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Se extiende la rebelión mundial
contra el neoliberalismo
La inició Mohamed Bouazizi, el vendedor ambulante de Túnez, quien se volcó encima un líquido inflamable y se prendió fuego, como protesta porque la policía le quitó su mercancía. Las llamas de ese fuego están incendiando el mundo capitalista.
Primero provocaron la insurrección del pueblo tunecino que derribó al gobierno. Se contagió Egipto donde también bajaron al gobierno, luego el movimiento se extendió a otros países árabes donde todavía se combate. La OTAN interviene en Libia para tener bajo su control al gobierno entrante, pretende hacerlo también en Siria.
La rebelión saltó a la Puerta del Sol en Madrid con el nombre de 15M (se inició el 15 de mayo), se extendió a muchas ciudades, pasó a la sufrida Grecia y a otros países europeos y hace poco a Nueva York, donde se denominó Ocupa Wall Street, símbolo mundial de las finanzas, de donde se desparramó por otras ciudades de Estados Unidos.
Un salto adelante se dio con la movilización mundial del 15 de octubre, día en que se realizaron manifestaciones multitudinarias en 951 ciudades de 82 países contra el sistema capitalista. La expresión genial de los norteamericanos es: “Somos el 99% que lucha contra el 1% que gobierna el mundo en su beneficio egoísta.”
Neoliberalismo
El neoliberalismo ha globalizado la desocupación y lo sigue haciendo, no sólo con el reemplazo de mano de obra por la tecnificación, sino por el aumento de la edad de la jubilación, lo que por una parte perjudica a los ancianos y por otra a los jóvenes, pues disminuye los puestos vacantes.
En los países ricos del llamado “primer mundo”, ante la crisis provocada por las empresas financieras y bancos, la actitud de los gobiernos fue premiarlos obsequiándoles grandes cantidades de dinero proveniente de las arcas públicas.
Ahora, ante las nuevas dificultades económicas, en lugar de aumentar el impuesto a los millonarios, cargan el peso sobre las mayorías de la población, disminuyendo el presupuesto para salud, educación y otros servicios públicos como ayuda a los discapacitados, a los ancianos, a las madres solteras. Para ahorrar dinero despiden a numerosos servidores públicos.
Personas que hipotecaron sus viviendas calculando que podrían pagar dicha hipoteca, al verse despedidos o elevados los precios, pierden su vivienda y además tienen que pagar el dinero recibido.
En los países llamados “en desarrollo”, la situación de hambre y miseria es peor. El Perú se ha desindustrializado, eso mismo sucede en otros países, las cosas suben y el salario no, lo que significa disminución del salario relativo.
Además por la tercerización o sistema de “services” en que quien contrata a los trabajadores no es la fábrica, sino otra empresa, no se puede pedir aumento de salarios al dueño de la fábrica.
Otra carga que sufrimos principalmente los países pobres, además del calentamiento global que afecta al mundo, es el fuerte ataque a la naturaleza mediante la economía extractivista que proporciona millones a las grandes empresas multinacionales.
La Madre Tierra es asolada en forma inmisericorde por la extracción de hidrocarburos, la minería a cielo abierto, las carreteras y vías rápidas, la agroindustria, las represas, etc. Todo esto se hace en nombre del “desarrollo” y el “progreso”.
Lo único que desarrolla son los grandes caudales de las empresas multinacionales y los sobornos que como premio reciben los gobernantes. El campesinado, indígena y no indígena, sufre el despojo del agua y de la tierra, hundiéndose en mayor miseria. Por eso ofrenda su vida como lo hizo en Bagua, en Islay, en Juliaca.
Estos males, en los países árabes, tienen el agregado de estar regidos por dictadores que impunemente, sin permitir crítica alguna, cometen todos los atropellos imaginables. Fue ante esto que estallaron esos países.
El gobierno del mundo y de los países está cada vez menos en los estados, cada día más débiles. Paulatinamente se hace más fuerte el gobierno de las multinacionales.
Las guerras son impulsadas por la industria bélica.
Cada día hay más privatizaciones, no sólo en los países pobres, sino también en los países ricos.
La privatización de la educación encendió la lucha de los estudiantes chilenos y colombianos. Los combatientes en las guerras, en su mayoría son empleados por compañías privadas. Las cárceles también están en manos de compañías privadas. En el Perú pertenece al pasado la atención estatal del correo, la electricidad, el impuesto en las carreteras, el ferrocarril, etc.
El levantamiento
Es contra todo eso que se levantan los pueblos, se inició con la “primavera árabe” y se extendió al llamado “primer mundo” con l@s indignad@s y con “Ocupa Wall Street”.
También la rebelión se presenta en el resto del mundo, como lo constatamos con las luchas en nuestro país, especialmente en defensa del agua y de la vida.
Aunque todavía no está suficientemente organizada la rebelión para demostrar su eficacia contra el sistema imperante, ha avanzado mucho.
Uno de los aspectos que debemos destacar es el renacimiento de la solidaridad colectivista que caracteriza a las comunidades indígenas del mundo, como el ayllu aymara y quechua, contra el egoísmo individualista en que nos educa el sistema capitalista.
La organización de l@s indignad@s en España y la de Estados Unidos, nos muestra que en las plazas ocupadas, no hay dirigentes pero sí buena organización, existen encargados de la alimentación, de la basura, de la biblioteca, del cuidado de la salud, de la atención a los niños, de traducción a los sordomudos, etc.
Además, como se ve en otro artículo de esta misma edición, en Grecia crece la solidaridad: Los médicos en huelga atienden gratuitamente, los empleados del sistema eléctrico reconectan gratuitamente lo que había sido desconectado por falta de pago.
Leemos: “Las asambleas populares barriales en lugar de diseñar en papel la “otra sociedad”, ya se ponen a organizar la solidaridad cotidiana para quienes están en huelga, para quienes más están sufriendo por la crisis económica, para los vecinos, para los más débiles.”
En Madrid la población de un barrio expulsó a la policía que pretendía capturar a un indocumentado, a los gritos de “¡Ningún ser humano es ilegal!”.
También en España se impide los desalojos de su vivienda a personas que no pudieron pagar la hipoteca porque quedaron sin trabajo. En Granada hay un movimiento llamado “Granada Stop Desahucios”.
En una pancarta se leía: “Tú me interesas mucho”. Se ve que el egoísmo es artificialmente implantado y que la naturaleza humana es solidaria.
Críticas
Hay quienes critican la falta de liderazgo. Nosotros vemos como un mérito, no como una deficiencia, el que se haya llegado a una organización profundamente democrática en que TODOS mandan, en que se ha superado el concepto jerarquizante impuesto por la sociedad de clases: que unos nacieron para mandar y otros para obedecer.
También se critica la ausencia de un programa acabado.
Comprendemos que como no hay una élite sabia que lo elabore, y que tiene que ser hecho por consenso, necesariamente es lento el avance, pero lo principal está dicho, la lucha es del 99% que es aplastada por el 1% de la población mundial.
Como dijo Vandana Shiva, la activista india, y fue repetido por los intelectuales que firmaron un documento de apoyo al movimiento en Madrid: “El G8 debe ser sustituido por la humanidad completa, el G7,000’000,000”.
El resto del programa avanza en forma lenta pero sólida, como vemos en las acciones mencionadas.
Conclusión
Marx dijo que como la clase obrera se enfrentaba directamente contra la burguesía, era la llamada a ser la vanguardia de la lucha de la sociedad contra el capitalismo. Consideramos que tenía completa razón.
Él tambíén nos enseñó que ver la realidad valía más que leer cien libros.
Siguiendo esta recomendación, abrimos los ojos y vemos en todo el mundo el ataque directo y feroz del capitalismo a toda la humanidad, repitamos lo manifestado arriba:
Por el creciente calentamiento global que lleva al extermino de la humanidad, por el fuerte ataque a la naturaleza en muchas otras formas: Minería a cielo abierto, hidroeléctricas, industria alimentaria, extracción de hidrocarburos, construcción de vías de comunicación, energía atómica, agujereo de la capa de ozono, contaminación industrial del agua, etc.
Por otra parte: Recorte del presupuesto de salud, educación y otros beneficios sociales pagados con el dinero dado por la sociedad, para convertirlos en negocio privado cuyo único interés es el lucro y no la atención de las necesidades del consumidor, alza de precios, envenenamiento de toda la población con transgénicos y químicos elaborados por la industria alimentaria, desalojos de las viviendas, corte del servicio eléctrico, etc.
Siendo así, estando toda la humanidad directamente agredida por el capital en múltiples formas, corresponde a ella constituirse en su propia vanguardia.
Estamos dando los primeros pasos en ese sentido, a través de nuestras luchas colectivas en defensa del agua y de la vida, de la “primavera árabe”, de l@s indignad@s, de “Ocupa Wall Street”, etc.
Estos movimientos nos muestran que todavía es posible salvar de la extinción a nuestra especie.
La globalización de la disidencia,
de la “Primavera árabe”
a la ocupación en Wall Street
El pasado 18 de enero, en Egipto, una valiente joven dio un paso peligroso. Asmaa Mahfouz, de 25 años de edad, integraba el Movimiento 6 de abril junto a otros miles de jóvenes que participaban en debates en Internet acerca del futuro de su país.
El movimiento se creó en 2008 para expresar la solidaridad de los jóvenes con los trabajadores de la ciudad industrial egipcia de Mahalla. Más adelante, en diciembre de 2010, el joven tunecino Mohamed Bouazizi se inmoló para protestar contra el sentimiento de desesperanza de su generación.
Su muerte provocó el levantamiento en Túnez que derrocó al dictador que estuvo en el poder durante años, Zine el-Abidine Ben Ali.
Protestas similares se extendieron a Egipto, donde al menos cuatro hombres intentaron inmolarse. Uno de ellos, Ahmed Hashem el-Sayed, de Alejandría, falleció. Asmaa Mahfouz, indignada ante lo sucedido, publicó un video en Internet en el que miraba directamente a la cámara.
Tenía la cabeza cubierta, pero mostraba su rostro. Se identificó con nombre y apellido y convocó a la gente a que se sumara a una congregación en la Plaza Tahrir el 25 de enero.
En el video declaró: “Filmo este video para darles un simple mensaje: Vamos a marchar hacia la Plaza Tahrir el 25 de enero. Si aún nos queda honor y queremos vivir con dignidad en esta tierra, tenemos que marchar el 25 de enero. Iremos allí a exigir nuestros derechos humanos fundamentales.
Ni siquiera hablamos de derechos políticos. Simplemente queremos que se respeten nuestros derechos humanos y nada más. Todo este gobierno es corrupto.
El presidente es corrupto, las fuerzas de seguridad son corruptas. Estas personas que se inmolaron no tenían miedo de morir sino que temían a las fuerzas de seguridad. ¿No es increíble?”
Nueve meses más tarde, Asmaa Mahfouz se encontraba dando un discurso en el campamento de ‘Ocupemos Wall Street’ en Nueva York.
El lunes por la noche, parada en las escalinatas frente a la multitud, no ocultaba su gran sonrisa mientras miraba el mar de rostros. Cuando terminó de hablar le pregunté de dónde sacaba la fuerza.
Me respondió en inglés, con su humildad característica: “Cuando vi que un millón de personas se acercó a la Plaza Tahrir no podía creerlo. Y ahora creo que no tengo miedo, no soy más valiente que otros.
Vi a mis compañeros egipcios enfrentarse a la policía cuando trataron de echarnos; ellos murieron por todos nosotros. Así que ellos son los verdaderos valientes y fuertes.
Vi gente morir delante de mí porque querían protegerme y proteger a los demás.
Ellos fueron los más valientes”.
Le pregunté cómo se sentía de estar en Estados Unidos, un país que había apoyado durante tanto tiempo al régimen de Mubarak en Egipto. Respondió: “Si bien le dieron dinero, poder y apoyo al régimen de Mubarak, nuestro pueblo, el pueblo egipcio, pudo vencer todo eso, pudo contra el poder estadounidense.
El poder lo tiene el pueblo y no las balas ni las bombas ni el dinero estadounidense, nada de eso. El poder es de la gente.
Por eso estoy aquí, para solidarizarme y apoyar a los manifestantes del movimiento Ocupemos Wall Street, para decirles ‘el poder es de la gente’, y ‘sigan así que finalmente vencerán’”.
La revolución egipcia ha tenido consecuencias para Asmaa. En el pasado mes de agosto fue arrestada por las Fuerzas Armadas egipcias. Mientras mi colega Sharif Abdel Kouddous informaba desde El Cairo, Asmaa publicó dos polémicos mensajes en tweeter que provocaron su arresto por parte del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, el gobierno militar que ha estado al frente de Egipto desde el derrocamiento de Mubarak.
Su arresto provocó reacciones a nivel mundial. Grupos tan disímiles como la Hermandad Musulmana y Amnistía Internacional lo condenaron. Fue puesta en libertad pero, como Sharif advirtió en el momento, Asmaa fue tan solo una de los 12.000 civiles arrestados desde que comenzó la revolución egipcia.
El mismo tipo de arrestos están sucediendo ahora en Estados Unidos, en muchas de las protestas que tienen lugar en todo el país. Mientras Asmaa se preparaba para regresar a Egipto, cientos de policías antidisturbios arremetían contra el campamento de Occupy Oakland, donde dispararon balas de goma y lanzaron gases lacrimógenos.
La Universidad de Nuevo México está amenazando con desalojar el campamento que se montó en su predio y que fue denominado “(Un)occupy Albuquerque” (Desocupar Albuquerque) para enfatizar que se trata de territorio indígena ocupado.
Asmaa Mahfouz es actualmente candidata al Parlamento egipcio y quizá algún día, afirma, lance su candidatura a la presidencia.
Cuando le pregunté que le diría al Presidente Barack Obama, quien pronunció su discurso dirigido al mundo musulmán desde El Cairo, respondió: “Usted le prometió a la gente que sería el cambio y que ‘sí, podemos’. Entonces estamos aquí, y desde la ocupación en Wall Street le decimos lo mismo: ‘sí, podemos’. Podemos lograr la libertad; podemos obtener nuestra libertad incluso de usted”.
Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
Texto en inglés traducido por Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org
* Amy Goodman es la conductora de Democracy Now!, un noticiero internacional que se emite diariamente en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en más de 350 en español. Es co-autora del libro “Los que luchan contra el sistema: Héroes ordinarios en tiempos extraordinarios en Estados Unidos”, editado por Le Monde Diplomatique Cono Sur.
15-O, primera protesta global
La revuelta trasnacional ya está aquí. El 15-O se escuchó su grito de América a Asia y Oceanía, de Europa a África y Oriente Medio: ¡Basta ya!
La revolución ética, la protesta de los indignados, la demanda de una democracia real, tomó cuerpo y se hizo sentir en todo el mundo.
A la convocatoria se sumaron un total de 951 ciudades de 82 países distintos. En algunos casos fueron sólo unas centenas de personas, en la mayoría, miles, decenas de miles y hasta centenares de miles en algunos países europeos, como en España e Italia.
A causa de los distintos husos horarios, las primeras movilizaciones empezaron en Tokio, Sidney, Hong Kong.
Cuando la Argentina se desperezaba el sábado, ya había decenas de miles de personas en las calles de Berlín, de Lisboa, Amsterdam, de Roma –donde un grupo minoritario protagonizó algunos incidentes violentos al intentar incendiar el Ministerio de Defensa– y numerosas otras capitales y ciudades europeas. En la city londinense, Julian Assange, cara visible de Wikileaks, habría aparecido con una máscara de Anonymus, el conocido grupo de hackers.
En numerosos sitios de Europa, como en Estados Unidos, muchos de los manifestantes estaban acampados en plazas desde la noche anterior.
En vísperas del 15-O los indignados de Occupy Wall Street lograron evitar que la policía los desalojara del neoyorquino Zuccotti Park –rebautizado Plaza de la Libertad– después de que más de 300.000 personas firmaran peticiones para detener el desalojo.
Ayer fueron decenas de miles los que salieron a la calle en Nueva York, Washington y muchas otras ciudades de Estados Unidos.
En España, uno de los platos fuertes de la jornada, con concentraciones en 60 de sus ciudades y cientos de miles de personas protestando, seis marchas partieron por la mañana desde pueblos de la periferia y barrios de Madrid, para converger por la tarde en la mítica plaza de Cibeles, en pleno centro, e iniciar luego la manifestación que terminó, como no podía ser de otra manera, en la mítica Puerta del Sol, donde se originó todo este movimiento hace ayer exactamente cinco meses, el 15 de mayo, el 15-M.
¿Qué gritaban, qué coreaban, qué banderas enarbolaban personas de tantas nacionalidades, razas y edades diferentes en esta protesta global?
“¡Especuladores a la cárcel!”,
“¡No somos mercancía en manos de políticos y banqueros!”,
“¡No estamos llamando a la puerta, la estamos tirando!”,
“Precarios del mundo, no tenemos nada que perder, excepto las cadenas!”,
“Yo no voté a los mercados ni al FMI”,
“Estoy buscando mis derechos, ¿alguien los ha visto?”
Los lemas, estribillos y pancartas que se vieron ayer en las cientos de manifestaciones que tuvieron lugar en todo el mundo, eran tan variadas como las personas que las portaban o gritaban, pero todas tenían algo en común:
reflejaban el hartazgo de millones de personas frente a las injusticias de un sistema neoliberal donde los mercados financieros, el FMI, el Banco Central Europeo, el Banco Mundial, la gran banca, las grandes multinacionales, grandes especuladores y agencias de calificación de riesgo, condicionan a su antojo la vida de los ciudadanos de a pie.
Con la complicidad, claro, de tantos de los gobiernos y dirigentes políticos de turno, que se arrodillan ante ellos.
“Los poderes establecidos actúan en beneficio de unos pocos, desoyendo la voluntad de la gran mayoría, sin importarles los costos humanos o ecológicos que tengamos que pagar. Hay que poner fin a esta intolerable situación.”
Ése es uno de los pasajes del manifiesto que gracias a la fluidez de las redes sociales elaboraron conjuntamente para la jornada de ayer las distintas partes de esta gran red contestataria y potencialmente anticapitalista.
Una de las patas donde se trabajó en ese documento –traducido a 18 idiomas y accesible en http://15october.net– fue en Bruselas. Durante una semana convergieron en la capital de Bélgica y sede de la Unión Europea y de la Otan, cientos de indignados, que a pesar de sufrir la represión policial, llegaron tras marchar desde Madrid, Barcelona y Toulouse, en recorridos de hasta 1.200 kilómetros.
Es uno de los fenómenos de este movimiento.
Sin medios, sin apoyos institucionales –todo lo contrario, hostigados por los poderes públicos– miles de jóvenes y no tan jóvenes vienen logrando movilizarse, traspasar las fronteras virtual y físicamente, para reunirse, para intercambiar experiencias, lanzar iniciativas comunes, de una forma que hasta ahora no han logrado ni siquiera las poderosas confederaciones sindicales, con tantos recursos a su alcance… pero tan domesticadas, tan burocratizadas.
La propia izquierda parlamentaria tradicional europea se ha visto desbordada y, de hecho, cuestionada por toda esta corriente alternativa, sin llegar a comprender cómo un movimiento asambleario como éste es capaz de limar y superar las rencillas internas para consensuar documentos y actividades colectivas, algo que ellos son incapaces de hacer.
Tras el recelo inicial, muchos partidos han intentado capitalizar políticamente toda esta protesta, pero tanto el 15-M español como los distintos movimientos similares, son conscientes de que uno de sus capitales principales y diferenciadores es precisamente su independencia.
Supone por una parte una limitación –al menos por ahora– al no poder pesar de una manera más decisiva en el escenario político, sobre todo en situaciones preelectorales como la que se vive en España, pero por otro lado le permite solidificarse y extenderse.
A pesar de que el 15-M español, como otros movimientos similares en otros países, no ha nacido de la nada, sino que es la conjunción de luchas llevadas a cabo durante años por miles de activistas en frentes muy variados, a las que sólo en los últimos meses se han sumado muchísimas más personas, no deja de ser un fenómeno nuevo, que necesita su tiempo para madurar.
Desde que estalló en 2008 en Estados Unidos la actual crisis del sistema financiero capitalista, propagándose por todas las economías europeas enlazadas –con menores repercusiones en América latina y otras zonas del mundo– los gobiernos de esos países desarrollados han justificado los durísimos recortes a los derechos sociales y laborales que han impuesto, en la necesidad de “calmar a los mercados”.
Los mercados financieros, los grandes inversores internacionales, los grandes especuladores, se han convertido así cada vez más en los dueños de la situación. Entes que el ciudadano no ha elegido, han pasado de hecho a condicionar la política económica, laboral y social de gobiernos supuestamente soberanos.
La protesta del 15-O rechaza frontalmente esa lógica, que sólo ha traído desempleo y pobreza.
Es un cuestionamiento al sistema económico, al sistema político, a los grandes sindicatos; se trata de otra forma de hacer política, de otra forma de participación ciudadana, de un rechazo del poder monopólico de los medios de comunicación, de otra Justicia, el germen de algo nuevo.
De ahí que el fenómeno de los indignados se haya convertido para tantas personas en una esperanza de que sí es posible cambiar las cosas, de que otro mundo es posible.
Las marchas del 15-O, por el ‘cambio global’:
más de 800 ciudades, 70 países y una fecha
– Cientos de puntos llenan el mapa de convocatorias para el próximo sábado a lo largo de los cinco continentes.
– “Igual que la acción de los mercados, la resistencia tiene que ser global”, explica P. Padilla
Flashmob para promocionar #15O Sol 13/10/11: http://youtu.be/Ag6sTLmWKo8
Eduardo Muriel. En Público
Indignad@s de más de 800 ciudades y 70 países aspiran a ‘tomar’ calles y plazas este sábado, 15 de octubre, para pedir una democracia real.
En España, desde las menos pobladas, como Badajoz o Salamanca, hasta las más grandes, comoMadrid o Barcelona, decenas de ciudades han confirmado ya su participación en la convocatoria global del 15 de octubre.
La protesta de Madrid, que volverá a juntar las marchas de las ciudades de los alrededores, igual que el pasado julio, será, previsiblemente, la más multitudinaria. Los organizadores han colgado un horario con puntos de encuentro de las diferentes columnas, que han sido convocadas a su vez por las asambleas de cada localidad. Una vez juntas, recorrerán el trayecto desde Cibeles hasta Sol.
Noche de actividades en Sol
Tras el final de la manifestación en Madrid, está previsto que se desarrollen actividades durante toda la noche en la Puerta del Sol.
Entre ellas habrá una performance en la que los manifestantes se dejarán caer al suelo como si estuvieran muertos “por la avaricia de los banqueros, que han llenado los bolsillos de unos pocos a costa de todos“, explica Pablo Padilla, miembro de Juventud Sin Futuro, uno de los colectivos convocantes.
Una vez en el suelo, ‘la orquesta solfónica’, nombre por el que se conoce la orquesta sinfónica de Sol, comenzará a tocar la 9ª de Beethoven mientras se hace un grito mudo.
A las 22:00 horas está prevista la celebración de una asamblea y, aunque desde la organización no se va a promover la acampada en Sol, no se descarta que haya gente que, a título individual, se decida por plantar una tienda en el kilómetro cero de la capital.
Un punto de inflexión
El 15 de octubre es la primera convocatoria a nivel mundial que logra un apoyo tan contundente. “Yo sólo recuerdo las protestas contra la guerra de Irak“, comenta Padilla.
“No debemos engañarnos, una movilización de un día no hace que las cosas cambien, pero sirve para tomar conciencia de que el cambio tiene que ser global. Los escenarios locales tienen sus características concretas pero los mercados son capaces de imponer sus políticas a nivel global, por eso la resistencia tiene que articularse también a nivel global“, explica.
Por eso, el 15-O tiene como objetivo “demostrar en España que el movimiento 15M sigue vivo y que en el mundo hay un cambio de conciencia“. Sin embargo, Padilla reconoce que queda mucho por hacer y que lo importante “no es solo el 15-O, si no también el 16-O, el 17-O… el verdadero trabajo viene después“.
En los cinco continentes
Tras prender en los países árabes del norte de África y extenderse a España con el movimiento 15-M, la llama ha crecido ya en los cinco continentes. En EEUU, el movimiento ha adoptado un nuevo lema, propuesto para el seguimiento en Twitter de las manifestaciones, aún más contundente que los anteriores: “We are the 99%” (Somos el 99%). La élite a la que apuntan, ese 1%, tendrá que escucharlos el próximo sábado.
“Los poderes trabajan para el beneficio de solo unos pocos, ignorando el deseo de la gran mayoría y el precio que, tanto los seres humanos como el medio ambiente, tenemos que pagar”, explican en la web que los indignados han creado para coordinar esta acción no-violenta a nivel global. “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros, no nos representan“, denuncian.
“Es la hora de que nosotros nos unamos. Es la hora de que ellos escuchen“, concluyen en un mensaje dirigido a activistas de todo el mundo.
Ni siquiera China se libra de la protesta indignada, con Hong Kong y Taipei como las primeras ciudades confirmadas. En EEUU y Europa las convocatorias se cuentan por cientos y, en Latinoamérica, Brasil será la que vea mayor número de movilizaciones.
Los países protagonistas de la primavera árabe, como Egipto, Túnez o Maruecos, también tendrán sus manifestaciones. Israel tampoco se libra: las localidades de Tel Aviv, Jerusalén y Haifa tendrán su ración de indignación.
Centenares de personas
‘toman la bolsa’ en España en apoyo
a la acampada frente a Wall Street
Las protestas se han sucedido en ciudades de todo el mundo contra lo que denominan “golpe de Estado” de los mercados financieros.
Kaos. Que la crisis la paguen los ricos | Agencias
Más de un centenar de personas, convocadas por los indignados del 15-M, se concentran desde este mediodía en las inmediaciones de la Bolsa de Madrid para protestar por lo que denominan “golpe de Estado” de los mercados financieros, sumándose así a la iniciativa Occupy Wall Street.
Con su presencia, los asistentes responden a la convocatoria del Grupo de Trabajo de Economía de Sol, uno de los grupos creados por los ‘indignados’ del movimiento 15-M, que llamaron a los ciudadanos a concentrarse este sábado frente a la sede de la Bolsa de Madrid tras conocer la iniciativa norteamericana de acampar junto a Wall Street.
Los ‘indignados’ de Nueva York acampan este sábado frente a la Bolsa de esta ciudad para demandar una economía al servicio de las personas, la regulación de los mercados financieros, la limitación de su influencia sobre la vida política, la creación de una banca pública y un reparto equitativo y justo de la riqueza.
Estas personas han enfocado esta jornada, bautizada como ‘Toma la Bolsa’, no como una acampada, sino, tal y como una de las integrantes del grupo de Economía del 15-M, como “un foro social de aprendizaje y de reivindicación” con ponencias de profesores y expertos críticos con el actual sistema financiero.
Dispositivo policial
Este foro ha comenzado a desarrollarse cerca de la Bolsa, y no en las escaleras y en la plaza por la que se accede al edificio, tal y como pretendían los ‘indignados’, ya que la Policía no se lo ha permitido, aunque sí les ha dejado colocarse en uno de sus laterales junto al Paseo del Prado.
Ya allí, han coreado consignas como “FMI, déjanos vivir”, “Dictadura de los mercados” y otras que repiten habitualmente como “Vuestra crisis no la pagamos” o “Que no, que nos representan“.
Más tarde, uno de los miembros del 15-M de Sol, megáfono en mano, ha pedido a los asistentes que escribieran en unas bolsas de papel que les han entregado lo que pensaban sobre los mercados financieros y algunos han decidido ponérselas en la cabeza.
Y lo que piensan se resume en premisas como éstas: “La Bolsa o la vida”, “Cuidado con la cartera, estás en la Bolsa“, “Bancos sí; públicos y para sentarse”, “Somos personas, no índices bursátiles” o “Nadie les ha votado. Dejen de acosar y manipular nuestra democracia”.
“Hemos tomado la bolsa“, ha gritado por un megáfono uno de los ‘indignados’ para abrir la jornada, precedida por una gran pizarra que decía: “17-S. Toma la Bolsa. No al golpe de Estado de los Mercados Financieros“.
Detrás, otros hacían rodar una gran moneda de un euro, denunciando así también la “especulación” bursátil.
Durante esta jornada reivindicativa se expondrán ponencias sobre “el funcionamiento de la Bolsa y los derivados financieros. El hambre y la especulación“, sobre la economía real y la especulativa, los paraísos fiscales, los oligopolios y la crisis energética.
Además de estas charlas, también se planearon distintas acciones simbólicas para poner de manifiesto el “sometimiento de la población a la dictadura de los mercados financieros con la connivencia de los representantes políticos”.
En todo el mundo
También se han previsto conexiones en directo con el resto de ciudades que hoy participaran en esta jornada. A la iniciativa de Nueva York se han sumado ciudades como San Francisco, Los Ángeles, Seattle, Toronto, Atenas, Berlín, Frankfurt, Stuttgart, Lisboa, Milán, Tel-Aviv y Viena.
Y en España, además de los ‘indignados’ de Madrid, han mostrado su apoyo a “Occupy Wall Street”, las asambleas de Valencia, Bilbao, Barcelona, Santander y Las Palmas.
Tres años de crisis, tres meses de indignación
Josep Maria Antentas yEsther Vivas / Público (ed. Catalunya)
Nos acercamos al tercer aniversario de la quiebra de Lehman Brothers y del estallido formal de la crisis, “una racionalización irracional de un sistema irracional” como nos recuerda el geógrafo David Harvey.
En el momento del crack del sistema financiero, los dueños del mundo vivieron un breve momento de pánico alarmados por la magnitud de una crisis que no habían previsto, por su falta de instrumentos teóricos para comprenderla y por el temor a una fuerte reacción social.
Llegaron entonces las vacías proclamas de “refundación del capitalismo” y los falsos mea culpa que se fueron evaporando, una vez apuntalado el sistema financiero y en ausencia de una explosión social.
Se entró así en una nueva fase en la que, con la crisis y el déficit como pretexto, las políticas aplicadas en el conjunto de la Unión Europea han buscado recortar los derechos sociales, infligir una derrota histórica a los trabajadores y reforzar los mecanismos de dominación de clase.
Para los poderes económicos las regulaciones sociales que aún existen en el viejo continente son un freno para la competitividad internacional de la economía europea y un molesto peso en la espalda del que se quieren deshacer.
Las medidas del gobierno Zapatero desde mayo de 2010 y los recortes del gobierno de Mas, en Cataluña, el “gobierno de los mejores” (con las tijeras), se inscriben plenamente en esta dinámica general.
Llegaremos al tercer aniversario de la crisis con una sensación ambivalente.
Por un lado, tenemos la cruel constatación de la magnitud de la tragedia y los graves efectos sociales de un descalabro económico que, lejos de haber quedado atrás, amenaza con agravarse con la aceleración de las turbulencias financieras internacionales, en un contexto donde las clases dominantes manifiestan una virulenta determinación por hacernos pagar a todos el coste de su crisis.
Por otro lado, sin embargo, llegamos a este punto con la alentadora evidencia de que, finalmente, la revuelta social contra un estado de cosas intolerable ha comenzado.
Efectivamente, si el movimiento del 15M ha transmitido algún mensaje, éste es el de la esperanza, ante el desánimo y el pesimismo, en la capacidad colectiva de cambiar las cosas y de poder ser sujetos activos, y no meros objetos pasivos de las necesidades del capital y su lógica del beneficio y la competencia. La indignación es, precisamente, como señalaba Daniel Bensaïd, “lo contrario del hábito y la resignación”.
La esperanza que el movimiento ha traído a aquellos que quieren “cambiar el mundo de base” es directamente proporcional a la inquietud que ha generado en los grupos dominantes de la sociedad, abruptamente interpelados por un nuevo actor que desafía su monopolio sobre los asuntos colectivos y la vida pública y cuestiona las definiciones oficiales de la crisis, que presentan una visión unilateral e interesada.
El 15M y la política dominante representan dos lógicas diferentes, irreconciliables. Por un lado, la aspiración a la justicia social y a una democracia real en el sentido más amplio del término, es decir, a la capacidad de decidir sobre el propio destino.
Por otro lado, los dictados de los intereses empresariales y el imperio del beneficio privado.
Ambas marcan dos hojas de ruta antagónicas para nuestra sociedad. Nuestro futuro será muy diferente en función de qué prevalezca.
En sus tres meses de existencia, el movimiento ha significado un fuerte proceso de politización de la sociedad, de reinterés por los asuntos colectivos y de reocupación social de un espacio público usurpado cotidianamente por los intereses privados.
Ha significado un aprendizaje colectivo del ejercicio de la democracia y la autoorganización.
Nos ha enseñado a comenzar a “aprender a desaprender” para deshacernos de las ideas hegemónicas sobre la realidad y ha contribuido a difundir un “sentido común alternativo”.
La marea de indignación movilizada no ha alcanzado todavía suficiente fuerza para detener las políticas en marcha, si bien ha logrado algunas victorias concretas, aunque defensivas, importantes como la parálisis de muchos desahucios y el debilitamiento de la aplicación de las ordenanzas del civismo.
Todo ello, no es un mal balance para un movimiento que, guste o no, está apenas empezando a demostrar lo que es capaz.