ‘los árabes solo entienden la fuerza’, una bien conocida y duradera justificación racista y colonial que ha servido para extender y perpetuar la represión del subyugado pueblo árabe.

Livni instruyó, entre ovación y ovación, a los miles de lealistas del AIPAC y a los cientos de sus seguidores del Congreso de Estados Unidos de la amenaza iraní y los incitó a intensificar la escalada de ataques a Teherán: “Irán siempre estuvo en la vanguardia de las amenazas extremistas a Israel, al Gran Oriente Medio y al mundo en general por sus ambiciones nucleares. Enfrentarse al extremismo es enfrentarse a Irán” —dijo, presionando por el endurecimiento de las sanciones de Naciones Unidas con relación al programa nuclear (Haaretz, 12/03/2007).

Las palabras de Livni conmovieron el especial lenguaje de agitación propagandística que inflama el fanatismo de los líderes del AIPAC, sus seguidores y los congresistas. “Irán”, señaló, “es un régimen que niega el Holocausto al mismo tiempo que amenaza al mundo con otro. A aquellos Estados que conocen esta amenaza pero que todavía titubean debido a mezquinos intereses económicos y políticos, déjenme decirles esto: ¡la Historia recordará!”.

El discurso de Livni sirvió a diversos propósitos. Por un lado, estableció la ‘línea’ a los lealistas pro-Israel en los Estados Unidos para que continúen apoyando la política de Bush y Cheney con relación a la guerra en Irak, independientemente de los sentimientos de la mayoría de los votantes judeo-americanos. Por otro lado, fortaleció la mano del lobby y sus seguidores en el Congreso forzando a los liberales de la Casa, judíos y gentiles, a levantar sus restricciones (exigidas por el votante americano) a los poderes de guerra de Bush.

Por último, diseñó la agenda de altas prioridades y campañas a seguir por sus seguidores sionistas con relación a Irán. Finalmente, rellenó la brecha abierta entre Cheney-Bush y el lobby sobre el orden de prioridad entre una ‘nueva’ guerra contra Irán y la ‘antigua’ e impopular guerra en Irak, ensamblándolas.

La intervención directa del Ministro de Asuntos Exteriores israelí en los asuntos internos de Estados Unidos, su apoyo flagrante a la guerra de Cheney y Bush y el ataque a los sentimientos anti-guerra de la opinión pública norteamericana, recuerda las peores intrusiones diplomáticas de los Estados Unidos en las repúblicas bananeras de Centroamérica.

Ni uno solo de los miembros del Congreso se atrevió a señalar esto, mucho menos oponerse a la interferencia israelí en la política estadounidense, por miedo a una respuesta contundente de la enfervorizada masa de ‘Adelantados de Israel’ [‘Israel Firsters’].

Ni uno solo de los comentadores ‘izquierdistas’ o ‘progresistas’ señalaron que la tentativa de Livni de universalizar la hostilidad de Israel hacia Irán no era sino una treta demagógica. Un gran número de sondeos de opinión realizados en Europa mostraron que una amplia mayoría considera a Israel el país del mundo más amenazador y negativo, por delante de Irán, Corea del Norte y Siria. El hecho de que Irán sea un participante bienvenido en el Congreso Mundial de Países Islámicos, que representa a más de 500 millones de personas, es ligeramente omitido en los excesos retóricos de Livni.

Estos lapsus no causan preocupación en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel, puesto que el problema no es propagar falsedades deliberadas y verificables, sino el poder de las mentiras para provocar a la acción a sus agentes norteamericanos y para desalentar cualquier posible crítica.

Al pontificar sobre el ‘Holocausto’ y su corolario, ‘la Historia recordará’, le fue garantizada a Israel la observancia fanática de la ZPC de sus belicosas políticas y el silencio y capitulación de los ineficientes y escépticos judíos liberales que se oponen a la guerra. La ‘Alternativa AIPAC’ [‘AIPAC Alternative’] —de base judía—, especialmente la ‘Voz Judía por la Paz’ [‘Jewish Voice for Peace’], pasa tanto tiempo negando el poder del lobby pro-Israel como criticando la política estadounidense (Nation 23/04/2007, sobre la Alternativa AIPAC).

En una irónica y perversa vuelta de tuerca del eslogan contra la guerra (‘guerra por petróleo NO’ [‘No War for Oil’]), Livni exigió ‘Paz por petróleo NO’ [‘No Peace for Oil’]. La advertencia de Livni a aquellos Estados “que conocen esta amenaza pero que todavía titubean debido a mezquinos intereses económicos o políticos”, es una clara referencia a Estados Unidos.

Más específicamente, está dirigida a aquellos políticos que podrían considerar la negociación pacífica con Irán o aceptar el plan de paz saudí para salvaguardar los intereses petroleros norteamericanos, antes que sacrificar esos intereses al servicio de la supremacía política y militar de Israel en Oriente Medio.

Está claro que Livni está dirigiendo a sus ‘Adelantados de Israel’ en Estados Unidos a acabar con los Mitigadores de la Sed de Petróleo [Oil Appeasers], a intimidar a todo político que manifieste cierta preocupación sobre los intereses comerciales estadounidenses por encima de las belicosas exigencias del sionismo israelí.

Mientras que la percepción de Livni de los peligros para Israel emana del enfoque de paz y diplomacia de ‘mezquinos [sic] intereses económicos o políticos’ (cf. la mezquina inquietud de Israel por la ocupación de territorios en Palestina y Líbano), lo que pasa por un movimiento pacifista en Estados Unidos se une al coro, culpando a la industria petrolera de las guerras norteamericanas en Oriente Medio.

Hay una interesante coincidencia entre los halcones israelíes y las palomas estadounidenses en la denuncia de Big Oil, lo que no sería una coincidencia si se tiene en cuenta que lo que pasa por un movimiento pacifista está desmesuradamente influenciado por los sionistas de izquierda más prominentes, los cuales combinan las críticas a la ‘guerra de Bush’ con la exclusión de cualquier mención a Israel o las críticas al belicoso y cizañero lobby sionista.

Antes, durante y después del congreso AIPAC en Washington varios miles de fanáticos cargaron contra las oficinas de miembros del Congreso y senadores. Más de la mitad de los miembros del Congreso y prácticamente todos los senadores fueron intimidados en más de 500 encuentros y reuniones a favor de la agenda militar israelí contra Irán.

A finales de marzo la liga árabe, dirigida por Arabia Saudí, propuso un plan de paz integral para poner fin al conflicto palestino-israelí.

La propuesta ofrecía el reconocimiento árabe, relaciones comerciales y diplomáticas, el fin del estado de beligerancia y de las sanciones económicas, a cambio de que Israel cumpliera las resoluciones de Naciones Unidas y se retirara de todos los territorios palestinos ocupados durante y después de la guerra de 1967. El Primer Ministro israelí rechazó rotundamente la propuesta saudí argumentando que era únicamente una ‘base de negociación’.

La ZPC inmediatamente se hizo eco de la línea del partido israelí, cuestionando la forma y sustancia de la propuesta y atacando a los regímenes árabes. El 29 de marzo del 2007, el órgano de los presidentes de las organizaciones judías americanas más importantes publicó cuatro panfletos propagandísticos atacando la propuesta de paz y respaldó el rechazo de Israel.

El lobby garantizó que el Congreso y Ejecutivo de Estados Unidos o bien apoyaran la posición israelí o rechazaran apoyar el plan saudí. Una vez más, los 150 miembros a tiempo completo del lobby fueron más listos que las multinacionales del petróleo norteamericanas pro-árabes.

El líder de la mayoría en la Casa como mensajero de Israel

La visita a Siria de Nance Pelosi, líder de la mayoría demócrata, generó una respuesta hostil de parte de la Casa Blanca y elogios de liberales y progresistas. Bush manifestó su desaprobación a Pelosi por inmiscuirse en su política exterior y su posición de ‘no negociación’ con Siria.

Los liberales aclamaron la visita de Pelosi como una nueva posibilidad para la ‘diplomacia’ frente a las amenazas y el ruido de sables. Ninguno de los dos percibió que la principal y esencial tarea de Pelosi era servir como mensajero —con poderes especiales— del Estado de Israel.

Durante su visita a Israel, anterior a la de Siria, el régimen de Israel dio instrucciones a Pelosi para que presionara a Siria para que retire su apoyo a Hamas, Hezbolá e Irán. El primer ministro israelí le dijo a su mensajero —Pelosi— que re-transmitiera a los sirios que romper lazos y aislarse de sus únicos aliados eran las condiciones de Israel para la apertura de negociaciones.

Esto sucedió a pesar de que hasta la visita de Pelosi a Siria, AIPAC y la máquina política sionista en su totalidad habían insultado a todo miembro del Congreso que se atreviera a mencionar la posibilidad de visitar Siria.

Sin embargo, cuando Israel filtró que Pelosi estaba transmitiendo mensajes israelíes a Siria, el lobby no puso objeciones.

La línea del partido de Tel Aviv había cambiado y la quinta columna israelí automáticamente modificó su línea, y ninguno de sus ‘funcionarios’ protestó. Cuando Estalin cambió bruscamente la línea del partido, había más comunistas disidentes en el extranjero que hoy desertores sionistas en circunstancias similares.

Las casi cómicas volteretas y contorsiones ideológicas que dan los ‘Adelantados de Israel’ (IF [‘Israel Firsters’]) para seguir el zigzagueo de sus domadores israelíes se hace evidente en su forma de tratar a los Estados árabes del Golfo. Durante mucho tiempo, el IF ha hecho todo lo posible por desacreditarlos, refiriéndose a ellos como Estados absolutistas, decrépitos, y ridiculizó la caracterización del Departamento de Estado, que los definió como ‘árabes moderados’.

Más recientemente, cuando Olmert se refirió a esos mismos Estados como ‘moderados’, principalmente porque están implicados en negocios encubiertos con Israel por medio de terceros, y criticó a Irán, el lobby revisó su línea y habló en su favor. Pero cuando los saudíes lograron que Hamas y la OLP formaran gobierno, Israel tachó el papel de Arabia Saudí como de respaldo al terrorismo de Hamas, y la propaganda sionista siguió el ejemplo, acusando a los saudíes de financiar a Hamas.

El servilismo ciego del lobby de Israel a un ‘poder extranjero’ solo sería un asunto del Departamento de Justicia si no tuviera un impacto tan profundo en la política estadounidense en Oriente Medio, donde las modificaciones israelís de su política se reflejan en la política norteamericana.
El primer lobby de Israel bloquea una importante venta de armas

Con un déficit comercial que sobrepasa los 500 mil millones de dólares, uno de los pocos sectores de exportación competitivos estadounidenses es el de la industria armamentística, número uno mundial en venta de armas —seguido de Israel. Los planes de la administración Bush en venta de armas a Arabia Saudí y a otros aliados del Golfo Pérsico han sido bloqueados por Israel, por medio del lobby sionista (NY Times, 5/04/2007).

Funcionarios de la administración han concertado y cancelado dos veces reuniones informativas para miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado debido a la influencia de AIPAC sobre el comité y la posibilidad de que los acuerdos de venta fueran rechazados.

Como consecuencia, la administración espera que Israel llame a sus perros de ataque del lobby a cambio de un incremento de la ayuda militar y de las donaciones a Israel en un 20% —aumentando el total de la ayuda militar de 2.400 millones de dólares a tres mil millones anuales. El Secretario de Defensa, Gates, incapaz de acabar con la influencia del lobby en el Congreso, tuvo que volar a Israel y suplicar que se consintiera la venta, a cambio de tecnología militar avanzada.

Las ayudas a Israel en materia de investigación militar avanzada, diseño y tecnología han mejorado la posición de Israel en el competitivo mercado mundial de alta tecnología y por tanto aumentado las ganancias… a costa de Estados Unidos, según se desprende de las recientes ventas a India, de alrededor de 1.500 millones de dólares.

En suma, el lobby de Israel es más listo que el complejo industrial-militar de Estados Unidos en lo que se refiere a influencia en el Congreso, capacidad de bloqueo de tratos lucrativos y mejora de las ventas de Israel en el mercado mundial.
Los candidatos del Partido Demócrata doblan la cerviz ante el Lobby

Los aspirantes a la presidencia más importantes del Partido Demócrata han hecho una labor extraordinaria por asegurar la aprobación del lobby: todos respaldan la ‘opción militar’ contra Irán; todos apoyan el paquete de ayuda a Israel de 2.400 millones de dólares, a pesar de que la renta per cápita en Israel asciende a 25.000 dólares y a pesar del boom de su industria de alta tecnología. La senadora por New York, Hillary Clinton, al hablar ante el Consejo Demócrata Nacional Judío [National Jewish Democratic Council], apeló a la intervención militar contra Irán (Jerusalem Post, 26/04/2007). El periódico israelí, Haaretz, aprovechándose de la actitud aduladora de todos los candidatos, fomentó la creación de un panel de ‘expertos’ israelíes para evaluar a los candidatos a la presidencia de Estados Unidos sobre la base de su servilismo a los intereses de Israel.

Esto, a su vez, hizo que el senador Obama enviara al panel israelí sus más recientes, burdos y belicosos pronunciamientos con relación a Irán (ver Robert Kagan, ‘Obama the Interventionist’, Washington Post, 29/04/2007). Sin embargo, es Hillary Clinton la líder del pelotón en la carrera por asegurar la campaña de financiación judía. La alta estima del lobby por Clinton no se debe únicamente a su total y completa identificación con Israel —según fue manifiesto en la Convención AIPAC de marzo del 2007—, sino por el notorio historial de la familia. El otrora director de la CIA, George Tenet, en su último libro, En el centro de la tormenta [At the Center of the Storm] 6 , dedica un capítulo entero a la propuesta del entonces presidente —Bill Clinton— de liberar al superespía americano-israelí, Jonathan Pollard, de la prisión federal.

Espoleado por el presidente de Israel, el ultraderechista Benyamin Netanhayu, su asesor en Seguridad Nacional, el Zionlib 7 Sandy Berger, el enviado en Oriente Medio, el Zioncon Dennis Ross, y por un importante sector del lobby, Clinton propuso la puesta en libertad del espía Pollard. De acuerdo con su libro, Tenet le dijo a Clinton que dimitiría, ya que perdería todo su capital moral teniendo en cuenta toda la inteligencia acumulada que demostraría que se recompensaba a un traidor. Más aun, todo el servicio de inteligencia y el aparato militar se indignó ante el hecho de que Clinton siguiera las políticas trazadas por los servicios de espionaje israelíes y los miembros de su lobby por encima de los intereses de la seguridad nacional americana.

Clinton, posteriormente, sentó un precedente al conceder el indulto a un criminal, el estafador mil-millonario [billionaire] March Rich, hoy ciudadano israelí y amigo íntimo de los líderes del lobby y de Israel. Hillary Clinton ha demostrado que tanto ella como Bill no solo hablan, sino que actúan, en primer lugar, por los intereses israelíes incluso cuando ello implica ir en contra de todo el servicio de seguridad nacional y su sistema legal. Esta sórdida historia, realmente, es una prueba clara de que los Clinton son cien por cien seguidores bona fide del bando israelí, algo de lo que ningún otro candidato puede jactarse.

A principios de mayo, la adminstración bush elaboró un plan para relanzar gradualmente, en un periodo de ocho meses, las perspectivas de paz entre Israel y Palestina. La propuesta solamente pedía a los israelíes que permitieran pasar entre Gaza y Cisjordania a los camiones y autobuses —normales pero urgentes— de los palestinos, a cambio de que estos controlaran los lanzamientos de cohetes caseros en la frontera.

Como era predecible, los israelíes se opusieron a la más mínima alteración de la guetización opresiva de los palestinos (Daily Alert, 2/5/2007).

Los líderes israelíes rechazaron una agenda que les obligaba a posponer las cosas: los militares israelíes se opusieron a cualquier relajamiento de la pinza en Gaza “por razones de seguridad” (Daily Alert, 8/5/2007). Argumentaron que Hamas podría extender su influencia en Cisjordania por medio de la persuasión.

Después de que los militares israelíes rechazaran la iniciativa de Bush, la ZPC se puso manos a la obra. Los demócratas, incluidos todos los candidatos a la presidencia y líderes del Congreso, se negaron a respaldar el anémico esfuerzo de Bush por abrir el gueto de Gaza. Los medios de comunicación siguieron el ejemplo. El looby pro-Israel enterró la propuesta, en su totalidad, antes incluso de que llegara a debate público.

El Lobby contra la acusación federal: el juicio de los espías de AIPAC

El 4 de agosto del 2005 dos líderes del AIPAC y un analista del Pentágono, Larry Franklin, fueron llevados ante un gran jurado federal acusados de espiar para Israel.

En la lista de la acusación se enumeran cuantiosas acciones de espionaje que datan de 1999, año en el que los dos líderes de AIPAC sirvieron de conductos de diversa información clasificada que fluía entre Washington y Tel Aviv. Franklin ha confesado y cooperado con el FBI en la grabación de su encuentro con Rosen y Weissman sobre la entrega, a agentes de la Embajada de Israel, de un documento de alta seguridad de la Casa Blanca relacionado con la política estadounidense con respecto a Irán.

Enfrentado a una ingente cantidad de pruebas, el AIPAC ‘despidió’ a Rosen y Weiss, dejó de pagar a los abogados e, inicialmente, negó cualquier responsabilidad por la pareja. Posteriormente, sin embargo, el AIPAC y otras muchas organizaciones satélite decidieron convertir el juicio por espionaje en una campaña por la ‘libertad de expresión’.

En consecuencia, los miembros del lobby —liberales y conservadores— lograron azuzar a celebridades del periodismo de ‘izquierdas’, locutores de televisión progresistas y académicos en defensa de Rosen y Weissman.

La periodista Dorothy Rabinowitz, galardonada con el premio Pulitzer, argumentó en defensa de los dos funcionarios del AIPAC que pasar documentos oficiales de alta seguridad a agentes de la Embajada de Israel es “algo que pasa todos los días en Washington y que está claramente protegido por la Primera Enmienda 8 ” (Wall Street Journal, 2/04/2007).

Estando cercana la fecha del juicio, las organizaciones pro-israelíes más importantes, mil-millonarios productores de Hollywood y gran parte de la prensa judía de Estados Unidos —si no toda— se han embarcado en la defensa de Rosen y Weissman (El “affaire Dreyfus” americano).

Si exceptuamos a un puñado de bloggers en Internet, ni un solo partido político, movimiento social o político se ha atrevido a criticar la entrega de documentos clasificados a Israel o a enarcar las cejas en muestra de estupor ante la ecuación ‘libertad de expresión’ igual a espiar para una potencia extranjera.

Debido a la omnipresente presión del lobby, el juez federal T. S. Ellis ha resuelto diversas alteraciones en el procedimiento que debilitan el caso de la acusación. Una vez más, la ZPC parece haber vencido a las instituciones norteamericanas en una prueba de fuerza, en este caso a los abogados federales de la acusación y al FBI.

AIPAC e Israel: un informante estratégico en la Casa Blanca

El juicio por espionaje de los dos altos funcionarios del AIPAC que admitieron pasar documentos estratégicos a diplomáticos israelíes (y que han sido defendidos por una hueste progresista de sionistas americanos de izquierdas valedores de la ‘libertad de expresión’), ha revelado la profundidad de su implantación en las altas jerarquías de la Casa Blanca.

En sesiones preliminares del juicio, el abogado defensor, Abby Lowell, en un intento de exonerar a los sospechosos de espionaje, anunció que los acusados recibieron información ‘explosiva’ e incluso más *imprevisible [volatile] del entonces Consejero para la Seguridad Nacional, Condeleeza Rice (Jewish Telegraph Agency, 10/4/2007). Poca duda cabe de que la transmisión de Rice de información confidencial en materia de seguridad al AIPAC fue también puesta en manos de la Embajada de Israel y de sus agentes secretos del Mossad que operan en Washington.

La red de espías del lobby se extiende más allá de lo confesado por el espía del Pentágono, Laurence Franklin, que entregó documentos confidenciales a los funcionarios acusados del AIPAC. Según la Jewish Telegraph Agency, que citaba a la abogada Abby Lowell: “Rice no fue solo el interlocutor de Rosen, sino que había filtrado información idéntica a —y a menudo más delicada que— los ejemplos citados en la acusación”.

Lowell añadió que la información provista por Rice era más *inestable [volatile] que la información descrita en la acusación. Lowell aseguró que “junto a Rice, otros tres exfuncionarios y funcionarios responsables en política para Oriente Medio” suministraban información a los israelíes del AIPAC acusados de espionaje.

La Configuración del Poder Sionista (ZPC): represión cultural al servicio de Israel

La costumbre de lanzar a la chusma contra los musulmanes está bastante extendida entre los fanáticos sionistas dentro del gobierno norteamericano y fuera del mismo entre las principales organizaciones pro-Israel sin (aparente) tacha.

El Congreso de Presidentes de las Organizaciones Judías más Destacadas (CPMJO [Conference of Presidents of the Major Jewish Organizations]) respaldó a Michael Chertoff, el co-pensador de doble ciudadanía norteamericano-israelí y director del Departamento de Seguridad Patria [Department of Homeland Security], en sus esfuerzos por restringir las visitas de musulmanes a los Estados Unidos, incluyendo a ciudadanos británicos de lo que el New York Times (2/05/2007) llama diplomáticamente “origen paquistaní”.

En un artículo de primera página del boletín de noticias The Daily Alert (9/5/2007) se publicó un escrito xenofóbo de Josh Meyer y Erika Hayasaki titulado: “Seis ‘islamistas radicales’ extranjeros acusados de planear un atentado contra la base militar de Fort Dix”.

Cuando los fanáticos pro-Israel situados en puestos políticos clave se enzarzan en descaradas cazas de brujas racistas contra musulmanes, y destacadas y respetables organizaciones sionistas publican con una retórica xenófoba e incendiaria, ningún miembro del Congreso, ningún funcionario del Departamento de Justicia solicita una investigación o vista pública.

El poder de ZPC sobrepasa con creces la presión política [political lobbying] de AIPAC. Se extiende a todos los ámbitos de la vida intelectual y cultural de Estados Unidos.

Los desenfrenados y virulentos ataques personales de los medios de comunicación nacionales contra el expresidente Jimmy Carter por escribir un crítico libro en el que describe con pruebas documentales el sistema israelí de apartheid, constituyen un ejemplo de la extensa red de la propaganda sionista.

Muchos están situados en las instituciones y medios de comunicación más importantes y comparten una serie de duras creencias sobre la doctrina de la infalibilidad de Israel. El mismo tratamiento malicioso fue repartido entre el Profesor de Harvard Mersheimer y el Profesor Walt, de la Universidad de Chicago, por escribir un artículo el que se criticaba al lobby sionista norteamericano.

Aparte de la oleada de páginas ideológicas en las que se condena el ensayo y se calumnia a los autores con las usuales banalidades (‘antisemitas’), varios judíos ricos y ‘filántropos’ forzaron a la corporación Harvard a desvincularse del ensayo en su página de Internet Kennedy School.

Idéntico alcance octópodo del sionismo se manifestó en la clausura de un encuentro en el que se discutía Israel, en el que participó el Profesor de la Universidad de Nueva York, Tony Judt, crítico moderado del Estado de Israel y su Lobby.

Más pernicioso y en algunos aspectos más ilustrativo del rol cultural descaradamente represivo de la Zionist Power Configuration es su poder para impedir la representación de una obra basada en los escritos del trabajador en derechos humanos [ human rights worker ], el americano Rachel Corrie, asesinado en la franja de Gaza en abril del 2003, aplastado por un bulldozer. En Nueva York, Miami y Toronto, las representaciones públicas de “Me llamo Rachel Corrie” [ My Name is Rachel Corrie ] fueron canceladas a la fuerza por amenazas de boicot económico lanzadas por los ‘filántropos’ y ‘mecenas’ locales judíos.

La seriedad de estos actos de obvia censura política y cultural revela la profunda y abierta hostilidad de la ZPC a los mejores ejemplos de solidaridad humanitaria en Estados Unidos, y se integra en la peor clase de violencia israelí.

Ni uno solo de los críticos de izquierdas o progresistas se atrevió a plantear la complicidad del sionismo americano en este atroz ‘crimen de odio’ cometido por un poder extranjero contra un americano que trabajaba por los derechos humanos.

Ningún otro grupo puede respaldar tan exitosamente a los asesinos despiadados de un ciudadano americano con impunidad y anonimato y continuar poseyendo las credenciales de ‘patrones de las artes y la cultura’.

Hasta el día de hoy, 40 años después, la misma muchedumbre defiende o disculpa el deliberado ataque de Israel contra el buque de vigilancia naval norteamericano, el USS Liberty, desarmado y en aguas internacionales, que costó la vida a unos 150 marineros estadounidenses.

Esta panda de ‘Adelantados de Israel’ es enaltecida en sus comunidades aquí, en Estados Unidos, bienvenida en las altas esferas y segura en la prosperidad material de su entorno.

A muchos candidatos altamente cualificados y con excelentes currículos se les niega el acceso a puestos académicos y profesionales o se les amenaza con la pérdida de sus titularidades o con la expulsión, únicamente por criticar a Israel.

Los casos del nombramiento del Profesor Juan Cole en Yale y del Profesor Norman Finkelstein en la Universidad De Paul son los casos más notorios.

El mundialmente famoso académico palestino-americano Edward Said, fue perseguido y calumniado hasta su muerte (reciente) por los perros de ataque del lobby.

Lo que está claro, en la teoría y en la práctica, es que la ZPC incluye a cientos de organizaciones locales y decenas de miles de individuos que se encargan, a nivel local, de la defensa de la política de Israel, su imagen e intereses, pisoteando la libertad constitucional y académica de otros americanos.

Por cada obra prohibida, por cada productor castigado y teatro boicoteado, otros miles de trabajadores e instituciones culturales son intimidados. Interiorizan los códigos de represión impuestos por los sionistas y se auto-censuran.

Se someten a los dictados de la ZPC con relación a lo que se puede y no se puede representar, lo que es ofensivo y lo que no lo es a la ‘sensibilidad judía’ —ese exquisito eufemismo del poder sionista.

Las manifestaciones del autoritarismo cultural sionista se fundamenta a nivel local y está estrechamente ligado a las campañas nacionales de monopolio de la totalidad de la discusión sobre la política estadounidense en Oriente Medio, enfocada especialmente en excluir cualquier tipo de crítica a Israel y al poderoso papel jugado por el lobby sionista.

Este monopolio es muy evidente en cualquier estudio sistemático de las páginas de opinión y editoriales de los medios periodísticos de gran tirada y de los paneles de ‘expertos’ de los programas de radio y televisión.

El papel represivo a nivel cultural e ideológico de la hidra pro-Israel encuentra su expresión quintaesenciada en la gran mayoría de los críticos ‘progresistas’.

Diversos ideólogos ‘marxistas’ y defensores de la ‘paz’ ignoran, completa y deliberadamente, la influencia de la ZPC en el Congreso, en el Ejecutivo y en la vida cultural.

En vez de ello se dedican a criticar insistentemente a Bush, a Cheney, a los republicanos y a los demócratas, sin mencionar entre sus promotores a los cientos de miles de sionistas fanáticos y a los miles de donantes políticos de primer orden.

No es ninguna sorpresa que la Zionist power configuration tenga más poder que cualquier otro grupo de presión [lobby] en Washington: son el único grupo de poder que no tiene oposición, ningún grupo organizado dispuesto a nombrarlos, mucho menos a desafiar y luchar contra la pinza con que estrangulan al Congreso.

Peor aun, algunos de los críticos más influyentes de la guerra en Irak proporcionan una pantalla ideológica al negar el papel dominante de la ZPC y al desviar la atención hacia otros supuestos responsables de la guerra (Big Oil) o hacia actores políticos secundarios, que cumplen las iniciativas del Lobby.

Rearmando a los clientes: Washington y la máquina de guerra de ZPC en movimiento

Los reveses políticos y militares de la política estadounidense-israelí en Oriente Medio durante el periodo 2006-2007 no han mostrado signos de producir una inclinación hacia la diplomacia seria o las negociaciones. Por el contrario, las lecciones aprendidas por Washington y Tel Aviv son las de intensificar la escalada militar de los grupos clientelares y provocar destructivas guerras civiles y étnicas.

En respuesta al fracasado ataque israelí —respaldado por Estados Unidos— al Líbano con el objetivo de destruir a Hezbolá, Washington ha sido implicado en un rearme a gran escala de las milicias drusas, suníes y de la derecha cristiana en Beirut y por todo el norte y centro del Líbano (Guardian, 11/04/2007).

El objetivo es provocar un conflicto armado con Hezbolá que le obligue a mover a sus luchadores de la resistencia [resistance fighters] hacia el norte y debilitar su defensa en la frontera del sur del Líbano.

Una ‘guerra civil’ provocada por Estados Unidos e Israel dividirá —se supone— al ejército libanés y debilitará cualquier papel auxiliar que pudiera jugar en la defensa de los ataques israelíes en la frontera o invasiones. Dado que la violencia está muy extendida, resultado de un conflicto, la aviación israelí, que envía vuelos de reconocimiento diarios, tendría las manos libres para bombardear y destruir cualquier reconstrucción y las defensas de Hezbolá.

El equipamiento estadounidense, con el respaldo de Israel, de una fuerza militar palestina dirigida por el viejo colaborador de la CIA, Mohammed Dahlen, trabajando con el ‘presidente’ Abbas, avanza a gran velocidad, con el entrenamiento de cientos de oficiales en Jordania, pre-seleccionados por funcionarios norteamericanos e israelíes por su lealtad política.

Una fuerza de doce mil mercenarios palestinos, muy bien equipados y pagados por Estados Unidos, está siendo preparada para echar a Hamas del poder, destruir su policía y defensas, dar caza a sus líderes e intimidar a su electorado.

El lobby sionista logró insertar una cláusula extraordinaria en la ayuda militar de Bush a la facción de Abbas en el gobierno palestino.

El lobby consiguió que Israel y Estados Unidos se encarguen de la criba política de todos los reclutas palestinos antes de permitir su viaje a Jordania para el entrenamiento financiado por Estados Unidos.

En defensa del derecho del Estado judío a supervisar la ayuda militar estadounidense, el Lobby argumentó que la cláusula era necesaria debido a los ‘miedos’ israelíes, esto es, los ‘intereses’ en retener Palestina como colonia vigilada por una policía de mercenarios palestinos inspeccionada por Israel ( Adam Entous, Reuters News Service, citado en el Daily Alert, 29/3/2007 ).

Una Palestina destruida por una ‘contienda civil’ provocada por Estados Unidos e Israel no se encontrará en posición de negociar ningún acuerdo de paz que haga retroceder a Israel a las fronteras anteriores al conflicto de 1967. La idea es establecer un Estado policial pro-americano dirigido por palestinos dentro de los límites territoriales dictados por Israel.

La tercera área de militarización incluye el norte de Irak, donde Estados Unidos e Israel han financiado la formación de un ejército kurdo. Apoyan políticamente a los separatistas kurdos, los cuales, a efectos prácticos, operan como un Estado independiente.

Según el artículo de Laura Rozen: “Kurdistán: canales encubiertos” [ “Kurdistan: Covert Back Channels” ], publicado en Mother Jones (12/4/2007), tanto Estados Unidos como Israel apoyan el clientelaje de unos serviciales kurdos en la trama para desmembrar Irak, empobrecer Bagdad y hacer de Irbil su capital.

En junio del 2004, el alto funcionario Paul Bremer ‘transfirió’ 1.400 millones de dólares americanos del petróleo iraquí a los fondos de alimentación para los kurdos.

El entrenamiento antiterrorista de las fuerzas de seguridad kurdas es utilizado por los escuadrones de la muerte kurdos dirigidos por Estados Unidos en el norte de Irak y otros lugares. Seymour Hersh señaló en el New Yorker (junio/2004) que los comandos kurdos entrenados por Israel se infiltran en Irán y Siria.

Según Rozen, el alto mando del Mossad, Eliezer Geizi Tsafrir en Irbil, la ‘capital’ del Kurdistán Iraquí, estableció un servicio de inteligencia kurdo para el señor de la guerra Mustafa Barzani; este, conocido como el líder mercenario ‘alquile-un-kurdo’, sirvió a la CIA, al antiguo Shah de Irán y a todo aquel dispuesto a pagarle.

Los kurdos proporcionan el grueso de lo que el general David Petraeus ha denominado ‘tropas iraquíes de confianza’, las que colaboran con las fuerzas de ocupación coloniales de Estados Unidos.

Estas tropas han conseguido infiltrarse en diversos grupos de la resistencia iraquí y fomentan el conflicto étnico-religioso.

Son responsables de los masivos desalojos forzados de árabes iraquíes, turcos y asirios cristianos de Kirkuk y otras ciudades y localidades multi-étnicas del norte, repoblándolas con kurdos.

Los líderes kurdos del norte de Irak han provisto de bases y armas a grupos pro-estadounidenses que operan en Irán, Siria y Turquía, aunque respecto a este último caso no hay aprobación formal de Estados Unidos.

Los kurdos sirven de guías y comandos a las fuerzas especiales norteamericanas en misiones de asesinato en Irán. Los kurdos del norte de Irak han recibido instrucciones de incitar movimientos regionales ‘separatistas’ en Irán.

Con un fuerte respaldo de Estados Unidos, los kurdos han tomado el control de los ricos pozos petrolíferos de Kirkuk y lugares adyacentes, han firmado contratos con empresas del petróleo estadounidenses y europeas, privatizando de facto las empresas públicas iraquíes.

Los kurdos juegan un papel vital en la estrategia norteamericano-israelí de desmembramiento de Irak en una multiplicidad de entidades mini-clientes divididas en identidades étnico-religiosas de carácter sectario sin ninguna influencia en la región e incapaces de acabar derrotando a las fuerzas estadounidenses, establecidas por todo el país en bases militares pensadas para un largo espacio de tiempo.

En el cuerno de África, Estados Unidos ha armado y dirigido al régimen etíope, su cliente, para restaurar en el poder al ‘Régimen de Transición’, otrora totalmente desacreditado, en Mogadiscio, matando a más de mil civiles somalíes y forzando el desplazamiento de más de 300.000 civiles en el periodo de abril-mayo del 2007.

Las fuerzas mercenarias etíopes destruyeron bienes por valor de 1.500 millones de dólares, con el asesoramiento de oficiales de las fuerzas especiales norteamericanas y asesores israelíes en contra-insurgencia.

Una vez más, la política estadounidense está enfocada tanto en la destrucción de un país islámico como en la derrota de un adversario político potencial: los Consejos Islámicos [Islamic Court Councils].

Ciertamente, la política de confiar en un odiado dictador etíope para invadir y ocupar Somalia no tiene posibilidad de crear un régimen cliente viable.

La tendencia de Washington a recurrir rápidamente a la escalada militar es el efecto de las recientes derrotas y es una preparación para los bombardeos a gran escala y los ataques terrestres de tropas mercenarias contra Irán. Es en este punto donde el papel de la ZPC es clave, en la política y en la propaganda.

Mientras se continúe debatiendo si la última oleada de la escalada militar estadounidense es el ‘grito agonizante’ de un imperio desesperado, un cálculo irracional y erróneo de civiles militaristas que persiguen una victoria militar para levantar el flaqueante ánimo de los apoyos en casa o una continuación de las políticas imperiales tradicionales en la región, de lo que no cabe duda es de que el principal soporte en casa de la estrategia de intensificación de la escalada es la ZPC.

Ninguna otra fuerza político-económica organizada apoya sistemáticamente todos los esfuerzos militares norteamericanos en todas las zonas de conflicto. Ningún otro grupo respalda la acción militar estadounidense en países donde casi no hay o no hay nada de petróleo.

Ningún otro grupo ignora absolutamente la ‘excesiva dispersión’ del ejército norteamericano, la sobreextensión de las fuerzas militares estadounidenses en Oriente Medio y el Cuerno de África a costa de proporcionar defensa militar de otras regiones imperiales estratégicas.

Únicamente la ZPC, de todos los teóricamente posibles ‘grupos interesados’ ha puesto a todos los países —islámicos o seculares— críticos de Israel en la lista de los objetivos militares norteamericanos.

Únicamente la ZPC ha orquestado una legislación capaz de bloquear unas inversiones lucrativas en los mercados árabes a instituciones financieras norteamericanas, fondos de pensión y empresas de gas y petróleo.

Ninguna compañía petrolífera se ha visto favorecida o beneficiada por una legislación restrictiva respecto a Irán escrita por AIPAC, patrocinada por el congresista sionista Tom Lantos y aprobada por un Congreso dominado por por los ‘lobbies’ sionistas —la sopa de letras de las organizaciones— cuya principal razón para existir es promover el poder del Estado de Israel.

Todas las grandes compañías en Europa y Asia se oponen a la postura estadounidense de confrontación contra Irán. Como señala el Financial Times: “Las empresas petrolíferas más grandes de Europa tienen planes de inversión en Irán de miles de millones, pero las sanciones de Estados Unidos significan la renuencia a seguir adelante” (Financial Times, 10/5/2007).

Los supuestos lobbies judíos ‘alternativos’, que dicen hablar en nombre de los judíos críticos de Israel, mantienen que el AIPAC es únicamente ‘uno de los muchos factores’ que influyen en las decisiones políticas de Estados Unidos, en un ‘complejo mosaico de circunstancias cambiantes’.

Sirviéndose del argumento de las ‘complejidades’ y metiendo en el mismo saco a la ZPC y a ‘numerosos grupos’, restan importancia o borran el papel esencial de las fuerzas pro-Israel y se unen a sus hermanos de la línea correcta, tachando de ‘antisemitas’ a aquellos escritores que colocan a la ZPC en el centro de sus análisis de la política estadounidense en los países árabes y musulmanes.

Los liberales sionistas tienen un impacto desastroso en el movimiento pacifista, desviando su atención lejos de los factores primordiales de la política militar estadounidense y dando así a la ZPC un terreno indiscutible y abierto para continuar su dominio de la política norteamericana en Oriente Medio.

El lobby liberal judío ignora voluntariamente los intereses geopolíticos de Israel, la confianza depositada por Israel en las medidas militares antes que en la diplomacia, su carrera hacia la limpieza étnica y la influencia de la ZPC en la política estadounidense, dictando los métodos y las estrategias a seguir por Estados Unidos. Deliberadamente, continuamente, ignoran la oposición de las grandes compañías de petróleo a las sanciones contra Irán.

Conclusión 

Desde el 11-S hasta hoy, la configuración de poder pro-israelí ha ampliado su definición de las ‘áreas de interés para Israel’, y por tanto las cuestiones en las que deberá intervenir, estrechando así los parámetros de discusión y decisión política en los Estados Unidos.

Al definir los límites de acción del presidente y del Congreso en cuestiones relacionadas con Israel, la ZPC influye hoy en las políticas norteamericanas en todo Oriente Medio. Actualmente, las cuestiones de guerra y paz, los acuerdos de comercio e inversión de compañías petrolíferas norteamericanas, europeas y asiáticas, los bancos en Oriente Medio, las ventas de armas multi-billonarias a Arabia Saudí, todos están sujetos al escrutinio y veto de la ZPC.

La nueva ‘amplia definición’ de lo que afecta a Israel incluye el respaldo del Lobby a la trituración de las restricciones constitucionales de los poderes de guerra de Bush. Según los ideólogos sionistas, desatar el autoritarismo presidencial al servicio del extremismo israelí no es un vicio.

El concepto que posee el lobby de ‘lo relacionado con Israel’ —su luz y guía en la intervención en la política estadounidense— ha ido dilatándose, paralelamente a la extensión de los intereses israelíes.

Durante los años a 40 y 50, el objetivo fundamental del Lobby fue asegurar el apoyo diplomático de Estados Unidos para la limpieza étnica en Palestina. El centro de las áreas de ‘interés para Israel’ se extendió a las guerras de Israel con Egipto y Siria en los 60 y 70; con Líbano e Irak durante los 80 y 90; con Irak e Irán en la presente década.

La extensión de la intervención del Lobby en la política estadounidense en Oriente Medio es un espejo de las crecientes aspiraciones regionales de Israel.

Pero tanto para Israel como para los transmisores del Lobby, Israel no está únicamente ‘interesado’ en la expansión regional, sino en la ayuda económica y militar y en las ventas —es decir, quién determina qué bienes militares pueden vender los Estados Unidos a los países árabes así como la alta tecnología militar que debería proporcionar al segundo vendedor de armas del mundo, Israel (también competidor de Estados Unidos en exportación de armas).

‘Lo relacionado con Israel’ implica al Lobby a la hora de intervenir y determinar el voto estadounidense en las Naciones Unidas, qué presiones ejercerá en la Unión Europea y en el Consejo de Seguridad, cómo la Casa Blanca debería reaccionar a las propuestas de paz de sus clientes en los Estados del Golfo.

Como señala correctamente Jeff Blankfort: todos los presidentes norteamericanos desde Richard Nixon han intentado presionar a Israel para que se retire de los territorios ocupados en 1967.

Con la excepción de Jimmy Carter, que forzó la retirada del Sinaí, Israel ha logrado presionar al Lobby para movilizar al Congreso y poner fin a esos esfuerzos presidenciales.

Hoy los ‘Adelantados de Israel’ no tienen que movilizar al Congreso Demócrata: están programados para trabajar automáticamente por Israel, como sucede con el presidente de los Estados Unidos. Como dijera el otrora Primer Ministro Ariel Sharon: “Le decimos [a Bush] lo que tiene que hacer y lo hace”.

El marcador de la ZPC bajo la presidencia de Bush y la mayoría demócrata en el Congreso es de 10 para el lobby de Israel y 0 (cero) para el pueblo americano. Los 10 puntos dan cuenta de lo siguiente:

– No a las limitaciones en la agenda militar del presidente contra Irán.

– No al fin de las sanciones contra Palestina.

– No a la venta de armas a Arabia Saudí sin la aprobación de Israel

– No a la retirada de Irak.

– No al acuerdo de ‘paz por territorios’ para poner fin a la colonización israelí de Palestina.

– No al fin de la escalada de tropas en Irak.

– No al fin del poder del Lobby en la agenda política para Oriente Medio.

– No al fin del espionaje israelí en los Estados Unidos (a esto se lo llama incluso ‘libertad de expresión’).

– No al fin de la censura de la cultura y de los trabajos intelectuales críticos con Israel y no al fin del acoso continuo a los musulmanes.

– Continuar siendo el juez y jurado indiscutido en esos concursos de belleza de los candidatos presidenciales estadounidenses.

– No al fin del silencio y encubrimiento del movimiento pacifista del poder del Lobby en la política para y en Oriente Medio.

Último libro de James Petras: The Power of Israel in the United States (Clarity Press: Atlanta, 2006). Su próximo libro: Rulers and Ruled (Bankers, Zionists and Militants (Clarity Press, Atlanta).

Notas y explicaciones:

Se mantiene en la traducción el término lobby, que significa “grupo de presión”, puesto que hoy la expresión parece formar parte del léxico común en materia de política internacional; se traducirán otras expresiones, dejando el original entre corchetes. El estilo de Petras es como periodístico, muy ‘compacto’ y nada literario (abundan, p. ej., los coloquialismos), por lo que la traducción no puede ser extrictamente literal. Las siglas se dejan como en el original (una vez traducidas la primera vez). [Nota del traductor]

2 Big Oil es un término usado para describir el poder individual y colectivo de los manufactureros más importantes de petróleo y gasolina, así como su influencia en la política, particularmente en Estados Unidos. Las compañías que suelen ser incluidas en Big Oil son: ExxonMobil, Chevron Corporation, BP, Royal Dutch Shell y ConocoPhillips. [Nota del traductor]

3 ‘The Forbes 400’ es una lista anual, publicada por la revista Forbes, de los 400 americanos más ricos. En el 2006, su riqueza alcanzaba la bestial cifra de 1,25 trillones (1 trillón = 1.000.000.000.000) de dólares, y todos los miembros de eran billonarios (poseedores de al menos mil millones). [Nota del traductor]

4 Zioncon: conservador-sionista. [Nota del traductor]

5 American Israel Public Affairs Committee (AIPAC): grupo americano de presión en el Congreso USA, en favor del mantenimiento de relaciones estrechas USA-Israel. [Nota del traductor]

6 Cf. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=50937 [Nota del traductor]

7 Zionlib: liberal-sionista. [Nota del traductor]

8 La “Primera Enmienda” a la Constitución de los USA es parte de la Declaración de Derechos [Bill of rights]. Básicamente protege la libertad de expresión y reunión. [Nota del traductor]
James Petras
James Petras es profesor emérito de sociología en la universidad de Binghamton (New York). Intelectual emblemático de la izquierda estadounidense, es autor de numerosas obras. James Petras es miembro de la conferencia «antiimperialista» Axis for Peace que organiza la Red Voltaire.
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Traducido para Laberinto por José Luis Bellón, profesor de la Universidad de Ostrava. Laberintohttp://laberinto.uma.es


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